sábado, 13 de febrero de 2016

Barrionuevo acertó: "Mucho salario, poco empleo"




13 febrero 2016

UN BAÑO DE REALIDAD


El sindicalista Luis Barrionuevo, de gastonómicos, hoteleros y turismo, es conocido por sus declaraciones frontales, que a menudo resultan hasta polémicas. A veces él tiene imitadores, de menor vuelo. Es el caso del carnicero Alberto Samid. En esta ocasión Barrionuevo explicó sus conclusiones luego de la visita a la Casa Rosada, y dijo lo que Mauricio Macri no puede decir.


Luis Barrionuevo inició un debate muy interesante.

por EDGAR MAINHARD

La sociedad debe iniciar el proceso sociocultural denominado, genéricamente, deskirchnerización: la revisión de una cantidad de mentiras que, durante laDécada Maldita, ganaron el mote de 'verdades' y fueron incorporadas al 'relato'.
Ya se conoce que en ese compendio de absurdos, la inflación no existe, la inseguridad es una sensación, la represión del delito está mal, la disciplina fiscal es cosa del FMI, los acreedores que quieren cobrar son buitres, los empresarios son o ladrones o malos, los desaparecidos fueron 30.000, la compra de dólares es traición a la patria, el Estado es para dar trabajo a los militantes, la corrupción es un invento de los opositores...
Uno de los pilares del kircherismo consistió en negar, entre 2003 y 2015, la distorsión de precios relativos: por ejemplo, que las tarifas de servicios públicos y otros precios no transables en el mercado externo fueran atrasados por el Estado, luego de la devaluación del peso de 2002, como demagógica herramienta antiinflacionaria, acumulando una presión terrible para el futuro, y generando desequilibrios en el resto de la estructura de precios.
Otra kirchnerización fue el concepto de que 'el derrame'de riqueza no existe y la redistribución del ingreso debe ser forzada por el Estado en nombre del 'bien común superior': favorecerá la demanda agregada. Por lo tanto, los mecanismos convencionales para la redistribución del ingreso -calificación de mano de obra, modernización de procesos, productividad, competitividad- fuerondesautorizados. Para eso estaba el lamentable ministro de Trabajo llamado Carlos Tomada.
Los K decidieron ignorar, en un gran 'lapsus' colectivo, que estas decisiones provocaban consecuencias: tasa de inversión decreciente hasta volverse inexistente, notoriodeterioro de la infraestructura productiva y crisis en la contratación de empleo privado.
Durante gran parte del período K, el mercado de trabajo pasó a depender o del empleo público o del empleo eventual.
En el interín, explotó la inflación, consecuencia de las graves irregularidades en la gestión de la macroeconomía, que tuvieron como hito la pérdida de los superávits gemelos (comercial y fiscal). Gran deslizamiento de precios y prohibición de despidos, el empresario desinvertía, bajaba la calidad del producto, buscaba cómo hacerle pagar al consumidor tanto desquicio.
La herencia la recibiría cualquiera que gobernara el mandato 2015-2019, que luego de la doble derrota de Cristina en 2013 ya se sabía que no sería ella.
El gremio de los docentes, que ha perdido (y habría que reincorporar a su convenio laboral con el Estado), exigencias tales como la capacitación obligatoria y la evaluación de rendimiento, comenzaron a instalar que la clave de las concertaciones colectivas son el índice de ajuste de salarios. No es cierto. Las convenciones colectivas tienen que resultar un proceso mucho más profundo y abarcativo.
Otros sindicalistas imitaron a los docentes, comenzando por Hugo Moyano, que consideró que en las paritarias era el momento de obtener parte del resarcimiento de los Kirchner, cuando eran socios, por el apoyo político que les brindaba. Por supuesto que el concepto alienta la distorsión de precios relativos: ¿cuánto vale la hora por conducir un camión? ¿El salario del chofer o la retribución política presidencial a Moyano?
Ese proceso de graves irregularidades se acumuló y profundizó, y los sindicalistas lo saben. Podrá decirse mucho o demasiado de los sindicalistas pero nunca que son o tontos o poco perceptivos. Nadie llega a controlar un gremio si no cuenta con gran capacidad de comprensión y anticipo de los conflictos y otras situaciones. Mucho menos puede permanecer ahí toda la vida.
Entonces, hay que reflexionar cuando Barrionuevo dice:"Estamos en una situación difícil en la cual el Presidente necesita un tiempo y nosotros se lo tenemos que dar, sin perder nuestros objetivos, pero no vamos a hacer terrorismo. Vamos a discutir las paritarias libremente pero hay que ser racionales y cuidar el empleo".
Su entrevistador, Marcelo Longobardi, por Radio Mitre, enseguida supo a qué se refería Barrionuevo: la tasa de empleo es el límite de la negociación salarial, siempre. No ocurrió durante los años K porque ellos decidieron romper todas las barreras en un escape hacia adelante que concluyó, por ahora, con Cristina en El Calafate. Habrá que ver más adelante en qué condiciones pasa por Comodoro Py... Pero el dequicio no es una situación sustentable. La Argentina debería recuperar laracionalidad y de eso se trata la deskirchnerización
Hoy día, la economía argentina, con su estructura de precios distorsionada, es muy cara en términos internacionales (¿acaso nadie percibe que hay pocos turistas?) pero no ofrece una calidad de vida equivalente.Urgente24 siempre opinó que la reforma monetaria era la política de shock más expeditiva y menos costosa socialmente para cambiar tanta locura, pero la Administración Macri ha elegido un gradualismo que se extiende a los 4 años del mandato de Macri y que reclamará debates y definiciones muy intensas.
El reordenamiento llevará, entonces, tiempo. Pero si la paritaria comenzará por aplicar un número de ajuste en función de una inflación disparatada, no resulta un buen comienzo para reordenar. Hay que mirar el combo, no sólo un artículo. Por supuesto que hay que ajustar los salarios pero los conceptos tienen que ser otros porque hoy día tampoco habrá la amenaza política K contra el empleador, y los sindicalistas saben bien cómo termina la historia. Es muy interesante que quien lo explique sea un sindicalista ya que nadie se atreve en la Administración Macri.
Por ejemplo, que no se devaluó la moneda todo lo que debía devaluarse, para preservar el valor del salario y no desproteger al trabajador. Fue un costo que pagó la Administración Macri y no supo/no quiso/no pudo aún explicar en público. Y ese es el enojo gubernamental (la falta de comprensión, que sí la tienen sindicalistas como Barrionuevo) con, por ejemplo, los supermercados que dicen que no fijan precios cuando se los imponen hasta a las agroindustriales multinacionales.
Muy interesante algo más que dijo Barrionuevo: "A los ñoquis y a los que no trabajan en el Estado hay que echarlos a todos. Creo que son 200.000 contratados". Como buen peronista, recitó: al enemigo, ni Justicia.

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