Jueves 29 de 
Agosto de 2013 
“Para el que no sabe dónde va no hay viento 
favorable”
Mientras más leo los análisis políticos 
internacionales, más me siento preocupado por lo que considero la confusión 
reinante. Esa confusión surge evidentemente de la ignorancia colectiva respecto 
de la naturaleza, ética, política y jurídica del sistema que cambió la historia 
del mundo, y permitió la creación de riqueza por primera vez en la historia. 
Tanto así que como lo expone Wlliam Bernstein en su obra “The Birth of Plenty” 
(El Nacimiento de la Abundancia) en los 1500 años después de Cristo el ingreso 
per cápita en el mundo prácticamente no varió y fue solo a partir de mediados 
del siglo XVIII que comenzó el proceso de generación de riqueza. Ese hecho 
inusitado fue reconocido por el propio Marx que en el Manifiesto Comunista dice: 
“La burguesía en solo cien años de dominio ha creado más riquezas y más fuerzas 
productivas que todas la generaciones anteriores juntas”. 
No obstante ese reconocimiento, lejos de 
considerarlo como un evento favorable a la humanidad lo descalificó éticamente 
como “capitalismo” en que se producía la explotación del hombre por el 
hombre.(SIC) Tal proyecto se considera entonces como un sistema económico, hoy 
más expuesto en el mundo a su descalificación por la izquierda apropiada de la 
ética en nombre de la supuesta búsqueda de la igualdad económica. Ese proceso de 
transformación se inició en Inglaterra a partir de la ignorada Glorious 
Revolution en 1688 que bajo la égida del pensamiento liberal de John Locke y más 
tarde influenciada por David Hume y Adam Smith lograra la llamada revolución 
industrial, de la cual se desconoce igualmente que su origen no es económico 
sino la consecuencia de la transformación del sistema político que entraña el 
reconocimiento de los derechos individuales. Ese proceso sin igual en la 
historia fue llevado a sus últimas consecuencias en Estados Unidos. 
Es pertinente entonces analizar las fuentes que 
produjeron ese milagro histórico, pero antes debo igualmente explicitar el hecho 
de que otra de las confusiones del momento es considerar a Estados Unidos como 
un imperio. La historia nos muestra que los imperios se crearon a partir de la 
dominación de los estados vecinos, en un mundo en el que la guerra era la razón 
de ser de los estados. Creo que es evidente que esa no ha sido la historia de 
Estados Unidos. Así podemos ver que ha sido el único país en la historia que 
después de haber ganado una guerra, en lugar de pedir reparaciones a los 
vencidos les repara su economía. Y más aun, gracias a los Estados Unidos no 
somos nazis o comunistas. 
A partir de esa confusión me atrevería a decir 
que Lenín está presente mediante su “Imperialismo Etapa Superior del 
Capitalismo”. En función de ella el odio a la denominada hegemonía americana se 
ha convertido en un determinante ideológico del acceso al poder en el llamado 
mundo civilizado en el cual me atrevería a considerar incluida América Latina. 
Es evidente que los Founding Fathers tomaron conciencia del pensamiento de David 
Hume contenido en su “De los Celos del Comercio” que diría que está hoy 
relativamente vigente por primera vez en la historia. Y así dijo: “Yo me 
aventuro a decir que el incremento de la riqueza y del comercio de cualquier 
nación, en lugar de herir, comúnmente promueve la riqueza de y el comercio de 
todos sus vecinos”. Creo que teniendo en cuenta esta realidad es que la China le 
sigue comprando los bonos de los Estados Unidos. 
Aquí llegamos a otra confusión pertinaz que es el 
concepto mismo de democracia como el gobierno del pueblo y por el pueblo. Así se 
olvida la advertencia de Aristóteles al respecto cuando escribió: “Tan pronto 
como el pueblo se hace monarca, pretende actuar como tal, porque sacude el yugo 
de la ley y se hace déspota, y desde entonces los aduladores del pueblo tienen 
un gran partido” Es ahí que surge la demagogia y de ella se deriva el socialismo 
en la búsqueda del hombre nuevo. Pero esa advertencia fue tenida en cuenta por 
los Founding Fathers para constituir el sistema del Rule of Law. A tales efectos 
es pertinente rever el pensamiento de los Founding Fathers al respecto, que ha 
sido ignorado en el mundo y hoy parece olvidado en los Estados Unidos. Tanto así 
que ha aparecido en la figura del nominado candidato a la vicepresidencia Paul 
Ryan un intento de recordarlo. En primer lugar no puedo menos que empezar 
recordando las palabras de Thomas Jefferson: “Un despotismo electivo, no fue el 
gobierno por el que luchamos”. Gran parte de América Latina es hoy un ejemplo de 
esa tergiversación de la libertad del poder de las mayorías. 
En ese sentido se pronunció claramente James 
Madison para distinguir el concepto de república de la democracia. 
Consecuentemente establece el principio de que las mayorías no tienen derecho a 
violar los derechos de las minorías, y por tanto se reconoce la primacía del 
derecho de propiedad, que como tal se considera el eje de la creación de 
riqueza. Igualmente Alexander Hamilton tomó conciencia de la problemática actual 
que como reconociera Nietche, socialismo y democracia serían la misma cosa. Así 
respecto a los supuestos derechos del pueblo, hoy a mi juicio también 
confundidos bajo el concepto de los derechos humanos, dice: “Una peligrosa 
ambición subyace detrás de la espaciosa máscara del celo por los derechos del 
pueblo”. Yo diría que esa peligrosa ambición representa hoy el sistema social 
demócrata europeo, hoy en crisis, que la izquierda hábilmente pretende 
considerar la crisis del capitalismo. 
Ya debiéramos haber aprendido que cuando los 
derechos son del pueblo, Ud. no tiene derechos, pues la definición de los mismos 
queda a cargo del poder político, y el intento de desconocerlo en función de 
nuestro derecho individual, aparece como una violación de la democracia y aun la 
pretensión de un golpe de estado. Podemos ver entonces que la pretensión de la 
supuesta igualdad económica, hoy puesta de manifiesto en las palabras del 
presidente Obama, constituye la violación del derecho de propiedad, y asimismo 
esa ilusión que lleva al poder, es la generadora de la pobreza, y porqué no 
decirlo de la presente crisis europea. Asimismo es la violación de la necesaria 
limitación del poder político, ante la conciencia de la naturaleza humana. 
Perdón por las citas, pero en ese sentido vale 
recordar el pensamiento de Alexis de Tocqueville, quien sostuvo que los 
economistas habían sido más culpables que los filósofos por el fracaso de la 
Revolución Francesa, pues para ellos no había derechos privados, sino solamente 
utilidad pública.(SIC). Y aquí nos encontramos con otra confusión histórica que 
es la creencia de que la Revolución Francesa fue la continuación de la 
Revolución Americana, cuando en la realidad fue su antítesis. Y tanto así que el 
propio Lenín consideraba que los bolcheviques eran los jacobinos del siglo XX. Y 
al respecto debo rescatar el análisis de Peter Drucker, quien en sus “Escritos 
Fundamentales” escribió: “Tan difundida y tan falaz como la creencia de que la 
Ilustración engendró la libertad en el siglo XIX, es la creencia de que la 
Revolución Americana se basó en los mismos principios que la Revolución 
Francesa”. En función de ese criterio he sostenido que el socialismo es la 
denominación que le diera el Iluminismo a la demagogia. 
Así surgió en su oportunidad el fascismo, que en 
su versión moderna se le denomina capitalismo de amigos. Esta otra vez no es más 
que la consecuencia de la inseguridad jurídica interna, basada una en la 
supuesta pretensión igualitaria, que por supuesto determina la desigualdad 
política del poder absoluto en nombre del pueblo. Ante la ausencia de derechos 
surge la alternativa de la colusión frente a la posibilidad de las 
nacionalizaciones por el bien público. Por ello igualmente descreo del 
Iluminismo que a mi juicio a través de la razón generó el totalitarismo y así 
considero que socialismo fue la denominación otorgada a la demagogia 
prevaleciente en los sistemas del Estado de Bienestar. 
Estoy convencido por tanto de que en la medida 
que sigamos ignorando la realidad histórica-política que he tratado de 
describir, nos encontramos ante el predicado de Séneca: “Para el que no sabe 
dónde va no hay viento favorable”. Así investido de democracia presenciamos la 
generación de pobreza a través del socialismo, que en Europa es democrático, y 
en América Latina tiende al totalitarismo fascista como fue la Europa de Hitler 
y Mussolini. Por favor sigamos el juicio de David Hume la historia es un 
aprendizaje y de ella se deriva la conciencia de la justicia de donde deriva la 
esencia de la libertad.
Fuente:  www.independent.typepad.com

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