domingo, 28 de febrero de 2016

PRONTUARIOS K (5)


Macri prepara un discurso sin ahondar en la herencia recibida y con eje en las propuestas



DOMINGO 28 DE FEBRERO DE 2016

Tras un debate interno, se optó por sólo hacer un "diagnóstico"; no se esperan anuncios.



LA NACION























Foto:Archivo/Captura tv Casa Rosada


 El debate quedó instalado. Un sector, más político, creía que Mauricio Macri debía dedicar buena parte de su discurso en la Asamblea Legislativa a contar con detalles la situación económica con la que se encontró desde que llegó a la Casa Rosada. Otro, más pendiente de los sondeos de opinión, los focus groups y la comunicación fina, apostaba su pleno a otro estilo, de mirar hacia adelante.

La última palabra la tuvo el Presidente, que finalmente se volcó por una salida intermedia. Según confiaron fuentes del entorno más cercano a Macri, su mensaje, pasado mañana, tendrá un repaso y diagnóstico del estado de las cuentas públicas, aunque no será el eje central, sino un tercio del discurso, que el Presidente completará con la propuesta legislativa para este año y un punteo de sus próximos pasos en la gestión.

A su regreso de Roma, Macri afinará junto al jefe de Gabinete, Marcos Peña, los detalles o agregados, pero los asesores presidenciales ya tenían lista el fin de semana la línea directiva de las palabras que pronunciará, que tendrá por escrito.

En ese tironeo interno por imponer una postura, los aliados radicales de Cambiemos no se privaron de exponer sus exigencias y el miércoles pasado, tras el retiro que hicieron en Luján, plantearon abiertamente la necesidad de que Macri expusiera con lujo de detalles la famosa "herencia kirchnerista", que calificaron como una "verdadera hipoteca".

Era, en rigor, la misma opinión que tenía el sector más político que rodea al Presidente, entre ellos el titular de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, y el ministro del Interior, Rogelio Frigerio. "Yo haría un discurso largo contando todo", se sinceraba un funcionario del ala que pretendía darles mayor difusión a los datos negativos de la gestión anterior.

Del otro lado, Peña y el asesor comunicacional Jaime Durán Barba se volcaban por imprimirle a la escena otro estilo, en línea con lo que fue la campaña propositiva del macrismo.

La estrategia no era contraria a lo que opina el resto, pero iba por otro lado: ellos creen que el relato antikirchnerista se instala de otro modo y con otros tiempos, con hechos que el común de la gente percibe fácilmente. Los dos son poco proclives a los discursos largos y cargados.

El debate sobre lo que debería incluir el discurso presidencial de alguna manera replicó las internas que se viven dentro del gabinete. En el sector que responde a Peña incluso se sorprendían ante la presión que creen que tanto políticos como medios ejercen para que el Presidente cuente lo que encontró. "¡Si es lo que Macri hace todos los días!", responde un funcionario, asombrado.

Asesorado por su equipo de comunicación, que tiene al ministro coordinador como cerebro, el Presidente se mantiene en esa línea. En cada discurso se encarga de destacar siempre su visión de cómo encontró la economía.

Lo hace con frases sencillas, sin detalles. "Eso es lo que penetra, no tanto que hablemos en términos técnicos", aclaran quienes defienden esa estrategia.

Para el kirchnerismo, que Macri hable de la herencia significa la justificación de un ajuste en la economía. Para el ala política más radicalizada de la sociedad que gobierna, se trata de exponer la parte negativa del estado de las cuentas públicas.

Los que apuestan a otro modo de comunicación resaltan la necesidad de hablarle a la gente en líneas más generales sobre la situación que se encontró, pero sobre todo prefieren resaltar lo que van a hacer.


Siempre hacemos mención al estado en que encontramos el país. Va a haber un repaso y un diagnóstico, pero el discurso no va a estar centrado en eso. Es apenas una parte", informó a LA NACION uno de los más cercanos colaboradores del Presidente.
El mensaje ya está escrito. De eso se encargan Peña y el equipo de comunicación bajo su mando, además del secretario general de la Presidencia, Fernando de Andreis.
La idea que se terminó imponiendo es que Macri hablará de cómo encontró los distintos organismos y ministerios en una primera parte, para después pasar a los ejes de su gobierno. Todavía no está definido si irán con algún eslogan que sirva para plantear comunicacionalmente el año.
Por supuesto, presentará los proyectos de ley por venir, como una nueva ley de defensa de la competencia, que ya anticipó el secretario de Comercio, Miguel Braun.
La inflación será parte central del mensaje. Además, se presentarán los avances sobre el acuerdo con los fondos buitre (la derogación de la ley cerrojo y de la de pago soberano serán los primeros proyectos que entrarán) y se planteará la universalización de la asignación por hijo o la rebaja del IVA para los productos de la canasta básica, que ya fueron varias veces prometidos.
¿Anuncios? "No es nuestro estilo", explican en la Casa Rosada, pero nadie se anima a descartarlo.
El Gobierno le imprimirá a la Asamblea Legislativa la misma sobriedad que tuvo el 10 de diciembre. Están invitados todos los gobernadores, los integrantes de la Corte Suprema y el cuerpo diplomático.
En la calle, el macrismo también jugará su apuesta: ya se lanzó la convocatoria para la plaza Congreso, aunque en Balcarce 50 bajan las expectativas sobre la concurrencia, que sostienen, no será como el día de la asunción presidencial. Ése es el lugar al que irán los "voluntarios", como llaman a los militantes.

Las discusiones por los despachos

En la Cámara de Diputados, kirchneristas y macristas sostienen una amarga disputa por varios despachos del tercer piso. Se trata de oficinas que ocupa el kirchnerismo, pero que el presidente de la Cámara baja, Emilio Monzó, pretende para legisladores de otros bloques políticos. La mira de Monzó está puesta especialmente en el kirchnerismo duro.
El jueves, Monzó, a través de una nota del secretario general de la Cámara, Guillermo Bardón, pidió al FPV que entregara las llaves de los despachos 305, 307 y 340, ocupados por Máximo Kirchner y sus asesores; 315, 317 y 319, de Teresa García y su equipo; 329, de Carlos Kunkel; 313 y 338, donde funciona la sala Néstor Kirchner, y 313 bis, donde está el comedor.
En el kirchnerismo consideran una afrenta la decisión de Monzó y no quieren dejar las oficinas. Desde 1983, el PJ maneja el tercer piso del Congreso, mientras que la UCR hace lo propio con el segundo. "Es altamente significativo que la oficina que tuvo Néstor Kirchner sea una de las que se intentan desalojar, justo en el día en que habría cumplido años", declaró el jueves la diputada García. La cuestión todavía está irresuelta y se definirá la próxima semana.

Corrupción, cómplices y futuro





28/02/16

La columna de Lanata


Ahora que queremos suponer que el populismo está en retirada en América latina, es un momento inmejorable para preguntarnos por qué se quedó tanto tiempo. ¿Qué tuvimos que ver con Chávez, con Kirchner, con Cristina? ¿Qué tendremos que ver con Laclau, con Morales, con Correa?
En general, los países viven los momentos críticos como si, de pronto, un grupo llegara en un ovni a dominar a un montón de nacionales honrados. Es obvio: tenemos que ver con las cosas que nos pasan, de otro modo haríamos algo para evitarlas.
En uno de mis viajes a Venezuela (ahora no puedo volver porque la última vez fui detenido ahí por los servicios de inteligencia locales) alguien me dijo, hablando del país que antes era de Chávez: “Es que acá no había empresarios, había millonarios”. Eso hizo que me preguntara algo que deberán responderse los propios venezolanos: ¿De qué modo el propio país “creó” a Chávez, creó las condiciones para que Chávez se reprodujera y perdurara en el poder?
En todos los países hay monstruos de guardia, como las farmacias: la gente los llama cuando ve que sus deseos se volvieron excesivamente animales y más tarde, cuando brota demasiada sangre debajo de la alfombra, el público se golpea el pecho como una ancianita devota y perjura no haberlos conocido nunca. Pasó con los miles de desaparecidos en los setenta y ochenta. Sucede hoy, cuando quienes pedían censura ahora también tienen tapada la boca. Le pasó a Víctor Frankenstein cuando la criatura se dio vuelta y le hizo frente.
A la hora de hablar de valores y de convivencia, el mundo se vuelve complicado: es poco lo que podemos enseñarnos unos a otros, a lo sumo volver a aquella escena de “El huevo de la serpiente”, de Bergman, que transcurre en la Berlín de 1920 durante la República de Weimar: está todo tan perdido que el protagonista se cruza con un cura y el cura le dice: “Ya nadie puede perdonar a nadie, podemos perdonarnos los unos a los otros”.
Voy a hablar, entonces, desde el terreno de los relativos, incluso en lo que se refiera a la Argentina: nada bueno será lo único bueno; nada malo será lo único malo. Pronuncio esta charla en un país que le dio el voto a los negros en 1964 y en el que hoy un precandidato presidencial propone construir un muro contra los inmigrantes.
Llegué el lunes de Madrid, donde Franco gobernó cuarenta años, muchos de ellos al lado de Mussolini o Hitler. ¿En qué fuimos populistas? ¿En qué lo seremos aún? La mayoría de esas explicaciones se encuentran en nuestra historia, es tan obvio como eso: somos su resultado. Decía Woody Allen: “No me extraña que haya existido el Holocausto, me asombra que no haya vuelto a suceder”. ¿Habrán sido las llamadas por el politólogo Guillermo O`Donnell “democracias de baja intensidad” las que produjeron el populismo? ¿Las democracias poco democráticas? Muchos se negaron a ver entonces el resurgimiento de una especie de setentismo vacío, un brote anacrónico, estereotipado y dirigido a fanáticos: era el fracaso de los setenta que finalmente llegaba al poder, aunque en su versión moderna.
Así como algunas guerrillas buscaron alianzas con los narcos latinoamericanos, ahora otras guerrillas desarmadas buscaron alianzas con la corrupción estructural. La corrupción populista de estos años dejó al neoliberalismo en un juego de niños. Ernesto Laclau primero, y luego otros intelectuales “orgánicos” (en la más fiel acepción del intelectual soviético) le acercaron los elementos necesarios para controlar la secta: señalar a la prensa como el enemigo mortal, abolir toda historia que no fuera la escrita por ellos mismos, terminar con las preguntas y favorecer el diálogo directo del líder con la masa (curioso diálogo en el que la masa sólo puede aplaudir).
Lo de rebautizar países, obras públicas, movimientos, tiene su antecedente en el síndrome fundacional de toda dictadura. Es el mismo razonamiento que los lleva a considerarse la Nación, el país, el Pueblo. Recordaba Eduardo Galeano una conversación escuchada hace décadas en un tren de Quito, donde un señor comentaba a otro: “¡¡Usted no sabe cómo le pega!! ¿A la mujer? Sí, a la mujer. ¡¡La trata como si fuera el Estado!!”. El Estado es ese territorio de nadie que debe financiarnos por derecho, frente al cual nadie siente ninguna obligación.
Hablemos un segundo de Argentina, en verdad, de Buenos Aires, una ciudad que se fundó dos veces. ¿Alguien puede nacer dos veces? Buenos Aires lo hizo: fue fundada en 1536 y en 1580, con otra pequeña duda: a principios del siglo XX, el promotor del proyecto del puerto de Buenos Aires, Eduardo Madero, encontró en el Archivo de Indias que en 1535 Pedro de Mendoza, el fundador, estaba en España. Y no había entonces vuelos directos de Iberia. Desde aquella gaffe quedó 1536, aunque nunca se coincidió en el sitio: Parque Lezama, Humberto Primo y Defensa, Puente Uriburu, Escobar o Ingeniero Maschwitz. No deben preocuparse por esto último, porque, de todos modos, las actas de fundación se perdieron. ¿Un pequeño tropiezo para nuestra toma de conciencia del Estado?
La primera imagen gráfica de Buenos Aires, realizada por el cronista Ulrico Schmidel, es una escena de canibalismo: el fuerte fue rodeado por los indios. La segunda fundación salió desde Asunción del Paraguay y los españoles fueron minoría: Buenos Aires fue fundada por paraguayos. De los primeros setenta pobladores de Buenos Aires, en 1580 sólo cuatro eran peninsulares.
El segundo round tampoco fue muy heroico: llegaron y se fueron, como consta en crónicas de la época: “Se multiplicaban los animales abandonados; la gente usaba las tierras vecinas para llenar los desniveles de las suyas y se preocuparon, fundamentalmente, por dejarlas a su nombre para venderlas luego”. En menos de nueve años Buenos Aires estaba otra vez vacía. Un acta del cabildo de 1589 les solicitaba a los vecinos que dejaran a alguien en sus tierras.
Hasta el nombre del país resultó una broma cáustica: Argentum, el lugar donde no había minas de plata. No era un Estado lo que se formaba allá, en Buenos Aires. El Estado era el español, el que manejaba la política, la economía, y la vida a discreción. Y que tampoco –como un Estado moderno– estaba formado por iguales. La venta de cargos públicos (el eufemismo bajo el que se ocultaba era “donativo gracioso”) y la autorización de excepciones en un puerto semicerrado generaron una cultura en la que el desarrollo de un Estado era imposible.
A la vez, conscientes del origen ilegal de sus fortunas, los comerciantes de la época “ocultaban sus onzas para evitar la sorpresa de los jueces o la envidia de los vecinos. Sus procedimientos eran sencillos: se especulaba sobre el trigo, reservándolo en épocas de buenas cosechas para hacer subir los precios, realizando ganancias a costa del hambre de sus vecinos; vendían al contado, colocaban su dinero al 5% con garantía hipotecaria o compraban esclavos negros que explotaban hábilmente en los oficios ‘industriales’”, describe Juan Agustín García en “La ciudad indiana”.
“El apego al trabajo fue una rara avis en estas tierras: los españoles arribaron convencidos de su calidad de “hijosdalgos” aunque en verdad distaban bastante de poseer sangre azul. Ni bien desembarcaba el español en Indias, por más modesta que fuera su alcurnia, su primera preocupación era tener uno o varios sirvientes que le ahorraban el menor esfuerzo físico, hasta el mínimo de ir a buscar un poco de agua para tomar”, escribe Emilio Coni en “El gaucho”, en 1945.
De los diez mil habitantes de Buenos Aires en 1744, sólo 33 eran agricultores, mientras una minoría riquísima acumulaba riquezas en base al juego, al contrabando y al tráfico de esclavos. Fue precisamente alrededor del 1600 cuando se levantó en la ciudad la primera casa de juego, cuyo dueño era el Tesorero de la Real Hacienda, capitán Simón de Valdéz. El garito quedaba en la esquina de las actuales calles Alsina y Bolívar y, por supuesto, estaba a tope de funcionarios reales, traficantes y contrabandistas, al punto que debió ser clausurado al poco tiempo. Luego de ser eximido de prisión, Valdéz fundó su segunda “Casa de Trueques”, en un sitio encantador: un local anexo al Cabildo, protegido por la galería del edificio.
La Corona entregaba “concesiones” sobre la venta de determinados productos: mercurio, sal, tabaco, pólvora, riña de gallos y fijaba los precios: una gallina de Castilla, un peso y medio; un huevo, medio real de oro; un vino medio, un peso de oro, según la distancia del puerto hasta la taberna. Frente a la política de la discreción tiene más valor la agenda que el diccionario. Importará conocer a determinadas personas y poder negociar con ellas, ellas transferirán parte simbólica de su poder al gestor favorecido. La ilegalidad aportará, de suyo, un compromiso mayor, la idea de secta o mafia o club privado.
La versión brutal y cotidiana de aquel ejercicio colonial es lo que hoy llamamos clientelismo: sirve para que tu hijo entre a una escuela, para que te regalen un colchón o un empleo en el Estado municipal. Antes se llamaban caudillos, ahora punteros. Curiosa coincidencia: así se llama también, punteros, a los que proveen drogas al por mayor a los dealers. La ley queda así condicionada a la presión de la costumbre: gira al calor del poder en estado de excepción.
Cuando hace algunos años publiqué mi libro en dos tomos “Argentinos”, un trabajo de divulgación histórica que abarcó desde el nacimiento del país hasta el primer gobierno de Néstor Kirchner, Argentina había dictado 177 leyes de amnistía en todas las áreas, impositiva, penal, civil, etc: 124 eran leyes y 53 decretos. En la historia del país había, entonces, 206 moratorias impositivas: perdones del Estado a evasores, 854 excepciones a distintos impuestos y 49 “pagos únicos y definitivos”, también 17 “pagos por única vez”.
¿Qué pasará ahora con Macri? ¿El país cambiará en 15 días? Escribí hace poco que éste no era un cambio, que podía ser, en el mejor de los casos, el comienzo de un cambio. Creo que los cambios rápidos no existen y, si suceden, vuelven al poco tiempo al estado inicial. Argentina enfrenta ahora un sacudón económico del que será difícil salir, pero se saldrá. El país es rico y siempre ha podido volver a ponerse de pie. No creo, por eso, que las preguntas fundamentales sobre Argentina tengan que ver con la economía o la llegada de inversiones, ya que el gobierno ha dado mensajes de previsibilidad. Creo que el problema de la Argentina es preguntarnos si seremos capaces de trabajar por un resultado que no vamos a ver.
Un país es un ejercicio de futuro que nace de dar; no se rige con las reglas de la Bolsa. Casi nadie en la Argentina hoy cree en la Justicia. Y hacen bien, la Justicia ha sido venal y corrupta. Nunca, en Argentina, los presidentes o los ministros han ido presos. Las causas se extienden durante décadas y finalmente prescriben o se cierran.
El gobierno de Cristina Kirchner ha sido el más corrupto desde la llegada de la democracia en los ochenta. Dejó, también, una grieta social profunda que se tardará en superar: una Argentina dividida, resentida, enfrentada. Existen causas de sobra para que Cristina esté detenida hace tiempo. Su libertad es un mensaje de impunidad. Hay más de 745 causas judiciales contra Cristina y miembros de su gabinete. ¿Argentina querrá ahora empezar a cambiar?
*Conferencia del autor en el CIGS (Center for International & Government Studies) de Boston, auspiciada por el David Rockefeller Center for Latin American Studies at Harvard University, la Nieman Foundation, Santander Universities y el HASS.

El encuentro de dos personas diferentes



DOMINGO 28 DE FEBRERO DE 2016


LA NACIONVienen de mundos y de formaciones muy distintas. El Papa se formó en la Iglesia latinoamericana más cercana a los pobres que a los poderosos, aunque nunca se dejó confundir por las teorías marxistas ni, mucho menos, por la insurgencia armada. Sintió cierta admiración por el Perón conciliador y patriarcal de los años 70. El Presidente nació y creció entre empresarios y se educó en la escuela del pensamiento liberal, aunque el ejercicio de la política lo sensibilizó frente a los sectores más vulnerables de la sociedad.Los dos se encontraron ayer por primera vez desde que uno es el jefe de la Iglesia Católica universal y el otro es el presidente de los argentinos. "El Papa fue extremadamente cordial", repitió luego el Presidente. "Aquí falta alguien", le recordó el Papa a Macri cuando vio a su esposa, Juliana Awada. Faltaba la hija del Presidente, Antonia, a quien Francisco tuvo varias veces en brazos. Ayer, por primera vez, un presidente argentino fue recibido como se recibe a los presidentes en el Vaticano, con el interminable boato de su ceremonial. Un dato que el Pontífice dejó caer, como al pasar, sobre la mesa. El Presidente se fue con la impresión de que el Papa podría visitar la Argentina en el primer semestre de 2017.Nunca se llevaron mal, al revés de lo que cuenta la leyenda urbana. Ni siquiera existió la diferencia tan evocada por la unión civil entre personas del mismo sexo, que Macri dejó que ocurriera en la Capital. Ésa no es una cuestión conflictiva para el Papa. "Son decisiones de los gobiernos para resolver problemas de la sociedad", decía el entonces cardenal Bergoglio. Sí lo es, en cambio, el uso de la palabra matrimonio para esas uniones.Sin embargo, la confusión tiene sus argumentos. El entonces cardenal Bergoglio debió endurecer su posición sobre la unión civil en la Capital luego de que su posición moderada perdió una votación en la asamblea episcopal (la única vez que fue derrotado en ese cuerpo). El sector conservador de la Iglesia argentina llevó el asunto a Roma y el cardenal temió que le cayera una intervención. Si eso hubiera sucedido, hoy no existiría el papa Francisco. Bergoglio endureció sus expresiones, entonces, por una cuestión interna de la Iglesia, no por un problema con Macri. Ése es el trazo verdadero de la historia.Hubo desde que asumió Macri la impresión de un papa distante del nuevo presidente argentino. ¿Existió esa distancia? El problema fue la comparación con los amores tan aparentes como estridentes del cristinismo con el Pontífice. Ni el Papa estaba dispuesto a seguir en el tren del amiguismo argentino, que sobreactuó la ex presidenta, ni Macri, por sus propias razones, quería imitar a Cristina Kirchner. Se vio entonces a un papa frío con Macri, pero el propio Presidente suele decir que nunca fue así. El nuevo estilo explica la protocolar formalidad del Pontífice en la foto de ayer con Macri, que impactó entre algunos argentinos. ¿Se avecina otra polémica absurda?Estamos ante un caso extraño. El Papa es el líder moral con mayor prestigio en el mundo, pero en su país, donde vivió 76 de sus 79 años, es donde más se lo critica. La imagen que algunos sectores tienen de él puede resumirse así: es un papa peronista al que no le gustó que ganara Macri. Más allá de aquellas juveniles admiraciones por el Perón viejo y consensual, lo cierto es que Bergoglio fue crítico del menemismo en los años 90 y se enfrentó con el kirchnerismo en la década posterior. Un supuesto peronista que despreció el poder durante 20 años. Un peronista imposible.Una de las certezas argentinas que más molestan en el Vaticano es la que afirma que el Papa recibió seis veces a Cristina. En rigor, la recibió en el Vaticano sólo tres veces, y las tres fueron iniciativas de la entonces presidenta argentina, no del Papa. Nunca el Vaticano (y el propio Papa) se molestó tanto como cuando Cristina apareció rodeada por La Cámpora con la algarabía de un viaje de estudiantes. Desde entonces, el Pontífice recibió a Cristina en el Palacio Apostólico, serio y estricto, y no en la residencia de Santa Marta. Las otras tres veces se vieron por iniciativas de presidentes latinoamericanos durante vistas papales (en Brasil, Paraguay y Cuba) y se limitaron a estrictos saludos en el altar luego de una misa.Esos antecedentes son los que explican la vocación del Papa (y del Vaticano) para reformular la relación de una manera más respetuosa y protocolar que la que existía. La única aspiración política de Francisco con respecto a su país se limita a dos postulados: que haya una mayor inclusión social y que se trabaje para pacificar a la sociedad. "El Papa no le pide otra cosa más que ésas a la política argentina", afirman fuentes seguras del Vaticano. Macri, a su vez, le llevó los principales objetivos de su gobierno: pobreza cero, narcotráfico y unión de los argentinos. Los objetivos de ambos no son distintos.El Papa le habló ayer a Macri del narcotráfico en el país, una de sus viejas obsesiones argentinas. "No sé cómo se pudo llegar a tanto en el país", le comentó. Y puso especial énfasis en la necesidad de luchar contra la corrupción. Vale la pena consignar un dato. Si bien lo que hace el juez Claudio Bonadio corre por su cuenta y orden, como haber llamado a declaración indagatoria a Cristina Kirchner, la relación de ese magistrado con el Papa es especial. Francisco recibió a varios jueces federales, pero es amigo personal de Bonadio desde hace 30 años.El Papa sabe que la sociedad argentina está herida. "Hay todavía mucho enojo en los dos lados", le dijo a Macri, y le pidió a éste un nuevo esfuerzo para reconciliar a los argentinos. Fue una alusión implícita a kirchneristas y antikirchneristas. El caso del regalo de un rosario a Milagro Sala expuso de nuevo la necesidad de pacificar al país. Sólo una sociedad muy fracturada puede interpretar torcidamente un acto de carácter sólo religioso. La polémica interpela a los argentinos más que al Papa. El antikirchnerismo cerril cree que el Papa lo traicionó con ese gesto y el kirchnerismo ciego está convencido de que es uno de ellos. El efecto de esa disputa entre fanáticos es un papa forzosamente derrotado. Él no puede ser propiedad de facciones en su país.Un papa increíblemente kirchnerista no le conviene ni al propio Macri. Por eso, el Presidente describió la discusión como una "interpretación errónea" de lo que hizo el Pontífice. El arzobispo Víctor Fernández, el prelado argentino más cercano a Francisco, dio una precisión clave para entender el gesto del Papa. Sala le envió una carta y Francisco le contestó con el regalo del rosario. No quiso responderle con una carta para no aparecer interfiriendo en la Justicia.El problema no es el rosario ni la persona de Milagro Sala; es la profunda división de la sociedad. El gesto del Papa se incrustó, además, en una discusión local sobre si Sala debe estar presa en esta instancia del proceso, cuando todavía no fue llamada a indagatoria ni mucho menos procesada. Aun cuando seguramente es culpable de muchas cosas, la arbitrariedad de esa prisión puede establecerse con sólo contrastarla con otros casos. Amado Boudou está tres veces procesado por delitos de corrupción. Anda libre por la vida. Ricardo Jaime está tres veces condenado a prisión por delitos de corrupción y sustracción de documentos. Está en libertad porque apeló esas decisiones. ¿Por qué el trato a Sala debe ser diferente?Macri sufre encerronas parecidas. El antikirchnerismo fanático tampoco le perdona al Presidente sus necesarios acercamientos con el peronismo. En Roma, el Papa y el Presidente descubrieron que están en situaciones parecidas, a pesar de que fueron formados por otros mundos y por otras culturas.
El Papa sabe que la sociedad está herida. "Hay todavía mucho enojo en los dos lados", le dijo a Macri, y le pidió un nuevo esfuerzo para reconciliar a los argentinos.

La brocha gorda y la brocha fina de Macri





28/02/16

Trama política

El Presidente ha dado un impulso virtuoso a la política exterior. En cambio, varias decisiones internas desnudaron problemas entre el objetivo pregonado y la ejecución.
La agenda internacional le ha permitido a Mauricio Macri disimular en este tiempo ciertos sofocones que le provoca la agenda doméstica. Aquellas luces parecieran brillar más de lo normal porque iluminan una nación que se había habituado a la penumbra. La visita del premier francés, François Hollande, fue la primera de un mandatario galo en casi 20 años. La anterior correspondió a Jacques Chirac en 1997. Inexplicable para una Argentina que en la última década hizo de la bandera de los derechos humanos una de sus políticas dilectas. Francia fue refugio para cientos de exiliados y socio inclaudicable cuando hubo que hurgar en el horror de los desaparecidos.
Antes de Hollande había pasado Matteo Renzi, el joven premier de Italia. La apertura al universo tendrá un punto culminante el mes próximo con la llegada de Barack Obama. El mandatario de Estados Unidos arribará en una fecha dolorosa para la memoria del país: estará el 24 de marzo, cuando se cumplan los 40 años del golpe militar que derivó en una dictadura sangrienta. Ni el Gobierno ni Washington desearían que esa coincidencia en el calendario ensombrezca el intento de reparación de un vínculo que se descompuso desde la participación de George W. Bush en la cumbre Iberoamericana en Mar del Plata, en 2005. Dependerá de la destreza diplomática de ambos países que no se hieran aquí susceptibilidades. Y evitar que la oportunidad se convierta en otra frustración.
El encuentro de Macri con Francisco en el Vaticano podría ser interpretado en doble faz. El Papa representa, sin dudas, el liderazgo mas potente del mundo en una época declinante en calidad moral y valor de la palabra. Pero Su Santidad, por procedencia, remite inevitablemente a la Argentina. En cada gesto y cada palabra. Quizás por ese motivo el Presidente incluyó a dos gobernadores peronistas (Juan Manuel Urtubey y Rosana Bertone) en su comitiva. El salteño exhibe el pergamino de haber establecido la educación religiosa en la escuela pública. La fueguina se opuso a la ley del matrimonio igualitario. ¿Un intento de golpe emocional al corazón de Jorge Bergoglio? El rostro del Papa, al menos ayer, no lo trasuntó.
La reunión arrojó una lectura sobre todo local. Macri necesitaba acortar la distancia que se había tendido con el Vaticano a partir de intensos rumores nunca debidamente aclarados. Primero aquel saludo sólo protocolar luego de su asunción el 10 de diciembre. Luego el presunto pedido de una audiencia no respondida cuando el Presidente viajó en enero al foro económico de Davos. Por último, la sobreinterpretación que se concedió al interés papal por la detención de Milagro Sala. La piquetera está presa, parece agravar cada día su situación judicial y simboliza uno de los lastres de la herencia kirchnerista: la del Estado casi clandestino, prepotente y extorsivo.
Aquella distancia que podrá estrecharse a partir de la cumbre de ayer pareció, tal vez, mas grande de lo que era por el trato que Francisco dispensó a Cristina Fernández, luego del trastorno que provocó a la ex presidenta su coronación como Papa. Ese lazo se selló cuando ambos se encontraron en el Vaticano mientras la administración kirchnerista atravesaba en marzo del 2014 una de las crisis económicas mas severas. Francisco enarboló una frase que brindó anclaje al entonces flameante poder presidencial: “Hay que cuidar a Cristina”, aconsejó. La dirigencia argentina (política, gremial, empresarial y social) hizo caso al mensaje en una coyuntura de elevada incertidumbre.
El encuentro con Francisco no persiguió otro objetivo que el de superar el presunto desencuentro. Con Renzi, Hollande y Obama la meta adquiriría otra ambición. Macri se propone hacer circular de nuevo a la Argentina en la escena internacional. También pedir socorro para ordenar el frente externo destartalado que dejó el kirchnerismo. En especial, el pleito con los fondos buitre cuya solución cercana demandará al país un esfuerzo financiero gigantesco en comparación con el que hubiera devenido de una negociación también ingrata pero cerrada a tiempo. Renzi y Hollande celebraron la posibilidad de este encauzamiento. El secretario del Tesoro estadounidense, Jack Lew, se estaría ocupando de ablandar a los usureros intransigentes.
La colaboración de aquellos tres fue posible por la estrategia urdida por el ministro de Hacienda, Alfonso Prat-Gay, y su secretario de Finanzas, Luis Caputo. ¿En qué consistió? En negociar de modo autónomo con los grupos de acreedores. Empezando por los pequeños que pretendían una solución. Prat-Gay apuesta a que el cierre total atenúe el descrédito argentino en el exterior y permita la llegada de capitales que ayuden a aliviar la situación interna. Donde la inflación tenaz, el amesetamiento productivo, la perentoriedad de un ajuste y las demandas sociales constituyen una combinación inquietante. Aquella apuesta andaría en una carrera contra reloj: ¿por qué razón fluirían con tanta rapidez los capitales hacia un país que desde hace décadas transita entre repetidos bandazos y la inestabilidad?
El macrismo supone haber trazado en el plano externo un primer círculo virtuoso. Ocurre que la misma geometría no siempre se replica en el plano local. “La brocha gorda anda bien. La brocha fina no tanto”, señaló un ministro. La ilustración apuntó a varias cosas. El Presidente anunció hace diez días una rebaja del impuesto a las ganancias. Pero aún no existe certeza sobre la cantidad de beneficiados. El Gobierno había fijado en 25% la pauta para iniciar las discusiones paritarias. María Eugenia Vidal venía pulseando en Buenos Aires con los docentes en torno al 24%. Pero el ministro de Educación de la Nación, Esteban Bullrich, comunicó un incremento superior que los maestros supieron traducir a un 40%. Aunque no fuera estrictamente así. Ese porcentaje quedó instalado y complicó la situación.
Vidal maldijo a Bullrich. La gobernadora bonaerense navegó en un dilema: no flexibilizar la oferta para no necesitar dinero que no tiene o debutar con un paro de docentes. La huelga no hubiera sido inocua tampoco para los sindicalistas. Macri prefirió no someterse tan temprano a ese albur. Vidal sorteó el conflicto subiendo su oferta el 10%. Requerirá para cumplirlo de una cuarta remesa extra de fondos del Gobierno nacional.
Le guste o no al Gobierno, ese desacople político podría acarrear otras consecuencias. Nadie supone que las paritarias de estatales o privados podrán respetar aquel 25%. Era el número de referencia inflacionaria proyectada por el macrismo para este año. Imposible de lograr con el alza de precios de enero y el que se vislumbra para febrero. De nuevo aquella alusión a la brocha gorda y la brocha fina. Una de las primeras decisiones del Gobierno fue restaurar el Instituto de Estadísticas y Censo (INDEC) que Guillermo Moreno, el ex secretario de Comercio, hizo trizas. Pero demasiado rápido estalló una diferencia entre su titular, Jorge Todesca, y la especialista Graciela Bevacqua. Esta funcionaria fue desplazada y abrió una grieta en la confianza previa indispensable para encarar la tarea. La crisis llegó al interior de Cambiemos y constituyó otro argumento que atizó el miércoles pasado la huelga de la CTA (Confederación de Trabajadores Argentinos) contra el Gobierno.
Esa movilización habría desnudado otro costado oficial quizás improvisado. La ministro de Seguridad, Patricia Bullrich, anunció el jueves 18 la puesta en marcha del protocolo antipiquetes, al cual sólo cuatro provincias dieron la espalda. Se dijo que ese mismo día había sido evitado un corte sobre el Puente Pueyrredón. La Capital fue nuevamente un pandemonio y el protocolo nunca apareció.
La Ciudad sería, justamente, un laboratorio experimental para esa medida. De los 6.805 cortes que registró la Argentina en el 2015, un promedio de dos o tres por día sucedieron en suelo porteño. El intendente tendría ahora una dificultad: recién inició el proceso de traspaso de la Policía Federal a su órbita. Debe hacer un empalme con la Metropolitana. Tarea menuda. No estaría para pensar en protocolos.
Esas pruebas de ensayo y error, en cambio, no correrían ya para el macrismo en su vínculo con la oposición. Macri escarmentó con aquel DNU por el cual pretendió imponer en la Corte Suprema a Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz. El peronismo lo obligó a retroceder. A partir de ese momento, aprendió a tomar el camino correcto: todas las negociaciones, incluso la de los docentes, han tenido como punto de partida la estación de los gobernadores peronistas. Así se tornaría más sencillo enhebrar acuerdos en el Congreso. Todos los DNU del inicio de la gestión presidencial han sido virtualmente aprobados. Con contraprestaciones: el 15% de coparticipación que Cristina dispuso por decreto irá finalmente a las provincias. Pero distribuido en cinco años. 
Tal orientación abriría expectativas a futuro. Al menos, si se decodificó debidamente el último plenario peronista. En el Congreso del PJ los mandatarios provinciales ratificaron la renovación de autoridades para mayo. Conformaron una junta electoral con prescindencia total del ultrakirchnerismo.
Allí fue posible observar a Carlos Zannini, todopoderoso hace apenas 70 días, deambular en silencio y soledad. Tampoco se oyeron siquiera menciones a Cristina. La ex presidenta deberá declarar en abril ante el juez Claudio Bonadio por aquella venta turbia del Banco Central de dólares a futuro. Pinturas de una época agotada. 

Dólar futuro: según Bonadio, el BCRA perderá $ 76.000 millones





28/02/2016

Maniobra con el tipo de cambio
La cifra surge de la información que le aportó el Central. El monto subirá si el valor del dólar sigue aumentando.
La saga del dólar futuro bien puede ser nuestra “The Big Short”. En la película que esta noche pelea por el Oscar, se cuenta la historia de un pequeño grupo de operadores del mercado financiero que apostaron (y ganaron) a que se pinchaba la burbuja inmobiliaria en los Estados Unidos, lo que ocurrió y desató la gran crisis de 2008. 
En la versión argentina, se trata de todo un mercado apostando a que se produciría una devaluación del peso. También ocurrió, y por ello el Banco Central perderá cerca de 76.730 millones de pesos. O tal vez más. La particularidad de lo que pasó acá es que el mercado jugó ayudado por el adversario, en este caso el propio Banco Central. En cierta forma: el mercado compró billetes de Lotería premiados. 
Lo que se sabe por ahora (según la información que tiene la Justicia es que por los contratos de diciembre 2015 y enero 2016 pactados en el Rofex el BCRA pagó 7.575 millones. Y por contratos aún abiertos (de febrero a junio) desembolsará al menos $ 39.879 millones. En el caso del MAE, el desembolso efectivo fue de 1.552 millones y el estimado , $ 27.724 millones. En total, por ambos mercados: $ 76.730 millones. Para llegar a esa cifra, el BCRA tomó los valores del dólar a fin de año y 31 de enero (para los contratos ya saldados) y los del 12 de febrero para los aún abiertos.
 Pero las cifras van a cambiar. De aquí en adelante dependerá del precio de referencia de cada vencimiento, que va variando día a día. Los cálculos de la infografía fueron realizados en base al dólar de referencia para los contratos de marzo a junio y a datos no oficiales sobre la cantidad de contratos. Por eso el monto a pagar varía con el que maneja Bonadio.
¿Cómo ocurrió?: hasta el 9 de diciembre, el Banco Central tenía contratos abiertos por cerca de 16.000 millones de dólares. El monto de los contratos (interés abierto, en la jerga) había crecido en forma exponencial a partir de setiembre. En ese momento el mercado se terminó de convencer de que la devaluación del peso sería inevitable tras el cambio de gobierno que se produciría el 10 de diciembre de 2015.
Negando lo que era una “fija”, el Central siguió vendiendo contratos a un precio promedio de $ 10,50, cuando el mismo contrato, afuera, se negociaba a cerca de $ 15. 
Pero el reloj de taxi del dólar futuro sigue corriendo. La factura que terminará pagando el Banco Central puede superar tranquilamente los 76.000 millones de pesos. El monto final dependerá del valor del tipo de cambio al final de cada mes, de acá al 30 de junio.
Es el efecto residual de la bomba de tiempo que dejó plantada el gobierno anterior, y que llevó al juez federal Claudio Bonadio a citar a declaración indagatoria nada menos que a la ex presidente Cristina Kirchner, al ex ministro de Economía y actual diputado Axel Kicillof, y al ex titular del BCRA, Alejandro Vanoli, entre otros.
El Central podrá lograr un ahorro debido a que ciertos contratos pactados en el Rofex sufrieron una quita. A los bancos que tenían contratos les aplicó otra quita: Sturzenegger les compró todos sus dólares a $ 9,6 y se los revendió a $ 13.
El día mismo que se liberó el tipo de cambio (18 de diciembre) el Central tuvo que pagar 45.000 millones al saltar el dólar de $ 9,82 a $ 13,76. Ese monto fue para compensar todos los contratos abiertos, desde diciembre hasta noviembre de este año. Pero las compensaciones crecieron porque el dólar siguió subiendo: llegó a $ 15,43 ayer.
Las operaciones toman el precio del dólar como referencia, pero se pactan y liquidan en pesos. Las compensaciones se realizan al final de cada día. Los desembolsos del BCRA son la única fuente de emisión de pesos. Solo al final de esta película se sabrá cuánto le costó al Central el último capricho financiero de Kicillof y Vanoli. 
 GUSTAVO BAZZAN

“justicia por mano propia”,

CARTAS Y NOTAS DE NUESTROS AMIGOS LECTORES

Publicado en Clarín


En los últimos años hemos conocido múltiples casos de “justicia por mano propia”, en los que un delincuente es reducido, golpeado y hasta matado por vecinos indignados ante un asalto o un arrebato. Este vandálico comportamiento de ciudadanos honestos se fundamenta en que se perdió confianza en la Justicia y en las fuerzas de seguridad, ya que vemos que muchos delincuentes reincidentes delinquen durante sus salidas transitorias del penal, o inmediatamente después del fin anticipado de su condena debido a una reducción de pena.
Si bien esto no es de solución sencilla, hay ciertas medidas que se podrían implementar a corto plazo: 1) Ser más cuidadosos al otorgar salidas transitorias y hacerlo sólo luego de un exhaustivo estudio y análisis, caso a caso, por equipos adecuados de psicólogos, abogados y especialistas. 2) La reducción de condena no debería ser definitiva, sino condicionada. 3) En los casos de reincidencia durante una salida transitoria o luego de la libertad por reducción de pena, debería volver a prisión por todo el período que originalmente determinó el tribunal, perdiendo a su vez los beneficios de salidas y/o reducciones. Y a más largo plazo, se debería: A) Construir nuevas prisiones seguras y decentes y, simultáneamente, adecuar las existentes para impedir la saturación y el hacinamiento. B) Separar en diferentes ámbitos a los reclusos más dóciles y recuperables de aquellos más díscolos y peligrosos para evitar la contaminación de los primeros. C) Implementar programas de capacitación y recuperación para aquellos reclusos que tengan condiciones, para reinsertarlos en la sociedad mediante planes ad-hoc.
Habrá otras medidas adecuadas, pero éstas serían efectivas porque se basan en el sentido común.
Pedro Bollo

Prioridad Macri: educación

CARTAS Y NOTAS DE NUESTROS AMIGOS LECTORES

Nuestro Amigo Silvio Pedro Pizarro, nos hace llegar el presente artículo del diario LA NACIÓN.


Herencia recibida: alpargatas sí, libros no. Que hagan papelones en su país, se puede digerir con bronca, pero que lo hagan en el exterior es una indigestión con pronóstico de vómito. Vergonzoso bochazo en Madrid de un atrevido camporista que se atrevió a presentar una tesis en el Instituto Ortega y Gasset.

 Errores gramaticales, atentados a la lógica y el infaltable recurso peronista y kirchnerista, ¡plagio!. Esto es un delito de lesa cultura que debe ser sancionado con rigor. Prisión perpetua en una biblioteca sin acceso a estupefacientes.
El estridente bochazo a La Cámporaen Madrid

El frustrado doctorando es Tomás Ottavis Arias, hermano del dirigente de La Cámpora José Ottavis. Las razones del bochazo fueron varias. Ilegibilidad por los errores gramaticales. Atentados a la lógica. Insuficiencia de bibliografía. Referencias a…

La fotografía, pertenece al Periodista de LA NACIÓN, Francisco Olivera, autor de la nota.

El patrimonio millonario de los investigados en la Causa Hotesur

CARTAS Y NOTAS DE NUESTROS AMIGOS LECTORES

Nuestro Amigo Pedro Bollo, nos envío la presente nota de Clarín del día 26 del presente.


Fortuna K
Desde Cristina a Lázaro Báez, pasando por Máximo Kirchner, y Osvaldo Sandelice. En la causa más sensible para los Kirchner, todos los investigados comparten algo: son millonarios.



















La causa Hotesur es la más sensible y preocupante para Cristina Kirchner, sobre todo ahora que el juez Daniel Rafecas se declaró incompetente en la investigación. La empresa propietaria del hotel Alto Calafate, es investigada por lavado de dinero. La investigación reúne a familiares, amigos y socios del entorno más íntimo de la ex Presidenta. Con diferentes roles, todo comparten algo: son millonarios. De Cristina a Lázaro Báez, siete investigados, siete fortunas diferentes: veamos quién es quién y cuánto aumentó su patrimonio declarado en la causa judicial.
El más rico de los investigados en la causa Hotesur, es el socio de los Kirchner, Lázaro Báez. Su fortuna es de $ 66 millones. El empresario K, que con Valle Mitre administraba el hotel Alto Calafate, propiedad de Hotesur, aumentó doce veces su patrimonio. En cinco años pasó de  $ 5.439.641,32 a $ 66,8 millones. En 2013 poseía 78 inmuebles por 15.3 millones y catorce empresas. Nada mal para un ex trabajador bancario, que en 2003 fundó su primera empresa y desde entonces, el crecimiento fue constante. Garantizó a Cristina ingresos por $ 14 millones alquilando habitaciones de sus hoteles, según reveló La Nación.


Quien le sigue en caudal de riqueza, es la ex Presidenta. Antes de retirarase de la Casa Rosada, Cristina Kirchner declaró un patrimonio -sin incluir a los hijos- de $ 64 millones. 
En 2003 sólo tenía bienes por $ 7 millones. Tras la sucesión de los bienes del ex presidente, la Mandataria declaró $ 39 millones, pero años después su incremento fue notorio: para 2012 superaba los $ 48 millones y se fue del Gobierno con una declaración jurada de$64.629.891. En 12 años la riqueza de la Presidenta creció un 843,25%. Dejó el poder con 26 propiedades, plazos fijos por $31 millones y, casi como un símbolo, se retiró de la gestión con una deuda de $12.640 con Báez.


El tercero en el “ranking” de millonarios en la causa, es el diputado nacional Máximo Kirchner. 
El hijo de Cristina, uno de los principales accionistas de Hotesur prácticamente duplicó su patrimonio en tres años. La herencia recibida de su padre, tras su deceso en octubre de 2010, le permitió tener bienes por $ 18.780.698,53. De ahí en más, el aumento fue constantes para el líder de La Cámpora. 
Para 2013 sus inmuebles ya tenían un valor de $ 10.042.770,55. En plazos fijos y dinero en cuentas bancarias en el país, declaró tener $ 11.728.498.
El año pasado presentó su primera declaración jurada como diputado nacional. En doce meses, sus bienes crecieron un 44,61%. Ante la Oficina Anticorrupción declaró tener $ 35.919.289. Desde 2011 su crecimiento fue del 91,25%, incorporando más de $17 millones en tres años.


A Máximo le sigue en fortuna, Martín Báez, hijo de Lázaro. Tuvo un incremento de 1.300%:  Pasó de $ 1.3 millones a $ 29 millones de pesos en cinco años.
Dueño de gran parte de las empresas que tejieron vínculos comerciales con Hotesur, en 2011 el joven empresario dio, sin explicaciones, el gran salto, de $ -1.511.770  a  $ 21.311.420. Incorporó un inmueble en la zona de chacras en Río Gallegos,  llegando a once propiedades. Declaró tener nueve empresas, una de ellas en sociedad con Cristina Kirchner, el hotel La Aldea.
En 2013, Martín Báez declaró tener inversiones en el extranjero por $10.660.000 y su patrimonio llega a la suma de $23.293.817,14. Su patrimonio en cinco años creció 13 veces.


A mucha distancia de los patrimonio anteriores, está Romina Mercado, hija de Alicia Kirchner.
La sobrina de Cristina, y presidenta de Hotesur, de $ 300.000 en su haber, elevó su patrimonio a $ 2,5 millones, lo que representa un incremento de 663%. Centró su principal riqueza en inmuebles: terrenos en El Calafate, departamentos en Capital Federal y una casa en Río Gallegos, de la que se desprendió hace unos tres años.


Finalmente, al final del listado está Ricardo Albornóz, escribano de confianza de Lázaro Báez y socio en varias empresas, es el último en el “ranking de millonarios” con $ 2, 2 millones a su favor
Fue presidente de Valle Mitre SRL, firma que gerenció tres hoteles de la Presidenta y también administraba Hotesur. En 2007 tenía un patrimonio de $ 598.525,86. Siempre tuvo participaciones sociales en Ewin Terra y Valle Mitre, empresa de Lázaro Báez que administró tres hoteles de Cristina Kirchner: Las Dunas, Alto Calafate y La Aldea de El Chaltén.
Con tres inmuebles (una casa en Río Gallegos y dos lotes en El Calafate), en 2013, sumó acciones en Dactulys SA y un título pública, el Boden 2015 por $30.900. Sus bienes al cierre de ese año eran de $ 2.273.355. Tuvo en cinco años, un incremento del 279,82%.