lunes, 7 de marzo de 2016

Un enemigo de Stiuso dirige desde Montevideo una operación mediática contra Bullrich y Ritondo






07/03/2016


Se trata de Iván Velázquez, refugiado político del gobierno uruguayo.


Por Carlos Tórtora


El espectacular retorno de Jaime Stiuso al país se sintetiza en sus afirmaciones ante la jueza Fabiana Palmaghini: “A Nisman lo mató un grupo relacionado al gobierno anterior”.

El ex Jefe de Operaciones de la ex SIDE dijo ante la jueza Palmaghini que el ex fiscal del caso AMIA no se mató. “Quisieron simular un suicidio y lo hicieron mal”, dijo. Reveló que pidió asilo político a Estados Unidos.

Ayer, quedó en claro que la guerra interna en la AFI no está controlada, ya que la ex oficina de Stiuso, que estaba precintada, apareció destrozada como un claro mensaje de que el espionaje cristinista sigue pisando fuerte en los pasillos de la ex SIDE.

La alianza de Stiuso con el gobierno de Mauricio Macri coincide con los primeros acuerdos operativos de varias agencias de los EEUU con el Ministerio de Seguridad que dirige Patricia Bullrich y con el inminente anuncio de una reforma del sistema de seguridad que incluye la figura del arrepentido. Junto con el arribo de Barack Obama el próximo 23, llegará al país una importante delegación de la CIA y otras agencias que supervisarían los avances del gobierno local en dos de las promesas liminares que realizara Macri al asumir: declararle la guerra al narcotráfico y a la corrupción.

Este contexto, que es coherente con el giro de la política exterior argentina, se ve confrontado con una creciente campaña para voltear a una parte sustancial de la cúpula de seguridad e inteligencia del gobierno: los ataques se centralizan principalmente en tres blancos: Bullrich, Cristian Ritondo, Ministro de Seguridad de Buenos Aires, y Silvia Majdalani, Subdirectora de la AFI. En apenas tres días fue asaltada la vivienda de Julio Garro, intendente de La Plata. Luego, le tocó el turno al intendente de Saladillo, José Luis Salomón, asaltado por motochorros a una cuadra de la Gobernación provincial. Por último, por la noche, el jefe comunal de Magdalena, Gonzalo Peluso, sufrió un intento de robo en el restaurante ‘La Modelo’, ubicado también a una cuadra de la sede de gobierno. Las versiones recurrentes hablan de que el ex jefe de la bonaerense durante la gestión de Daniel Scioli, Jorge Matzkin, no sería ajeno a estas secuencias tan particulares.

Lo cierto es que un fallo de la viuda de Alberto Nisman, Sandra Arroyo Salgado, tendría bastante que ver con la nueva guerra en el mundo de los espías. La Justicia anuló una causa en la que investigaba al ex titular de la SIDE y periodista Juan Bautista Yofre, a agentes de inteligencia y a otros periodistas, por la supuesta interceptación ilegal de correos electrónicos y la venta o entrega de información de esos mails.

La decisión fue de la jueza federal de San Isidro Sandra Arroyo Salgado, que anuló la causa en la que tiempo atrás había procesado a Yofre; Héctor Alderete, del sitio Seprin, ligado a la inteligencia; Pablo Carpintero, hacker; el general retirado Daniel Reimundes; los periodistas Roberto García, Carlos Pagni, Edgar Mainhard, y el empresario Néstor Ick.

La jueza, incluso, dispuso dejar sin efecto la orden de captura de Germán Veláquez, ligado a Carpintero en sus actividades de inteligencia.

Arroyo Salgado tomó esta decisión de anular todo en un incidente paralelo, cuando la causa principal con sus procesamientos estaba a estudio de la Cámara de Casación Penal, que debía determinar si revocaba los procesamientos o si, por el contrario, mandaba a juicio oral a los acusados.

Arroyo Salgado anuló y sobreseyó el expediente a partir de que fue iniciado de manera ilegal por agentes encubiertos que trabajaban para la SIDE y porque la reforma de la ley de inteligencia que realizó a fines de 2014 la entonces presidenta Cristina Kirchner dejó al descubierto la necesidad de sanear el organismo dedicado a actividades al margen de la ley.

La jueza tomó la decisión a partir de una presentación que realizó el “Tata” Yofre. El jefe de la SIDE del gobierno de Carlos Menem cuestionó que el caso se hubiera iniciado por una operación de la SIDE y con la declaración de un militar retirado, una periodista y un policía que actuaron como inorgánicos del organismo entregando información a Fernando Pocino, entonces Director de Reunión Interior de la ex SIDE.

El principal beneficiado por la sentencia es el que más sufrió las consecuencias del proceso, el ciber espía y ex agente de la ex SIDE y de la Policía de Seguridad Aeroportuaria Iván Velázquez, que debió exiliarse en Montevideo durante nueve años, consiguiendo finalmente el status de refugiado político, que le permite permanecer en la esa ciudad pero que le impide cualquier actividad ligada al espionaje, a la política o al periodismo.

Velázquez , perseguido por Stiuso, se convirtió en un enemigo acérrimo de éste y en diciembre del 2009 difundió en exclusiva en este medio su acusación contra el ex director general de la SIDE en un documento llamado “Operación Vampiro” , cuyo contenido reproducimos a continuación por ser hoy de interés nuevamente.

“El gobierno teme que se difunda la “Operación Vampiro”


Por Alexis Di Capo para el Informador Público

Uno de los últimos cables difundidos vía Wikileaks puede reactivar una vieja lucha de poder en el seno del kirchnerismo. Se trata del informe que asegura que Aníbal Fernández formó un equipo de inteligencia “privado” para espiar los mails de funcionarios, políticos de la oposición y periodistas, entre ellos Francisco De Narváez, León Arslanián y Ricardo Lorenzetti. En la Jefatura de Gabinete sostenían anoche que esta filtración confirmaría que la SIDE -en el 2007- habría entregado a la CIA una investigación destinada a ensuciar a Aníbal Fernández, como gestor de una SIDE paralela. 

Esta situación tiene su historia. El Subsecretario de la SI (ex SIDE), Francisco Larcher, se habría vengado así de los papelones que el Jefe de Gabinete le había hecho pasar ante Néstor Kirchner. Es que Aníbal F. había montado una oficina para espiar mails sin ningún tipo de restricciones y los informes que le entregaba a Kirchner eran superiores en contenido a los de la SIDE. Como venganza -siempre según la misma fuente- la SIDE habría denunciado la existencia de esa oficina clandestina de inteligencia ante distintos servicios extranjeros. Tres años después, esta rivalidad entre Larcher y Aníbal F. continúa. Aquél sospecharía, por ejemplo, que el Jefe de Gabinete fue el que le entregó al semanario Noticias la información sobre sus bienes y las fotos de la nueva mansión que había comprado.

Arroyo Salgado


En el Juzgado Federal de San Isidro se libra otro capítulo de esta interna. Allí está pendiente de pasar a juicio oral la causa en la que se investiga el supuesto espionaje informático de políticos, embajadores, presidentes y figuras de la farándula que se le imputan, entre otros, a los ex agentes de la SIDE Iván Velázquez y Pablo Carpintero. 

El expediente está cajoneado por la jueza Sandra Arroyo Salgado y sería interés del gobierno que no avance. Es que, si deben comparecer a juicio los numerosos imputados, entre ellos varios conocidos periodistas, podrían revelarse los secretos del espionaje K.

Y ahora el temor crece, porque las incesantes filtraciones de Wikileaks podrían incluir el funcionamiento clandestino del espionaje K.

Por ejemplo, la denominada Operación Vampiro, que fue difundida por informadorpublico.com en diciembre pasado y cuyo texto reproducimos a continuación:

Los secretos del espionaje K


El hacker Iván Velázquez prepara un libro con su versión del escándalo.

Un periodista cuya identidad se mantiene en reserva, entrevistó a Iván Velázquez mientras estaba detenido en Uruguay. Éste es su relato y el anticipo del libro que publicará el espía:

Uruguay es un país extraño, una suerte de postal de ciertas ciudades argentinas de los años 60 y 70, donde muchos argentinos gozan de pasar sus vacaciones. Allí, en un lugar llamado Florida, al que se llega luego de varias horas de viajar en micro, se encuentra detenido Iván Germán Velázquez, tildado como un súper hacker en un expediente judicial impulsado por la Secretaría de Inteligencia -ex SIDE- a efectos de despegar a sus propios funcionarios de un escándalo mayúsculo).

Quien escribe estas líneas estuvo el pasado jueves 17 de septiembre visitando a Velázquez en el patio del lugar donde se encuentra detenido desde hace ocho meses por una causa de mega espionaje relacionada con el expediente que tramita en la Argentina. Lo primero que sorprendió a este cronista fue verlo bien vestido -con saco y camisa- y de buen semblante, lejos de la imagen caída que uno esperaba en situaciones como la que le tocan en suerte al ex agente de la SIDE.

Allí, Velázquez contó a este periodista parte de una trama de película sobre cómo, entre otras cosas, un grupo de espías argentinos diagramó en el más estricto secreto un proyecto de mega espionaje e intercepción de correos electrónicos de funcionarios, jueces y periodistas.

Asimismo, mostró partes del libro que está a punto de publicar sobre su paso por la Inteligencia vernácula, llamado Inteligenci@: de la SIDE al exilio, el cual está plagado de documentos y se acompaña con un CD que contiene detalles de cómo se espía a funcionarios y personas relevantes merced al grupo que ha copado la ex SIDE hace varios años. Todo con la venia oficial del kirchnerismo.

A continuación, se ofrece una apretada síntesis de la historia que Velázquez ha contado a este periodista y que es parte de la obra que publicará en estos días.

La viveza criolla del espionaje


Mucho se ha hablado en todos los medios de la existencia de una “Unidad de Inteligencia Irregular” que, con el objetivo de conspirar políticamente, habría realizado durante los últimos dos años la “interceptación” de teléfonos celulares, mensajes de texto y correos electrónicos de casi la totalidad de la clase política argentina, en una maniobra que algunos analistas han catalogado como la mayor operación de espionaje de la historia argentina, o como algunos se han atrevido a denominarlo el Watergate sudamericano, lo que terminó en una causa radicada por la propia Secretaría de Inteligencia (ex SIDE) en el Juzgado Federal Nº 1 de San Isidro a cargo de la jueza títere, Sandra Arroyo Salgado de Nisman y que tendría como presuntos imputados de dicha “conspiración” al ex jefe de la SIDE, Juan Bautista Yofre, al ex director de contrainteligencia de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) Iván Germán Velázquez, al subdirector de la PSA Pablo Carpintero, al ex secretario genera
l del ejército Gral. Daniel Reimundes y a los periodistas Héctor Alderete, Edgar Mainhard, Darío Gallo y Fernando Ortiz Zabala, entre otros.

Sin embargo, esa faceta que ha trascendido por -y a través de- los medios oficialistas y que ya se ha transformado en cualquier cosa fuera de lo que realmente es, tiene una arista oculta y con una trama secreta que, no sólo es diametralmente opuesta de lo que se trata de hacer trascender públicamente, sino que además involucra a funcionarios de todos los colores y jerarquías. Tiene un comienzo tan antiguo como la caída de las Torres Gemelas, en el marco del gobierno del entonces presidente de la Nación, Fernando De La Rúa.

Corría el año 1999, cuando desde la “Sala Patria” de la ex SIDE, ubicada entonces en la base de la calle Coronel Díaz, se había formado -en conjunto con algunas agencias de Inteligencia extranjeras tales como el BND alemán, la MOSSAD israelí, la CIA norteamericana y el CESID (hoy CIN) español- una especie de “mesa de trabajo” abocada al esfuerzo en tareas de Reunión e Inteligencia en materia antiterrorista, que estaba entonces conformada por agentes de la ex SIDE que habían participado durante las tareas de Inteligencia sobre los atroces atentados contra la embajada de Israel en Buenos Aires y la sede de la mutual judía AMIA -cuya tarea era prever lo que algunos dieron por llamar “la hipótesis del tercer atentado”-, grupo que posteriormente se denominaría “Centauro” y que dependería de la Dirección General de Contraterrorismo y Contraproliferación -DGCNTRATER-. Este se encargaría del monitoreo de probables actividades terroristas en la región, con claro epicentro en las zonas de la Triple Frontera, Monte Caseros y parte del Noroeste argentino.

Para estas tareas, hasta el momento nobles, como es el combate al terrorismo y la investigación de los atentados contra instituciones israelíes en la Republica Argentina, los ingenuos servicios de inteligencia extranjeros -que desconocen la idiosincrasia de los espías argentinos- habían donado todo tipo de tecnología que iba desde micrófonos láser y microondas Direccionales, teleobjetivos digitales de última generación, valijas y escucha de telefonía celular analógica-digital, hasta armamento -que finalmente no se concretó- y vehículos, por aquellos días, último .

En torno a este último obsequio, hay una anécdota que muestra a las claras cómo se manejan algunos funcionarios argentinos: con la excusa de una revisión del Plantel Automotor de la ex SIDE por parte de los responsables de la Comisión Bicameral para el seguimiento de las Actividades y Organismos de Inteligencia, un el flamante Honda Civic color rojo fue a parar a manos de unos de los senadores de esa comisión, con la excusa de una “revisión técnica” a los talleres que la ex SIDE tiene en un galpón sobre la Av. Montes de Oca. Ese legislador usaba el vehículo para ir diariamente desde su departamento a lo de su amante y ocasionalmente para cumplir con su concurrencia a la sede legislativa que como Senador de la Nación le competía.

Desmadre total


En el año 2001 comenzó con la agitación contestataria por parte de las “Organizaciones Sociales Sindicales Territoriales y Combativas”, catalogación que la entonces SIDE había configurado para estructuras como la Central de los Trabajadores Argentinos (CTA) liderada por Víctor Degenaro, la Federación por la Tierra, la Vivienda y el Hábitat (FTV) conducida por el entonces concejal del FREPASO Luis Ángel D’Elía, la Corriente Clasista y Combativa (CCC) del mítico Carlos Nolasco “perro” Santillán y su vertiente territorial afiliada al Partido Comunista Revolucionario (PCR), liderada por el matancero Juan Carlos Alderete, el Movimiento de Desocupados de la CCC, entre otras tantas decenas de estas organizaciones que iban multiplicándose conforme se agravaba la situación social en el país y que bajo la excusa de transformarse en un “amenaza a la seguridad interior al orden constitucional” y a la “paz interior”, comenzaron, tanto ellas como sus dirigentes -bajo órdenes del Director de Operaciones, Antonio Horacio Stiuso- seguidas, intervenidas e infiltradas hasta el hartazgo.

Pero pese a todos los esfuerzos y órdenes de búsqueda y Reunión de Información (O R., Orden de Reunión en la jerga de la Inteligencia) que se emitían, los núcleos de estas estructuras estaban conformadas por células impenetrables, lejos del alcance de la infiltración por parte del factor humano y las escuchas telefónicas sólo producían horas de material “blanco”, es decir, nulo y carente de valor como información de Inteligencia. Por todos lados se había puesto un alerta y se sabía -y palpaba en el aire- que el estallido social era algo que iba a suceder de un momento a otro.

Para ese entonces, la casualidad juega su pase y uno de los informantes que la ex SIDE mantenía dentro de la CCC del “perro” Santillán, bajo el nombre de cobertura de “Federico Carrasco”, eleva en el mes de octubre a su agente controlador Ignacio Gastón Vélez, nombre operativo del entonces agente de la SIDE Iván Germán Velázquez, un parte impreso que los manifestantes denominaban “plan de lucha escalonado” que no era otra cosa que una hoja impresa desde una computadora con el formato de una cuenta de e-mail, donde además de detallarse todas las actividades que se tenían previstas para el mes de octubre, contenía una dirección de correo electrónico (cccmesafederal@cuidad.com.ar) desde donde se impartían las órdenes hacia otras direcciones de correo electrónico correspondientes a referentes barriales y dirigentes políticos a lo largo y ancho de todo el territorio nacional, en una maniobra cuasi militar de “pinza”, que cercaba todo el conurbano bonaerense en varios anillos hasta confluir en la mismísima Plaza de Mayo. La orden de ese e mail que incluía textualmente “apretar a Hugo Moyano para que ponga guita y los micros” llevaba la firma de una tal “Margarita” que no era otra persona que la responsable de prensa de la CCC y miembro del PCR, Margarita Peñalillo.

Para ese entones, las presiones de Stiuso por información -que al día de hoy no se sabe si la elevó al Poder Ejecutivo, ya que se habría anticipado con información A1, el golpe institucional que se gestaba, paso por paso- eran un fastidio y la base de Coronel Díaz un hervidero de insultos; pero el parte de operaciones piquetero había mostrado la cadena de mandos y el medio de transmisión -hasta ese momento insólito para la propia ex SIDE- por el cual circulaban tanto las órdenes como los informes de situación inherentes a cada una de las mesas barriales o células contestatarias: el correo electrónico.

El Proyecto Vampiro


El impreso con las direcciones de mails y el plan de lucha que había recibido el jefe de departamento, Carlos Bilbao -de manos de Velázquez-, había ido y vuelto tan rápido, pasando por la Dirección de Análisis, que la reunión entre el jefe de Departamento, el jefe de División, Javier Peyte, otro agente de iniciales R.B. e Iván Velázquez en el primer piso del bar “Bartolomeo”, ubicado a pocas cuadras de la base de Coronel Díaz, versó sólo y específicamente sobre una orden directa de Stiuso: intervenir como sea -entiéndase: no legalmente- todas las casillas de e-mail vinculadas al impreso en cuestión.

Pese a los cambios que se produjeron en la Base motivados por los celos de Stiuso y su pelea con los entonces Directores Patricio Pfinnen y Víctor Ruiz por las disidencias entre las pistas sirias e iraníes en torno al atentado a la AMIA, y que terminara con las renuncias de estos dos últimos -y meses después del Jefe de Departamento-, se decidió por orden de los nuevos mandos, esta vez a cargo de los Jefes de Departamento y de División -la base, por castigo de Stiuso para con Pfinnen y Ruiz, había perdido el rango de “Dirección” para transformarse en un “Departamento” y a depender de la Dirección de Operaciones bajo órdenes directas de Stiuso- de las áreas 31 y 32 a cargo de Raúl Maytel y Alejandra Ravenna, darle curso urgente a la interceptación de e-mails, con lo que se comenzó a experimentar con técnicas de rootkits, fuerza bruta, administradores remotos y técnicas avanzadas de clonación que más tarde serían conocidas con el nombre de “Phishing” en lo que se denominara “Proyecto Vampiro”.

Luego se chequearon los servidores de la Base y ahí apareció la paranoia de Jaime: como eran mantenidos por una empresa de origen americana, la CIA eventualmente podía tener acceso remoto desde el exterior, lo cual provocó que echara al personal de mantenimiento perteneciente a esa empresa privada y se lo reemplazó por una solución casera, el personal de confianza que tuviera conocimientos de informática, en el más absoluto secreto y operando sólo unas pocas personas. Por lo general los fines de semana, cuando la totalidad del personal no estuviera presente, especialmente los que no eran de confianza de Antonio Horacio Stiuso; entre ellos los agentes Maximiliano La Regina, María Zoee Ballarino, Alejandro Cutrin, Adriana Mazza, Ramos Mendoza, Carlos Alberto Álvarez -esposo de Adriana Mazza-, Adriana Anselmo, Susana Ianigro, y otros que, por el hecho de que de la noche a la mañana se movió la cámara de seguridad del pasillo, fueran trasladados o despedidos como Matilde Cárrega

, Rodrigo Bonini, Rolando Backering, Roberto Boujon y Fabián Campos entre otros. Ahí se desarrollaron dos sistemas que al día de hoy siguen interceptando las cuentas de correos electrónicos de toda la dirigencia política argentina y de los países limítrofes, el Interceptor Vampiro Activo o “I.V.A.N.”, encargado de atacar cuentas y servidores; y el sistema pasivo, encargado de recibir los mensajes interceptados mediante un mecanismo man-in-the-middle o “I.V.A.C”, siglas de Interceptor Vampiro Captor-pasivo.

Así empezó primero con el terrorismo, luego con una suerte de asuntos internos -con la excusa de que se estaba filtrando información- espiando a todos los agentes y ex agentes de la ex SIDE. Uno de los primeros que culminó con una sanción fue el caso de la ex agente Matilde Cárrega, quien desde su casilla personal (doree007@hotmail.com) envió un mensaje al foro del sitio SEPRIN donde criticaba a Stiuso y a los virtuales jefes de la base de Coronel Díaz: Alejandra y Raúl, lo que para ella terminara en un sumario. Hoy quizás a través de esta investigación se esté enterando por qué y cómo se la reprendió.

Lo propio se hizo contra Adriana Anselmo, de quien decían que tenía HIV/SIDA y que hacía “macumbas”, llegando incluso hasta la persecución contra el mismo Pocino y Massino a quienes se rastreaba a través de la cuenta de Silvia Cucovaz y de Susana Mancusso de la base Billinghurst. A esta última además se la mandaba a seguir con vehículos de Contrainteligencia a boliches swingers, adonde concurría sobre la calle Anchorena en compañía de Alberto D’Eramo y José Villalba. Hay mucho aún sin contar sobre -contra- el ex socio de Stiuso, Allan Bogado. Entre aquellos que interesaban a Stiuso resaltaba un mail: (fronteranorte@arnet.com.ar) de donde éste decía que podía obtener data de la droga que secuestraba la Gendarmería y los operativos que realizaban “para tener a todos agarrados de las pelotas” -en referencia a los altos mandos de la GNA -, mientras que por otro lado jugaba a ser amigo del jefe de inteligencia de la GNA, Cte. My. Jorge Tapia y su obstinada obsesión de ingresar a los mails corporativos de la firma DATUM & WAYS.

Luego siguieron los jueces. Entre sus favoritos estaban Daniel Rafecas y Raúl Zaffaroni, quienes tenían por ese entonces como claves de sus correos ams….. y feu….. A este último, Stiuso no se cansó de espiarlo junto a una de sus tantas parejas, el periodista de Página/12, Cristian Alarcón Casanovas, llegando incluso a comisionarle a Velázquez los seguimientos que devinieron en encuentros sexuales, entre estos, uno en un hotel de Mar del Plata y otro en Colombia, donde -en ambas ocasiones- se los filmó en situaciones privadas. Esos tapes, Velázquez jamás se los entregó a Stiuso y eso terminó provocando una serie de enfrentamientos e internas que, luego de que se ordenara espiar a Daniel Santoro -de quien decía que es “un hijo de puta al que voy a matar”, junto con Héctor Magneto-, derivaron en una pelea que terminó con la ex SIDE accediendo a las casillas del propio CEO de Clarín. El escándalo fue tal, que varios integrantes de esa base renunciaron en lo que culminó con la publicación de intimidades de muchos políticos, entre los que se encontraban Juan José Bautista Pampuro -que en ese entonces era Ministro de Defensa-, de las intimidades del ex fiscal Pablo Lanusse y otras personalidades. Este hecho fue conocido como el “destape del 2006” (1).

No casualmente el 1º de mayo de 2006, por orden de Stiuso, se trasladan los “vampiros” -que semanas antes tenían siete “Eudoras” (programa similar al Outlook Express)-, se destruyen los CD’s en trituradoras especiales y se cierra la base Coronel Díaz, pero no sin que antes Velázquez se llevara las únicas copias de los 6 años de archivos sobre las “debilidades” de la clase política argentina, quedándose Stiuso sin el preciado material con el que tenía pensado extorsionar a diestra y siniestra; razón por la cual iniciara una cacería feroz contra Velázquez.

Es dable mencionar que Velázquez fue quien provocó que se vetara la norma promovida por Stiuso, conocida como “Ley Espía”, con la cual se pretendía espiar y almacenar las comunicaciones telefónicas y conexiones a Internet de toda la población, lo que incluía el registro de todos los sitios visitados por el usuario como así también los chats mantenidos, obligando a las empresas prestatarias de estos servicios a almacenarlas por un período de 10 años, en un negociado en el cual Stiuso, mediante su empresa y “socios” pretendía ganar cientos de millones de dólares suministrando a las empresas prestatarias los servicios de telecomunicaciones, el asesoramiento técnico y los medios de almacenamiento -o soporte magnético- donde este mega back-up iba a ser almacenado. Todo a través de sus firmas, las cuales iban ser concesionarias directas, en ese entonces Digital Tape y American Tape, con sede en Buenos Aires y Miami. Finalmente la “Ley Espía” fue vetada, Stiuso perdió millones, cerró una base operativa y se quedó sin archivos para extorsionar a las libertades individuales sin que nadie lo supiera.

Joaquín Pereira, Fernando Pocino, Stiuso y la PSA


En octubre de 2005, aunque ya Velázquez prestaba asesoramiento en el área de Delitos Complejos de la PSA, no es sino hasta mayo de 2006 cuando efectivamente se asimila como oficial de esta recientemente creada fuerza de seguridad, luego del escándalo de las valijas con droga a España, en el controvertido affaire Southern Winds, pasando a colaborar en la creación de lo que posteriormente sería el Área de Contrainteligencia, sector encargado de las tareas que iban desde Asuntos Internos hasta labores anticontrabando y antiterrorismo. Sin embargo, los problemas recién comenzaban y un viejo conocido de Velázquez cuando éste revistó en las filas del Ejército argentino, el Sub.My. Joaquín Conrado Pereira aparecía en escena nuevamente, en esta ocasión en representación del mando unificado de la SIDE -Pocino-Stiuso-Gobierno- a solicitar que se autorizase a la ex SIDE a operar a los “vampiros” desde el Aeropuerto Internacional de Ezeiza. A cambio, la ex SIDE “no molestaría más”. Esta vez, pese a la resistencia, la orden era incondicional y las negativas las sostuvo durante un tiempo hasta que la ex SIDE -por sus propios medios y con el agente y partenaire de Stiuso en el negocio del contrabando y el tráfico de drogas, Alejandro Patricio, como representante de la misma en la sede del Aeropuerto Internacional- logró su cometido generando un juego del gato y el ratón que culminó con persecuciones, hostigamientos y amenazas de proporción y tiroteos que obligaron a que los integrantes de la Contrainteligencia de la PSA se vieran obligados a cumplir trabajos sucios y “favores”, tanto al mismo Presidente -entonces Néstor Kirchner- como a la ministra de Defensa, Nilda Garré, a quien, a través de su secretario de Asuntos Militares de dicha cartera, Germán Montenegro, solicitaba el “monitoreo” (eufemismo para no decir “espiar”) a personalidades como los integrantes de la Unión de Promociones, pasando por la ex funcionaria Andrea Prodan; sin contar el tener que hacer “los pedidos” de la ex SIDE, que incluían a todo el orbe político y hasta la propia casilla de Máximo Kirchner (unmitovivo@hotmail.com) donde Stiuso tenía particular interés en las relaciones de este con Walter Abarca y Rudy Ulloa Igor.

Pero la ex SIDE al parecer temía constantemente la inestabilidad de Velázquez, quien ya en el 2006 había pateado el tablero por la ilegalidad de las operaciones de la Secretaría. La primera semana del mes de abril de 2008, alertado por ex-colegas de la propia ex SIDE, le avisan que esa noche lo iban a secuestrar y asesinar. Hasta ese momento, no existía ninguna causa penal armada en su contra.

Un día más tarde -véase el diario Página/12, donde Marcelo Sain diplomáticamente dice que Velázquez fue separado de su cargo por “ir a increpar personalmente a un alto funcionario de la SIDE”-, Velázquez junto a sus subalternos entraron a punta de pistola a la “cueva” de la ex SIDE en Ezeiza llevándose, a modo de seguro de vida y en una camioneta, todo el material y archivos, así como equipos tecnológicos que a la fecha permanecen ocultos en algún lugar del continente cual “caja de Pandora” a la espera de ser abiertos.

Semanas más tarde, Velázquez sería acusado por el Gobierno kirchnerista de espionaje a políticos, del intento fallido de derrocamiento de Nilda Garré y de instigar el levantamiento del campo contra el gobierno de CFK. Todo armado en un paquete por Stiuso y Pocino y cocinado por la jueza-títere Sandra Arroyo Salgado de Nisman.
Sin embargo, recurriendo al sentido común, surgen tantos interrogantes que cabe hacer un alto para preguntarse:

1-¿Por qué a Velázquez se lo requiere en un pedido de extradición por “presunta violación del artículo 222” y no por el “allanamiento” y secuestro ilegal a una oficina de la Secretaria de Inteligencia? convengamos que el muy “ortodoxo” método de Velázquez y sus subalternos no fue el más legal y convencional de un procedimiento.

2-¿Por qué la ex SIDE no radicó la denuncia por estos hechos? ¿O acaso no podía justificar legalmente lo que había en esas computadoras?

3-¿Por qué la jueza esperó un término de 2 años para dar comienzo a las pesquisas y demás actuaciones? ¿Acaso durante ese período-ventana de 2 años Stiuso y Pocino se beneficiaron con esa información? Porque, en ese caso, estamos ante un flagrante caso de omisión de los deberes de funcionario público; en este caso el de la jueza Arroyo Salgado de Nisman, que tenía la obligación de haber denunciado el supuesto primer hecho delictivo y no haber esperado un plazo de 2 años.

4-Cabe nuevamente preguntar: ¿Stiuso y Pocino se beneficiaron o estaban involucrados desde el 2006 al 2008 con supuestas tareas de espionaje realizadas ilegalmente por una unidad de Inteligencia? ¿Por qué la jueza omite escuchas comprometedoras con el propio entorno presidencial y hasta con el propio Néstor Kirchner, como lo fue cuando este pidió “chupar” ilegalmente el correo electrónico laotrafaa@yahoo.com.ar, desde donde se enviaba spam con fotos del piloto Tango 02, desnudo junto a una lista de amantes homosexuales porque, según decía, era el favorito de su esposa?

5-¿Por qué si según Velázquez se utilizaba tecnología y equipos de la SI para las supuestas tareas de espionaje, esta no denunció esa falta de equipos, máxime cuando estos están por encima de los 100 mil dólares? ¿O no se denunció porque no convenía a la SI, sabiendo que se complicaría con las operaciones e interceptaciones que esta realizaba y realiza?

6-¿Donde está el proceso contra el suboficial del Ejército y agente de la SI que interceptaba los mails, tanto desde la comodidad de su casa en Caseros, como en los domicilios de sus amantes en Palermo y Mar del Plata y reportaba a la SI a través de la cuenta marianomejia32@gmail.com?

Reunión en Caballito Blanco


Corría mayo del 2006 cuando el entonces Sub. Of. (R) y agente de la SI Joaquín Conrado Pereira, quien se desempeñó en la ex Jefatura II de Inteligencia del ejército argentino -quien se encuentra actualmente indagado por la ubicación del cuerpo del mítico líder guerrillero erpiano, Roberto Mario Santucho, junto a la causa de DD.HH., por las desapariciones de los guerrilleros atacantes al RIM 3 Gral. Belgrano con asiento en la Tablada, que según grabaciones él mismo delata que estuvo involucrado en las ejecuciones y posterior desaparición de los guerrilleros del MTP, Provenzano y Samojedny-, cuando, a raíz de un colapso nervioso provocado por el cierre de la base conocida como Coronel Díaz y el escándalo de la divulgación de mails personales -que incluyeron a políticos, empresarios y periodistas- fuera internado en el Hospital Militar Central, haciendo un cuadro de preinfarto del que luego de recuperarse promoviera en él un rotundo cambio.

Un día miércoles de ese mes, después de ser dado de alta, un llamado telefónico efectuado por el Tcnl. Pablo Quiroga -íntimo de Pocino y Pereira- le avisaba a primera hora de la mañana que se preparara para encontrarse en horas del mediodía para almorzar en la confitería Caballito Blanco ubicada en la esquina de Sánchez de Bustamante y Alvear, a sólo 50 metros de la base Billinghurst, con algunos de los jefes que querían hablar con él, entre ellos el Director General de Reunión Interior, Fernando Gonzalo Pocino; el Director de la base Billinghurst, Gustavo “el mono” Quintana/Queirolo y la jefa de Departamento de dicha base, María Fernanda Madina/Madeo; quienes degustando de una entrada lo estaban esperando en una mesa.

Iniciada la conversación el punto era claro: la difusión de los mails había partido de la SIDE de Stiuso y para proteger los intereses corporativos de “La Casa”, Pereira tenía que inculpar a la Jefatura III de Inteligencia del ejército, en ese entonces a cargo del Gral. Br. Osvaldo Montero -su antecesor, el Gral. Br. Mauricio Fernández Funes “Fefu”, era primo de la jefa de Departamento de la base Billinghurst y a quien habían invitado un par de meses antes a la base donde habían conversado sobre que había que colaborar mutuamente y todas esas elocuentes frases que los ingenuos se tragan antes de que los agentes de la SI que carecen de códigos asesten la puñalada por la espalada- quien llevaba unos pocos meses en el cargo; y de la palabra a la acción al día siguiente de esa reunión, la Ministra de Defensa Nilda Garré había solicitado al J2 -jefe de Inteligencia militar- el listado secreto de todos los agentes de Inteligencia del ejército argentino amenazando con allanar la propia jefatura y Campo de Mayo en busca de equipos de interceptación de mails y escuchas de telefonía celular de los que dicha institución dispone.

Es así, ante esta embestida de la que el Ejército no tenía idea a que se debía que el J2 imparte la orden de redoblar la guardia perimetral del Área Militar de Campo Mayo con especial énfasis en la entonces CRIM -Central de Reunión de Inteligencia Militar- hoy denominada CIM, ante la sospecha de que agentes de la ex SIDE se infiltrase en el perímetro y “plantaran” material a los efectos de involucrar al Ejército en una maniobra totalmente ajena al sólo fin de cubrir la espalda de la SI. Pero el generalato astuto, previendo la jugada de algunos traidores dentro de sus filas, durante la noche en que se trató el tema en una reunión en el 7mo piso -como medida de seguridad- se dejó a Pereira y Quiroga sin conocimiento de nada, ya que se sospechaba que su tarea consistía en embarrar la cancha involucrando al Ejército en un escándalo de -y armado por- la propia ex SIDE para salvar su imagen. Sin embargo, Quiroga y Pereira se encontraban juntos reunidos y en contacto permanente por Nextel con Fernando Pocino, tratando de informarle a este último todo dato de interés o novedad que pudiera obtener por parte del Ejército.

Pero, más allá de la tarea asignada por la SI, consistente en involucrar al ejército en una sucia operación, Joaquín Pereira tenía sus propios planes.

Casado en segundas nupcias, 6 hijos de varias relaciones y dos amantes -una en Palermo de nombre Sara y otra en Mar del Plata de nombre Alejandra Ibaldi-, llevaba un estilo de vida que no podía sustentar bajo ningún punto de vista con su sueldo de suboficial retirado rondando los 2.500 pesos y tenía su propio jueguito personal del que le podría sacar provecho; en primer lugar, desplazar al hombre mejor preparado intelectual y profesionalmente para ocupar la jefatura de inteligencia del EA, el Coronel Juan Carlos Martene, en ese entonces subjefe de Inteligencia militar; y por otra parte “pasar a retiro” al Gr. Br. Osvaldo Montero, para nombrar en su lugar con ayuda de la Ministra de Defensa Nilda Garré, quien está ampliamente influenciada por Pocino ya que una de las hijas de la ministra está en pareja con este ultimo; a un hombre que sirviera a todos menos al propio Ejército, hecho que se logró luego de una amplia campaña de desprestigio contra Montero, nombrando en su lugar al actual Director de Inteligencia Militar, Gral. Br. Cesar Santos Milani, íntimo amigo de Pereira y con quien se jactaba de haber combatido juntos a la guerrilla en Tucumán entre otras “tareas” -con lo cual este pudo volver a tener un poco de respiro económico al volver a recibir los sobres con dinero de los fondos reservados de la ahora flamante Dirección de Inteligencia Militar- en tanto que la SI sacó provecho al tener a alguien que constantemente o cenaba en Puerto Madero o visitaba la base Billinghurst, a tomar café y charlar con el íntimo amigo el Gral. Milani, el propio director de la base con quien se conocían desde que este ultimo -”el mono” Gustavo Quintana/ Queirolo- había hecho la colimba teniendo al entonces Sub. Tte. Milani como instructor.

El paquete había cerrado perfecto. La Inteligencia militar se encontraba ahora bajo las directivas de la ex SIDE a la espera de hacer el trabajo sucio que esta última le ordenara. Ahora compartían tareas y todo lo que se elevaba a la SI a través de diversas cuentas y se centralizaban en marianomejia32@gmail.com a cargo de Pereyra; todo era visto tanto por Milani como Garré, Pocino y Stiuso. Sin embargo, ninguno de ellos fue imputado en la causa armada por la ex SIDE y la jueza-títere Arroyo Salgado; tampoco indagaron a Garré, quien tenía de manos de su Director Nacional de Inteligencia Estratégica Militar (DNIEM) Carlos Aquilar y del Secretario de Asuntos Militares, un IVAC (Interceptor Vampiro Captor-pasivo) en dicha oficina desde donde se seguían “chupando” todas las cuentas de la Unión de Promociones y Militares entre las que se encontraban las del propio Gral. Br. Montero (omontero@fibertel.com.ar y osvaldomontero@hotmail.com) las de la ex funcionaria de Garré que denunció una serie de maniobras non sanctas por parte de la Ministra, Andrea Prodan (andreaprodan@arnet.com.ar y prodanf@hotmail.com) y otro interceptor de la ex SIDE en Ezeiza que interceptaba al propio director Nacional de Inteligencia Estratégica Militar a través de su cuenta aguilarcarlosanibal@hotmail.com. Todo ello generando un intenso tráfico de correos electrónicos que iban desde diversas cuantas, centralizándose a marianomejia32@gmail.com. O la jueza no ve todo este caudal de información o se habrá transformado en inexistente, porque la Ministra de Defensa, además del espionaje doméstico, había ordenado espiar a todos los países limítrofes con énfasis en Chile y sólo dejó trascender el cuento de ser víctima y culpar a aquellos que se negaron a cumplir lo que denunció hace más de un año: que la ex SIDE venía espiando a Alberto Fernández y Carlos Stornelli. Fernández, insólitamente aseguró que hace unas semanas se enteró, alegando que no tenía conocimiento de que el ex Director de Contrainteligencia de la PSA Iván Germán Velázquez era funcionario del Estado argentino. Sin embargo, si se busca por Internet, aparece su nombre junto al de Pablo Carpintero y cuatro personas más que son nombradas bajo decreto presidencial en un documento público que lleva la firma del entonces presidente Néstor Kirchner, el entonces jefe de gabinete Alberto Fernández y el ex Ministro del Interior Aníbal Fernández.

Ahora, hasta donde se puede ver, la ex SIDE, a través de la prensa oficialista y sus operadores conocidos, viene hablando de una “banda de hackers”. Sería interesante saber quiénes son esos “hackers”, porque hasta donde se ve y se sabe, hay escritores, periodistas, un oficial Mayor y hasta el propio Velázquez que estudió Ciencias Políticas… y ninguno, a excepción del Stiuso, tiene una carrera en ingeniería en sistemas, informática o telecomunicaciones; algo que, de ser cierto, dejaría sin “partícipe necesario” a la causa armada por la jueza-títere Sandra Arroyo Salgado.

También es irrisorio cuando se insiste en hablar de una “banda de hackers integrada por ex agentes de Inteligencia”. Sería interesantísimo que la jueza explicara cuáles son, dado que hasta el momento de la causa todos los supuestos implicados eran oficiales en actividad y parte de una estructura legal y gubernamental de Inteligencia y funcionarios de una fuerza de seguridad bajo las ordenes del Ejecutivo ejerciendo cargos como ser el Director y Subdirector de Contrainteligencia de la PSA, en tanto que el resto, a excepción del Gral. Daniel Reimundes, que fuera Secretario General del Ejército, son periodistas. ¿Acaso estos “ex agentes existieron” o son también como el terrorista iraní que el fiscal Alberto Nisman, esposo de la jueza Arroyo Salgado, tiene guardado en un placard?

¿Realmente era como todo parece indicar, una unidad de Inteligencia que fue presionada a realizar el trabajo sucio ordenado desde la Presidencia a través de la dupla Stiuso-Pocino hasta que ese sector dijo basta, se reveló y pasaron a ser perseguidos, con una causa como “paraguas” armada por la propia ex SIDE a través de “su jueza” Sandra Arroyo Salgado?

Lo cierto es que hasta el día de hoy -y esto es gravísimo- se siguen monitoreando los correos electrónicos de docenas de dirigentes y funcionarios sin que nadie diga nada y sin que el kirchnerismo haya advertido a estos la anómala situación. Uno de los tantos, es el caso de Luis D’Elía, quien aún conserva su mismo correo y contraseña, lo cual permite a la SI controlar todos sus movimientos. El kirchnerismo lo sabe, pero jamás se lo hará saber, como hace con todos sus ministros y secretarios, a quienes tiene bajo estricto control.

Concluyendo


Lo aquí relatado es una síntesis apretadísima del libro que Iván Velázquez se apresta a publicar de manera inminente, titulado “Inteligenci@: de la SIDE al exilio”. Allí, el ex Director de Contrainteligencia de la PSA cuenta todas sus vivencias a lo largo de una década de espionaje y operaciones clandestinas que van desde operaciones contra el terrorismo hasta un tópico que apareció a partir del año 2002: aprietes, extorsiones y asesinatos.

Asimismo, la obra cuenta con listados de jueces y fiscales que gozaban y gozan de la “cadena de la felicidad”, esto es, sobres con dinero que les paga la ex SIDE. También hay un interesante listado de periodistas pagos al servicio de la SI.

“El libro incluirá un CD con fotos de todo tipo de personalidades en situaciones comprometedoras y videos de cámaras ocultas de funcionarios recibiendo coimas o paseando en sus autos en horario nocturno por la zona roja, luego de salir de reconocidos boliches porteños. Habrá infaltables escuchas telefónicas que van desde amantes despechadas hasta actos puros de corrupción y un dossier especial que incluye un informe secreto sobre los fondos de Santa Cruz, la carpeta secreta sobre el matrimonio Kirchner y otras perlitas que además de hacer que esta edición se agote provocará la rotura masiva de molinetes del Aeropuerto Internacional de Ezeiza”, admitió Velázquez a este periodista.

Por lo visto, se vienen días aciagos, no sólo para ciertos funcionarios de la ex SIDE, sino también para el mismísimo matrimonio presidencial.”

Todo vuelve


El caso es que, junto con la reaparición de Stiuso del lado del gobierno, el recalentamiento del caso Nisman y la despiadada guerra en torno a la corrupción policial en la Provincia de Buenos Aires, apareció en Montevideo una usina   periodística dedicada casi por completo a crear las condiciones para que sea relevada la cúpula de seguridad e inteligencia del macrismo. Por ejemplo, el portal de Velázquez lo ubica a Ritondo “contra las cuerdas”, asegurando que será citado en la causa Dark Star

El portal en cuestión se llama Adelanto 24.com y tiene oficinas en pleno centro de Montevideo Av. 18 de julio 1846 of. 503 – Montevideo, Uruguay , siendo propiedad de Ediciones Digitales del Este (EDIGE) S.A.

En realidad, se trata de un emprendimiento que dirige personalmente Iván Velázquez, quien desde Uruguay conduce una pequeña redacción en Buenos Aires, donde se destaca la periodista Clarisa Ercolano, autora del libro Escuchas ilegales.

De acuerdo a análisis que circulan en el oficialismo, Velázquez no volvería por ahora a la Argentina ante el temor de que, por revelación de secretos de estado u otros ilícitos, sus enemigos en la AFI le abran una nueva causa y la justicia lo procese nuevamente. La razón por la cual Velázquez no oficiliaza su rol de director de Adelanto 24 es que sigue siendo un refugiado político en Uruguay y la participación de su portal en la guerra de los servicios argentina podrían valerle que la Cancillería local le reclame al gobierno uruguayo por las actividades abiertamente conspirativas del ex espía.

Lo importante es que la operación en marcha en Montevideo funciona como un disparador de información interna de los servicios y que los blancos preferidos son Bullrich, Ritondo y Majdalani. La pregunta a contestar es si detrás de esta operación está un sector del nuevo poder en la Argentina que apunta a condicionar las próximas decisiones de Macri en materia de inteligencia y seguridad.

Stiuso y Velázquez son dos caras de la misma moneda: la guerra interna en los servicios entre bandos al servicio de los poderes de turno. En este caso, faltan datos para saber qué hay detrás de la operación montada en Montevideo.

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