19 Nov/2019
La Iglesia siempre será perseguida por Satanás.
“Cuando viereis que la abominación de la desolación, que fue dicha por el profeta Daniel, está en el lugar santo, el que lee entienda. Entonces los que estén en la Judea huyan a los montes. Y el que en el tejado, no descienda a tomar alguna cosa de su casa. Y el que el campo, no vuelva a tomar su túnica… habrá grande tribulación, cuál no fue desde el principio del mundo hasta ahora, ni será. Y si no fuesen abreviados aquellos días, ninguna carne seria salva: más por lo escogidos aquellos días serán abreviados.” Evangelio de San Mateo XXIV, 15-22.
La Iglesia Católica fundada por Nuestro Señor Jesucristo es el arca de salvación, por lo cuál Satanás siempre busca destruirla, hacer daño, eliminar sus salvíficos frutos, por el odio que tiene a Nuestro Divino Redentor.
La parte más vulnerable en la Iglesia, es el elemento humano debido a su libertad, no está confirmado en gracia –salvo casos insignes y contados-, no hay dignidad eclesiástica que asegure la salvación eterna, porque Dios Nuestro Señor quiere la libre cooperación del hombre en la obra divina, para su mayor mérito en orden a su salvación eterna.
Santos, buenos y malos eclesiásticos siempre han existido en diferente proporción, algunos por debilidad, otros por oficio.
La Iglesia Católica en sus primeros años padeció la persecución sangrienta, la Iglesia de las catacumbas, de los mártires; una Iglesia perseguida con los poderes del mundo hasta extinguirla si pudiera ser, pero por la promesa divina continua su obra de salvación: “Y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella” Evangelio de San Mateo XVI, 18.
Roma perdió la fe, la Iglesia Católica continua siendo atacada sin descanso.
Por Providencia Divina en cumplimiento de las Sagradas Escrituras, Roma ha perdido la fe de una manera más que evidente, perversa, satánica con la supresión de la santa misa en 1969. La Iglesia ha sido eclipsada.
Gracias a Dios en diversas partes del mundo, la Iglesia Católica continua su obra salvífica, independientemente del nombre de las Congregaciones, hombres de Iglesia, circunstancias y particularidades de cada comunidad o mínima expresión, existe el Santo Sacrificio, la sana doctrina, los sacramentos verdaderos, la obra de Dios.
Cada sector, comunidad o mínima expresión de la Iglesia Católica en esta catástrofe universal, padece una persecución silenciosa, problemas de todo tipo, miserias humanas; feligreses buenos, débiles, mediocres y entregados a Satanás.
La Iglesia continua siendo perseguida, y continuará siendo perseguida en donde esté, con el número que la integre, siempre que sea la Esposa Inmaculada de Nuestro Divino Redentor.
El pequeño rebaño no es seguro o fortaleza inexpugnable a los ataques mencionados, independientemente de la intención y de las personas que integran cada sagrado altar; Satanás persigue a la Iglesia Católica ha muerte, esté donde esté:
"El diablo combate el Reino de Dios, el poderío de Dios, incondicionalmente." Michael Schmaus, Teología Dogmática, tomo II, página 274.
“Roma perderá la fe y será la sede del anticristo” Nuestra Señora de Lasalette, 19 de septiembre de 1846.
“Un gran castigo caerá sobre todo el género humano, no hoy, ni mañana, sino en la segunda mitad del Siglo XX. Ya lo había revelado a los niños Melania y Massimino, en “La Salette”, y hoy lo repito a ti, porque el género humano ha pecado y pisoteado el Don que había hecho. En ningún lugar del mundo hay orden, y Satanás reina sobre los más altos puestos, determinando la marcha de las cosas. El, efectivamente, logrará introducirse hasta la cumbre de la Iglesia;” Nuestra Señora de Lourdes, 1917.
El católico debe fortalecerse en la fe católica.
Debe tener cuidado de no corromper su fe, algo particular que se presenta es la humanización de la fe, poner la fe en los hombres de Iglesia, asirse a las personas que integran la Institución, llevando un grave peligro, pues las personas, aún el Romano Pontífice puede condenarse por el uso indebido de su libertad. No confundir la Iglesia con los hombres de Iglesia.
Lo interesante no es la doctrina del hombre, sino el Magisterio de la Iglesia, la doctrina inmutable de la Iglesia Católica, las fuentes citadas por los hombres de Iglesia engendran certeza de su apego a Jesucristo Nuestro Señor.
Los esbirros de Satanás utilizan el Evangelio, lo manipulan para desvirtuar la obra de Dios, por ello la fe debe ser cuidada y acrecentada intelectualmente con la gracia de Nuestro Señor:
“El diablo se sirve de palabras de la Sagrada Escritura y adopta una actitud fingida piadosa, señalando a Cristo un modo fácil de conquistarse las simpatías de la multitud, siempre amante de lo sensacional y espectacular: en eso consiste la tentación.” Michael Schmaus, Teología Dogmática, tomo II, página 278.
“Satanás llega al colmo de su actividad engañosa cuando convence a los que le siguen de que por amor a Dios, por amor al orden decretado y revelado por Dios, tiene que rechazar a Jesús. En este caso el diablo finge ser el guardián y defensor de santas revelaciones divinas. Hasta qué punto el diablo puede engendrar confusión en los espíritus, hasta qué punto está amenazado por el peligro de escandalizarse de Cristo el que no vive en el amor, sino que se halla dominado por el diablo, lo pone de manifiesto el hecho de que los judíos, sin negar las expulsiones de diablos ejecutadas por Cristo, las atribuyen a una alianza con los diablos. [Mt. 12, 22-32]” Michael Schmaus, Teología Dogmática, tomo II, página 281.
“Mas aún cuando nosotros, o un Ángel del cielo os evangelice fuera de lo que nosotros os hemos evangelizado, sea anatema. Así como antes lo dijimos, ahora también de nuevo lo digo: Si alguno os predicare fuera de lo que habéis recibido, sea anatema.” San Pablo a los Gálatas I, 8.
“Verdad es, que algunos predican a Cristo por envidia y porfía: mas otros también lo hacen con buena voluntad”. San Pablo a los Filipenses I, 15.
“Y luego que los trajeron, los presentaron en el concilio: y el príncipe de los sacerdotes les preguntó, diciendo: Con expreso precepto os mandamos, que no enseñéis en este nombre, y ved que habéis llenado Jerusalén de vuestra doctrina: y queréis echar sobre nosotros la sangre de ese hombre. Y respondiendo Pedro y los Apóstoles, dijeron: Es menester obedecer a Dios antes que a los hombres” Hechos de los Apóstoles V, 27-28.
“Una cosa es lo que ‘debe’ ser y otra lo que es en realidad. Hay obispos santos, muy santos, así como hay obispos pecadores, muy pecadores. Ni el Papa, cuya prerrogativa de su infalibilidad didáctica, para preservar la ‘inerrancia’ de la Iglesia, nosotros confesamos como dogma de nuestra fe católica (supuestas las cuatro condiciones que establece y aclara el Concilio Ecuménico Vaticano I), es personalmente ni impecable, ni infalible. En la cátedra de San Pedro se han sentado grandes santos, pero también insignes pecadores.” Pbro. Dr. Joaquín Sáenz y Arriaga, 'Sede Vacante', página 4.
“Confundir las instituciones con los hombres, querer santificar al Papa, por el mero hecho de ser Papa, es ponerse en peligro de caer en una ‘Papolatría’, muy ajena a la verdad revelada”. Pbro. Dr. Joaquín Sáenz y Arriaga, 'Sede Vacante', página 20.
“Una cosa es la Iglesia y otra muy distinta los hombres que forman parte de la Iglesia… los hombres –cualquiera que sea su jerarquía- son, por naturaleza (a no ser que estén confirmados en gracia) frágiles, falibles, expuestos a caer en las mayores miserias, como nos lo enseña la Historia de la Iglesia.” Pbro. Dr. Joaquín Sáenz y Arriaga, 'Sede Vacante', página 3.
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