miércoles, 21 de agosto de 2013

¿POR QUÉ, MILANI?


21/08/2013

Por José Luis Milia
 
“Pretendo aquí un Ejército maduro, mirando hacia el futuro, con clara esperanza y renovadas ansias, para acompañar el Proyecto Nacional que hoy se encuentra vivo e instalado en el corazón y la mente de los argentinos.” 
Gral. César Milani.- JEMGE


 Desde siempre los argentinos hemos adolecido de triunfalismo. Esta dolencia que sesustenta en nuestra vanidad sin límites jamás ha jugado a favor nuestro. Creer que somos los mejores del mundo es- o era- para nosotros algo tan natural como que el sol sale por el este.

Que no podamos mostrar muchos hechos comprobables que corroboren esta estúpida autosuficiencia jamás nos ha detenido, pero nos ha metido en la cabeza la creencia que cada vez que la realidad nos hace hocicar no podemos dejar de pensar que eso sucede porque detrás del hecho siempre hay una mano artera esperando el momento justo para darnos una puñalada entre los omóplatos.
 
A partir de estas perturbaciones psicológicas y de sus secuelas, que no serían graves si solo se remitieran al futbol, es que hemos cometido garrafales errores; desde el “Los corro con los bomberos” hasta el “estamos ganando” del ’82 no han habido años en que los argentinos o sus facciones hayan repetido las estupideces que les dictaba el triunfalismo.
 
Acabamos de votar un simulacro de naufragio y la oposición ya descuenta el ocaso del kirchnerismo. Ni siquiera se han detenido a considerar quien es Massa ni por que uno de sus laderos es el “cuñado” de la presidente ni que hace un monigote prebendario y aplaudidor de comparsa como es de Mendiguren a su lado.
 
Manejarse de esta manera, por más repetida que haya sido esto a lo largo de los años es dar por el pito más de lo que el pito vale, las PASO son artilugios carentes de importancia excepto para aquellos que necesitaban un ring ad hoc para matarse en “democracia”. Ni siquiera eso es importante. Hay otra cosa que es mucho más importante y a la que la oposición en su cobardía no se anima a denunciar. Se ha limitado la oposición ante la cerrada defensa que del general Milani hizo la presidente a hacer un escándalo en el senado en lo referente al ascenso de éste como si treinta y cinco años atrás un subteniente de veinte años pudiera decidir sobre la vida o la muerte de alguien. La misma algarabía rastrera que los opositores en su vocación de vagón de cola y referentes de la falsedad han venido haciendo desde el mismo momento en que  aplaudieron la violación de la Constitución Nacional en su artículo 18 para poder enjuiciar y condenar a otros que, al igual que Milani, solo cumplían órdenes.
 
Hoy en su ceguera reducen el affaire Milani a lo que pudo haber hecho años atrás y no a lo que verdaderamente puede resultar ser  en su puesto de JEMGE, porque la malsana costumbre de los opositores de bucear en lo playo y dejar que su vista se quede en el árbol les ha impedido ver que es lo substancial hoy. Deslizan, sotto voce, que el gobierno no es otra cosa que una asociación ilícita dedicada al saqueo de la República y se ríen con estúpido alivio del “relato” que, según ellos, pronto fenecerá porque en su cobarde comodidad no quieren ver que hay algo que va más allá de una fábula repetidamente contada según las necesidades del momento. 

No quiere la oposición ver, en su miedo, que más allá de contradicciones y falacias el relato épico al que nos han ido acostumbrando solo puede ser sostenido teniendo una convicción profunda- más allá del dinero malversado para comprar lealtades y afectos- de que el pueblo, siempre que esté dirigido por “maravillosos dirigentes” tiene derecho, per se, a determinar que es lo trascendente en la República.
 
 La oposición se ha olvidado, o fiel a su mentalidad de ñandú quiere olvidarse, que la presidente es un producto de los años setenta. Es un producto de esos años de mesiánica sinrazón donde cualquier salvajada, siempre que ésta tuviera el sello de nacional y popular, estaba justificada.
 
Ella no ha cambiado. El haber vivido un permanente exilio intelectual en una provincia que tiene más ovejas que seres humanos solo hizo más fuerte su creencia que para construir una República- según los paradigmas que movían a la “juventud maravillosa”- era menester la división entre justos y réprobos y  que para estos últimos, los protervos cipayos de siempre, no cabe la justicia sino la vendetta.
 
Ella, y quienes le siguen, tienen incólume la profunda certidumbre que solo ellos pueden llevar al pueblo a su redención y que la democracia solo puede ser viable tal como ellos la entienden. Nada hay, según su ideario, que los obligue- sean cual sean las circunstancias- a irse. Nada ha cambiado de lo que se gestaba el día que “el tio” Cámpora asumió y para esto de algún lugar debe salir la fuerza para llevarlo a cabo. 

¿Se entiende el por que de la pregunta?

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