22 Septiembre 2019
"Ya no me falta pa completar, más que ir a misa e hincarme a rezar"
por Rogelio Alaniz
Una de las ocupaciones prácticas de Alberto Fernández es relativizar la responsabilidad de algunos de los kirchneristas imputados por corrupción.
Campeón de la media palabra, a la hora de opinar sobre los corruptos presos sugiere no estar de acuerdo ni con una cosa ni con la otra, sino exactamente todo lo contrario ¡¿?!. Ahora bien, esa laberíntica ambigüedad se transforma en certeza absoluta a la hora de proclamar la inocencia de Cristina. Para el Alberto, los jueces que la procesaron cometieron barrabasadas de la que deberán rendir cuentas al futuro tribunal de Justicia Legítima. Con todo respeto me permito discrepar en toda la línea con el compañero candidato de la causa nacional y popular. Si una injusticia hay en toda esta merienda de negros, es que Lázaro Báez o Julio de Vido o Milagros Sala estén presos y la Jefa disfrute de la libertad.
Treinta y cinco años de la Conadep y la capacidad del peronismo para gestionar el crimen perfecto: cuando nació, la boicotearon por derecha y por izquierda, coherentes con su propuesta de amnistía a los militares. Y cuando se afianzó, no se les ocurrió nada mejor que hacerla suya violando el prólogo y acomodándolo a su gusto y placer. Todo esto acompañado de promesas de venganza contra los militares, mientras sus jefes apostaban a la amnistía y el indulto.
Nadie puede oponerse a la propuesta de democratizar la justicia. El problema de los kirchneristas es que en ellos la palabra democratización esconde mal el deseo de una justicia sometida al poder del compañero o la compañera. Y en términos prácticos, nunca olvidemos que para los kirchneristas los jueces ideales se llaman Julián Ercolini, Rodolfo Canicoba Corral, Eugenio Zaffaroni o Norberto Mario Oyarbide.
Postular que el peronismo es la única fuerza política con capacidad para gobernar en la Argentina, es una clásica pulsión totalitaria, la nostalgia por el partido único o su versión criolla, el movimiento nacional, una tentación de poder absoluto y mesiánico no muy diferente a la de los militares cuando decían ser la única reserva moral de la Nación y, como consecuencia, los únicos capacitados para gobernar.
El compañero Axel Kicillof escandalizado por la miseria en La Matanza. Sinceramente, hay que sacarle el sombrero y felicitarlo. Desde hace más de treinta años a La Matanza la gobierna el peronismo, pero ellos insisten en que la culpa de ese escenario de terror, devastado por el hampa, el narco, la rufianería y los barras bravas lo inventó María Eugenia Vidal hace tres años, mientras ellos candorosamente se dedicaban a organizar campeonatos de bolitas y carreras de embolsados.
En su insolente alegato contra el presidente de la Nación, el arzobispo de Salta, Mario Cargnello, proclamó que hay que arrodillarse ante los pobres. Disiento en toda la línea. Los pobres no necesitan sacerdotes y creyentes bien alimentados y de rodillas, necesitan dejar de ser pobres e integrar el manso rebaño del pastor. ¿Es necesario recordar que la pobreza no es una virtud sino un mal? ¿Importa tener presente que la pobreza mata, degrada, corrompe, somete?
Me gustaría preguntarle al arzobispo de Salta si alguna vez sus hermanos obispos de Formosa, Santiago del Estero, La Rioja, San Luis, Chaco, entre otras provincias, se han tomado contra los gobernadores licencias como las que se tomó él contra Mauricio Macri. Hablo de provincias pobres y corruptas en las que la iglesia, en la mayoría de los casos, calló o fue cómplice no solo de la pobreza, sino también de la descarada corrupción de los jeques feudales.
Uno sabe que llega a la ciudad de Formosa, porque desde lejos se distingue una enorme cruz que ni siquiera en el Vaticano se han animado a levantar. La cruz es imponente y enorme, pero las voces críticas de la iglesia contra el compañero Gildo Insfrán son pequeñas, mínimas. ¿Se acuerdan de que el único que se animó a denunciar al régimen por la pobreza que reproducía fue Carlos Tevez y que, como consecuencia de esa osadía, los honorables funcionarios del gobierno de Formosa, además de acordarse de la madre de Carlos, no vacilaron en tratarlo con justificada indignación nacional y popular de “negro villero”?
Chubut. Gobierno peronista votado por los peronistas de Chubut y festejado por los peronistas de todo el país. El gobernador exitoso -escribano de Lázaro Báez- no paga los sueldos a sus empleados mientras se duplica los suyos, pero Ctera decide dejar a todos los chicos del país sin clases y a modo de conclusión postula que Mauricio Macri tiene la culpa de todo porque no accede -después de haberle enviado cientos de millones de pesos- a que los impuestos de todos los argentinos cubran los agujeros negros de la economía de Chubut.
“Es más importante luchar que conocer una raíz cuadrada”, proclama un dirigente gremial docente de Chubut. Decir eso o “Alpargatas si, libros no”, es más o menos lo mismo. Para consuelo, queda saber que quien dice esa salvajada no es un maestro, sino un dirigente gremial de los maestros, tal vez el mejor discípulo de Roberto Baradel. Ahora bien: cuando el alumno preferido de Baradel en Chubut dice que la lucha es más importante que la raíz cuadrada, está diciendo que los paros “vacacionales” de Ctera son más importantes que la educación. Yo creo que al alumno de Baradel hay que felicitarlo por la sinceridad. Eso es Ctera. Importa más la conjunción bombo y birra que dar clases.
En homenaje a la memoria, tengamos presente que cuando Daniel Arcioni ganó las elecciones en Chubut el primer abrazo lo recibió de ese apóstol de la verdad y las convicciones que se llama “Ventajita” Massa. Después llegó el Alberto y juntos cantaron el “Todos unidos triunfaremos”. ¿Alguien se sorprende de que ahora pase lo que pasa? Conclusión: a los docentes de Chubut los hambrea el gobernador Mariano Arcioni, los cagan a palos y patadas sus compañeros petroleros, mientras dos maestras mueren en las deplorables rutas de la provincia. Pero después protestan en la ciudad de Buenos Aires y las consignas callejeras insultan a Mauricio Macri. Coherencia populista que le dicen.
En materia de libertad de prensa el peronismo posee una fuente histórica privilegiada a la que retorna periódicamente: La “Comisión Visca” precedida desde 1949 por el compañero Emilio Visca, quien junto con el compañero Alejandro Apold se ocuparon de hacer estragos contra diarios y radios, censurando y persiguiendo a periodistas y confiscando papel. En la faena perpetrada por estos honorables caballeros de la causa nacional y popular, se sostiene la mejor jurisprudencia del peronismo.
El comodoro Horacio Verbitsky declara en una entrevista que Cristina Kirchner en su condición de presidente de la Nación no estaba en condiciones -por ejemplo- de saber lo que podía hacer su barrendero. No se puede ser más cínico y falsario. Las complicidades de Cristina no son con su barrendero. Son con Lázaro Báez, con Julio de Vido, con sus secretarios y contadores privados... con su marido... con sus hijos...
Fuentes reservadas a las que pudo acceder tío Colacho, nos han permitido conocer el proyecto educativo presentado por el compañero Roberto Baradel al compañero Alberto Fernández: cerrar escuelas normales por sarmientinas y gorilas; empadronar trapitos -con preferencia a los que merodean los estadios de fútbol- para el ejercicio de la docencia; promover que las autoridades de “Vatayón Militante” llamen a concurso en todos los penales del país para designar futuros inspectores de escuelas; descanso obligatorio de lunes a viernes; huelga libre; clases sábado y domingo, con ausencia justificada en caso de misa o eventos parecidos; incluir a “La razón de mi vida” y “Sinceramente” como textos de lectura obligatoria; a los mejores alumnos de este singular proceso educativo otorgarles como premio rosarios bendecidos por el compañero Pancho; en los textos de historia argentina condenar expresamente a Sarmiento, Mitre y Roca por haber abierto a través de leyes herejes las puertas a una educación enemiga de Dios. Diego Armando Maradona, ministro de Educación; Diego Brancatelli, ministro de Cultura; el Tula, director del Teatro Colón. Cristina conducción. Patria o muerte. Venceremos.
Rogelio Alaniz
No hay comentarios:
Publicar un comentario