domingo, 6 de marzo de 2016

Pérez Esquivel olvida la mitad de la historia






06/03/2016


Por Juan Manuel Otero


El Sr. Pérez Esquivel, como no podía ser de otra manera, se opone fervientemente a la visita del Presidente Obama a nuestro país. Incluso se alarma por coincidir su estadía con la fecha en que las Fuerzas Armadas, con la adhesión de la mayoría de la ciudadanía, tomaron el gobierno para continuar la lucha contra los asesinos terroristas que venían sembrando muerte y desolación en la República.

Son elocuentes las irónicas palabras dirigidas al mandatario estadounidense: “En 1976, mientras tú tenías tan solo 14 años y tu país festejaba dos siglos de su independencia, nosotros comenzábamos el período más trágico de nuestra historia, con la instauración de un terrorismo de Estado que sometió a nuestro pueblo a la persecución, la tortura, la muerte y las desapariciones para quitarle su derecho a la libertad, independencia y la soberanía”.

¿Es tan infantil o tan senil que supone que Obama eligió adrede esa fecha? Me causa gracia tan pueril comentario.

Además le imputa, como si Obama fuera responsable, que la dictadura contó con el “financiamiento, adoctrinamiento y coordinación de Estados Unidos”.

¿Este señor es el mismo que fuera galardonado con el Premio Nobel de la Paz?
No lo parece. Sus tendenciosas palabras, no sólo muestran el odio irracional que siempre tuvo hacia nuestras Fuerzas Armadas, sino que además, olvida una parte importantísima de nuestra historia.

Parecería que su discurso lo hubiera escrito Hebe de Bonafini, el inefable Verbitsky o cualquiera de los altos funcionarios del gobierno anterior.

El tuerto relato que hasta ayer se enseñaba desde los jardines de infantes sobre que un 24 de marzo de 1976, un grupo de militares, sin otra cosa importante agendada para ese día, decidieron tomar la casa de gobierno, hacerse del Poder y comenzar una matanza entre jóvenes caritativos e inocentes cuya única actividad consistía en repartir claveles por las calles, recitando el preámbulo de nuestra Constitución Nacional y entregando estampitas de la Virgen María a cada vecino que cruzaban.

Parece que a este señor, los años le han deteriorado la capacidad de recordar la historia completa, es así que omite (tal vez involuntariamente) mencionar que el terrorismo apátrida, apañado, instruido y financiado por tiranías latinoamericanas y algún país europeo que hoy se rasga las vestiduras ante los ataques terroristas sufridos en carne propia, comenzaron muchos años antes de aquel 24 de Marzo. Que ya desde los ’60, ante tantas muertes de inocentes, bombas, secuestros, torturas en cárceles del pueblo, el gobierno del General Lanusse creó la Cámara del Crímen especializada en delitos de terrorismo para juzgar a los autores de ataques a la población e instituciones. Olvida que se les dieron todo tipo de garantías de defensa en juicio, tampoco recuerda que muchos de ellos fueron encarcelados con sentencias fundadas en pruebas contundentes mientras que otros fueron sobreseídos por falta de ellas.

Y le recuerdo, por las dudas que tampoco lo sepa, que Lanusse entregó el gobierno al Dr. Cámpora conforme el resultado de elecciones transparentes.

¿Y cuál fue la primera decisión del Dr. Cámpora aquél nefasto 25 de mayo de 1973? ¿No lo recuerda señor Pérez Esquivel?

Yo se lo recuerdo: Un hijo del Presidente era novio del joven Dr. Esteban Righi, razón por la cual éste fue nombrado Ministro del Interior. Y luego de la asunción, lo que todos sabemos…

La apertura de las cárceles, la liberación de todos los terroristas condenados y la devolución de sus armas…

Y eso fue en 1973… hasta 1976 los terroristas asesinaron a miles de inocentes, soldados, civiles, hombres, mujeres, sacerdotes, niños, cónsules extranjeros, directores de empresas europeas instaladas en el país… Era la diversión preferida de los famosos “jóvenes maravillosos e idealistas”.

Hasta que el arco político opositor y la ciudadanía dijeron basta…

Señor Pérez Esquivel: NO SEA HIPÓCRITA. CUENTE TODA LA HISTORIA. Es lo que hacen los hombres de honor, virtud que a Ud., por lo visto, le falta.

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