viernes, 9 de agosto de 2013

Confesión de un ciudadano argentino harto, desquiciado y repodrido “del modelo”









 


“Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona”. Artículo 3º de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
 
Ergo: el gobierno nacional de la señora Cristina Fernández viuda de Kirchner se caga en el artículo 3º de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
 
Otro ergo: si el gobierno nacional o los distintos gobiernos provinciales, encargados de la dirección, la administración y el control de un Estado, ciudad o colectividad, son incapaces de asegurar el principal y más básico derecho de las personas, a esas personas les asiste el derecho de armarse para defenderse de cualquier tipo de agresión física capaz de conducir a la muerte, por parte de la delincuencia criminal.
 
Primera observación: le aclaro, por las dudas, que la redacción de los ítems anteriores corre por mi cuenta y riesgo, ajustándome por supuesto al artículo de mención y al concepto de gobierno que podrá Ud. obtener de cualquiera tratado o diccionario básico.
 
Tercer ergo: quienes ejercen la primera magistratura del país, sea a nivel nacional o provincial, por voluntad de sus mandantes (Ud. y yo, ¿entre otros?), se sirven de ella en lugar de servir a ella, circunstancia que los convierte en “infames traidores a la Patria”.
 
Segunda y última observación: los hechos de corrupción que los tienen como protagonistas en cualquiera de sus delictivas variantes, sumados a una cantidad obscena de procesos judiciales sin resolución, habida cuenta de una justicia adicta, son prueba irrefutable de ello. Cualquier funcionario público a quien se sospecha de enriquecimiento ilícito o se siguen procesos devenidos de su cargo, carece de autoridad ética y moral para llevar adelante semejante ejercicio.
 
Conclusión: me he armado para defender mi vida, y eventualmente la de mis semejantes. Me he armado para proteger mi patrimonio, y eventualmente el de mis semejantes, en virtud de que quienes me gobiernan me han dejado en el más absoluto y total desamparo junto a mis semejantes.

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