23/12/2019 - 22:03
La Navidad de los jubilados
En el gobierno y fuera de él, el kirchnerismo hizo política con los jubilados. Ahora le toca al revés.
Alberto Fernández con un grupo de jubilados en Casa Rosada.
N de R La Misère Porc:
Es muy lamentable, pero ningún jubilado decente se puede haber prestado para esta foto. Es más que lamentable, aprovecharse de los viejos, a menos que sean peronchos.
Ricardo Roa
Del editor al lector
Son días de compras y de brindis por las fiestas y para pensar y preparar vacaciones. Y días en los que también se cuelan el dólar turista, el impuesto a los bienes personales y las jubilaciones. Ningún brindis por este lado.
La ley de emergencia aprobada de apuro y casi sin discusión tiene eso y bastante más que eso: limpia el terreno para negociar con el Fondo y con los acreedores privados. Por eso suben los bonos y la Bolsa. Sube el blue por las vacaciones y porque es el único dólar disponible.
La mayor polémica del maxi paquete gira alrededor de las jubilaciones: congeló la movilidad, le dio dos bonos a los que perciben haberes más bajos y postergó a la mitad de los jubilados que no cobran la mínima. Debían recibir aumentos en marzo y en junio que juntos redondearían casi un 28%. Recibirán otra cosa y por decreto.
Y si a discriminar a esta mitad la llaman solidaridad, ¿cómo llamar a judiciales, diplomáticos, ex funcionarios y los otros que no van a sufrir ningún cambio aunque cobran jubilaciones de privilegio? Privilegiados. Fernández prometió meterse con este tema más adelante. Por ahora, la ley es la ley.
Fernández habló de un sistema desfondado sin decir una palabra sobre las tres millones de jubilaciones y pensiones que Cristina Kirchner otorgó sin aportes o con aportes parciales. Esta es una parte central del problema. Otra: la política de tocar sobre todo los mínimos, que aplicaron Duhalde, Kirchner y la propia Cristina y que derivó en una montaña de juicios contra el Estado. El más famoso es el caso Badaro, que llegó a la Corte y que la Corte le dio la razón.
Cristina después pegó un volantazo y con Boudou de ministro frenó los aumentos por decreto y los ató a una fórmula matemática basada en la inflación, los salarios privados y la recaudación de la ANSeS. Pero el agujero de los lentísimos juicios ya estaba abierto.
La fórmula duró hasta diciembre del 2017 cuando Macri, en medio de cascotazos y del debate del pacto fiscal con las provincias, la cambió por otra no bien ganó la elección de medio término. Fijó dos aumentos anuales automáticos: el 70% por inflación pasada y el 30% por salarios.
Por esta fórmula, fue acusado de hambrear a los jubilados. La plaza del Congreso se convirtió en un campo de batalla con militantes kirchneristas y de izquierda. Las piedras volaban contra policías de la Ciudad que sólo tenían la orden de aguantar. Fue el día en que un ex candidato a diputado nacional por Santa Fe aún prófugo apareció con una escopeta tumbera.
Macri quiso ajustar todo por inflación pensando que la inflación iba a bajar. Pichetto y el peronismo incluyeron el índice salarial pensando que los salarios iban a subir. Ahora Fernández dice que esa fórmula del 70/30 lleva a la quiebra del sistema y busca cambiarla.
Un año antes, Macri había lanzado el blanqueo y junto con el blanqueo la reparación histórica para frenar la avalancha de juicios. Ofreció indemnizar a los que habían hecho juicio y a los que no. Un millón se adhirió. Otros siguieron litigando.
De unos 8 millones de jubilados y pensionados, sólo menos de la mitad, 3, 7 millones, han completado sus años de aportes. 2,8 se sumaron a través de moratorias y un millón y medio cobran pensiones no contributivas. Son, fuera de cualquier discusión, las cifras que marcan la profundidad de la crisis y que marcan un sistema hace rato insostenible.
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