“Todo individuo tiene derecho a la vida,
a la libertad y a la seguridad de su persona”. Artículo 3º de la Declaración
Universal de los Derechos Humanos.
Ergo: el gobierno nacional de la señora
Cristina Fernández viuda de Kirchner se caga en el artículo 3º de la Declaración
Universal de los Derechos Humanos.
Otro ergo: si el gobierno nacional
o los distintos gobiernos provinciales, encargados de la dirección, la
administración y el control de un Estado, ciudad o colectividad, son incapaces
de asegurar el principal y más básico derecho de las personas, a esas personas
les asiste el derecho de armarse para defenderse de cualquier tipo de agresión
física capaz de conducir a la muerte, por parte de la delincuencia
criminal.
Primera observación: le aclaro, por las
dudas, que la redacción de los ítems anteriores corre por mi cuenta y riesgo,
ajustándome por supuesto al artículo de mención y al concepto de gobierno que
podrá Ud. obtener de cualquiera tratado o diccionario básico.
Tercer ergo: quienes ejercen la
primera magistratura del país, sea a nivel nacional o provincial, por voluntad
de sus mandantes (Ud. y yo, ¿entre otros?), se sirven de ella en lugar de servir
a ella, circunstancia que los convierte en “infames traidores a la
Patria”.
Segunda y última observación: los hechos
de corrupción que los tienen como protagonistas en cualquiera de sus delictivas
variantes, sumados a una cantidad obscena de procesos judiciales sin resolución,
habida cuenta de una justicia adicta, son prueba irrefutable de ello. Cualquier
funcionario público a quien se sospecha de enriquecimiento ilícito o se siguen
procesos devenidos de su cargo, carece de autoridad ética y moral para llevar
adelante semejante ejercicio.
Conclusión: me he armado para defender mi
vida, y eventualmente la de mis semejantes. Me he armado para proteger mi
patrimonio, y eventualmente el de mis semejantes, en virtud de que quienes me
gobiernan me han dejado en el más absoluto y total desamparo junto a mis
semejantes.
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