miércoles, 14 de agosto de 2013

El mundo no puede esperar a octubre










Una ráfaga de euforia contenida y de fuerte incertidumbre se apoderó en las últimas horas del mundo diplomático tras conocerse la derrota electoral del kirchnerismo en las elecciones internas del domingo.

Parecen dos miradas contrapuestas de una misma coyuntura. Pero, en rigor, ambas persiguen la misma lógica: la expectativa de que la debacle en las urnas generará cambios en la política exterior del Gobierno antes de los comicios de octubre para poder ganar esas legislativas.

La alegría reprimida proviene sustancialmente de un amplio sector de la Cancillería que colmó su hartazgo con los maltratos del canciller Héctor Timerman y la falta de un rumbo en la política exterior de la Argentina.

"Sabemos que un cambio de la imagen del país en el mundo no sumará votos en la elección pero la figura de Timerman ya se torna muy molesta para la política doméstica y eso puede ser un factor decisivo a la hora de hacer cambios", reflexionó ante LA NACIÓN un destacado diplomático que tiene despacho a unos pocos pisos debajo de la oficina del canciller.


La figura de Timerman ya está desgastada para el imaginario popular argentino y más aún para la diplomacia interna y externa

Con esta aseveración compartida por buena parte de los habitantes del Palacio San Martín se apuntó a dos cuestiones sensibles para el Gobierno. Una de ellas parece superflua para el común de los mortales pero no lo es para la sensibilidad de Cristina Kirchner. La imagen grotesca y desfatachada que irradia el personaje caricaturesco del canciller que aparece en un scketch del programa de TV de Jorge Lanata Periodismo Para Todos al parecer irrita a la Presidenta, quien cree que esto le resta puntos en la clase media.

La otra cuestión tiene que ver con un tema más profundo: Timerman ha quedado mal parado por la falta de respuestas de Irán después de 160 días de que la Argentina firmó un memorándum con Teherán para avanzar con la causa del atentado contra la AMIA. Algunos predicen que un cambio de gabinete podría darle aire al Gobierno para reflotar ese polémico acuerdo. Lo concreto es que nadie sabe cuál será el futuro del memorándum con Rohani, el nuevo presidente de Irán . Cualquiera sea el descenlace la figura de Timerman ya está desgastada para el imaginario popular argentino y más aún para la diplomacia interna y externa.

Por otro parte, la Cancillería debe tomar una decisión sobre el caso Irán antes de mediados de septiembre para cuando Cristina Kirchner vaya a la Asamblea General de la ONU y tenga que exponer y recordar el acuerdo que en ese mismo escenario avaló el año pasado ante la mirada del mundo.

En el Gobierno se menciona la posibilidad de cambios de Gabinete antes de los comicios de octubre para darle cierto oxígeno al kirchnerismo. Pero en la lista de los recambios no aparecería hasta ahora Timerman.

La incertidumbre que dejó la derrota kirchnerista en las PASO sacude a la diplomacia extranjera y encuentra eco en varios frentes abiertos que, al entender de varios diplomáticos, requieren una solución inmediata y no podrán esperar a octubre. Por caso habría que evaluar los siguientes interrogantes:


  • El fallo por fondos buitres. Un fallo adverso de la justicia norteamericana hacia la Argentina por los fondos buitre podría afectar la campaña pero también el clima de inversiones en el país, aseguran tanto embajadores como diplomáticos locales. No es casual que Timerman recibiera hace dos días en su despacho a un grupo de senadores norteamericanos para advertirles que los fondos buitres que reclaman el pago total de la deuda que tiene el Gobierno hacen una "campaña anti-argentina" en el mundo. ¿Podrá la Presidenta utilizar en su favor un fallo adverso en medio de la campaña?

  • El acuerdo de Chevron. El triunfo del sindicalista Guillermo Pereyra en las internas del Movimiento Popular Neuquino no sólo fueron un trago amargo para el gobernador Jorge Sapag sino también para la Presidenta ya que pusieron en jaque el acuerdo que selló YPF con la petrolera Chevron. El gremialista petrolero hizo campaña con el slogan anti-Chevron y esto no alienta para nada en el clima armoniso que busca mostrar la Casa Rosada para los inversionistas extranjeros del sector energético. ¿Estará dispuesta Cristina Kirchner a hacer cambios en el controvertido acuerdo petrolero que ya que tanto repercutió en las urnas neuquinas?

  • Trabas a la importación. El todoterreno Guillermo Moreno seguirá imponiendo trabas a la importación. "Esa política no puede durar cien años porque una economía cerrada no se sostiene", coincidieron varios diplomáticos que responden a países castigados por las andanzas de Moreno. Pero en el Gobierno aseguran que la Presidenta no hará cambios en este rubro porque ello repercutiría directamente en el bolsillo de los empresarios locales que hoy carecen de competidores externos y logran holgadas ganancias.

  • El frente en el CIADI. El Gobierno no está dispuesto a dar respuesta a la falta de pagos por las estatizaciones polémicas como las de Repsol o Azurix. El litigio seguirá en el CIADI pese a que varios gobiernos involucrados preferirían ver una solución inmediata. No obstante, estos conflictos abiertos en diversas ámbitos internacionales no le resultan gratuitos a la Casa Rosada. Según un detallado informe de la consultora Desarrollo de Negocios Internacionales que dirige Marcelo Elizondo, la Argentina pone en riesgo negocios por 22.000 millones de dólares por la falta de resolución de varios de estos conflictos. Además de la puja en el CIADI la consultora enumera la denuncia ante a la Argentina la OMC por proteccionismo de Japón, EE.UU. y la Unión Europea, el conflicto por deuda impaga ante el Club de París o la no aplicación del capitulo IV del FMI que exige una revisión de la economía, entre otras cosas, del sistema de estadísticas.
Es muy probable que la derrota electoral del kirchnerismo en las PASO no modifique muchos de estos puntos que reclama la política exterior antes de las elecciones legislativas. Pero el mundo no puede esperar a octubre y la Presidenta sabe que la imagen externa tiene gravitación en la política doméstica, que tarde o temprano llega a las urnas..

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