19 / 08 / 2013
Cristina, las Seychelles y lo que no contó Jorge Lanata
Finalmente, el gobierno terminó confirmando lo que quería relativizar: que Cristina había estado en las Islas Seychelles. No es poco: se trata de un paraíso fiscal que aparece claramente relacionado con operaciones sospechosas que llevó adelante Federico Elaskar, supuesto financista “no oficial” K.
Jorge Lanata sacó de quicio a la presidenta
de la Nación luego de presentar un informe que cuestionó el viaje de esta última
a esa zona geográfica, fuera del cronograma
oficial.
El comunicado que presentó el gobierno,
sumado a los enfurecidos tuits de sus funcionarios, provocaron más suspicacia
que otra cosa. ¿Era necesario salir a injuriar a un periodista de la manera
en que se lo hizo? ¿No es contradictorio que lo haga el mismo gobierno que
despenalizó las calumnias e
injurias?
El documento gubernamental es contradictorio
y pone a Cristina en una posición incómoda, ya que demuestra que existe una real
preocupación de la mandataria por las investigaciones de Lanata.
Por otro lado, sorprende el hecho de que no
exista una denuncia penal concreta contra el periodista o El Trece TV. Si hay un
delito, como dice Oscar Parrilli, ¿por qué no canalizarlo a nivel
judicial?
Es bien cierto que el programa de Lanata
dejó sabor a poco, con poca evidencia concreta que vinculara a Cristina con las
sociedades off shore de las Seychelles.
Sin embargo, el comunicado de Presidencia de
la Nación desmiente apenas el 30% de todo lo que denunció Periodismo Para Todos,
haciendo foco principalmente en el lapso que estuvo la jefa de Estado en ese
archipiélago.
¿Importa si Cristina estuvo 13 o 24 horas
en el lugar? ¿Y todo lo demás?
Detrás de la discusión absurda respecto del
paso de la mandataria por las Seychelles, se esconde lo más relevante: la
creación de la sospechosa firma Aldyne, constituida en 2004 y que maneja 148
sociedades con domicilio en el estado de Nevada, Estados Unidos. El dato más
sugestivo es que la misma está controlada por Helvetic, la firma que compró la
empresa SGI al mencionado Elaskar.
El fiscal José María Campagnoli explicó
oportunamente que estas sociedades administradas por Aldyne trajeron su negocio
a la Argentina merced a la empresa de marras: "Entre noviembre y abril hubo un
importante flujo de dinero, aproximadamente 208 millones de pesos que trajo en
forma de bonos Helvetic y que se depositan en Austral Construcciones, la empresa
de Lázaro Báez".
Campagnoli es el mismo que en abril de este
año pidió investigar a Báez y a la familia Kirchner a través de allanamientos e
inspecciones en Santa Cruz. Se trata de un hombre audaz: solicitó incluso que se
abrieran las bóvedas que la presidenta pudiera tener en propiedades o estancias
suyas.
El foco de debate este lunes debe ser ese:
el sospechoso armado de sociedades que nadie aún puede precisar a qué se
dedican, donde aparecen los mismos nombres, clientes y domicilios. La mayoría de
esas firmas se armaron entre 2003 y 2004 —luego de la llegada de Néstor Kirchner
al poder— y fueron inscriptas por la escribana Marta Cascales, a la sazón esposa
del todopoderoso Guillermo Moreno.
¿Pueden desconocer Cristina y sus
funcionarios esta situación? Para nada. No obstante, es un tema del que nadie
habla.
Ni siquiera después de que estallara el
Schoklender-gate, cuando muchas de esas empresas fantasma quedaron expuestas a
la luz del sol.
Sería ciertamente incómodo para el
oficialismo mencionar la cuestión. Principalmente, por un tema no menor: algunas
de las firmas bajo la lupa fueron las que financiaron la campaña de Cristina
Kirchner en el año 2007.
Solo hay que investigar dos nombres:
Fernando Caparroz Gómez y Jorge Fidalgo
Christian Sanz
ALDYNE podría ser ALDo Ducler Y NEstor Kirchner. Ducler fue quien sacó del país y administró los famosos fondos de Santa Cruz hasta que desapareció por estar implicado en un caso de lavado de dinero del Cartel de Juarez.
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