25 septiembre, 2019
Javier Castro otro outsider que jugó a ganador y hoy solo le queda el mote de “kirchnerista”
Por Rubén Lasagno
El Secretario General de AOMA (Asociación Obrera Minera Argentina) de Santa Cruz Javier Castro es otro aliado K que forjó desde el sindicato minero una estrecha relación de conveniencias y necesidades con el gobierno provincial y estrechó aún más los lazos en la gestión de la actual gobernadora, con la mira puesta en la política, poniendo un pie dentro del kirchnerismo con la humilde (pero inclaudicable) aspiración de ser intendente de Puerto San Julián por dentro del Frente para la Victoria (electoralmente Frente de Todos), lo cual no lo desmerece sino, al contrario, es un derecho que todo ciudadano tiene de hacer política y acceder por elección democrática a un cargo de gestión.
El problema de Castro sobrevino cuando la justicia electoral lo dejó afuera del juego como candidato a intendente, con la excusa de que el apoderado de su lista, el Sr Andrés Ganem, llamativamente, suscribió la candidatura de los concejales, pero se olvidó de suscribir la del candidato a Intendente.Formalmente, entonces, el dirigente gremial quedó afuera de las chances de competir
Por esta razón, Javier Castro recurrió ante el Superior Tribunal de Justicia planteando una queja por “Exceso de rigor judicial”, una argumentación bastante contradictoria, si se tiene en cuenta que una de las condiciones de la justicia, no solo es que sea justa sino que se aplique con el rigor que corresponde, apelando a la firmeza y celeridad, dentro de los márgenes de equidad necesario.
La reacción de Castro fue inmediata. “Nuestros votos no irán a (Nelson) Gleadell” dijo, en clara amenaza hacia el otro (éste sí) kirchnerista de la primera hora, que fue puesto e impuesto por Néstor kirchner como Intendente en esa localidad, donde permaneció hasta el año 2015.
El problema fue que Castro no observó a tiempo, lo que no vio con suficiente antelación o lo que ni siquiera consideró posible, es que su ingreso al nido kirchnerista debió hacerse (necesariamente) desde abajo, porque no se pueden pisar callos sin pagar las consecuencias. Y si no lo cree así, que le pregunte al otro gremialista con ganas de ser banca y debió conformarse con ser punto en las elecciones del 11 de agosto último, nos referimos a Claudio Vidal, Secretario General de Petroleros Privados.
Vidal como Castro, ingresaron a la política por dentro del kirchnerismo, sacudiéndole las estanterías a los históricos, a quienes tienen “historia” (en algunos casos de obsecuencia y vergonzosa capitulación de dignidad, convicciones y negocios) dentro del partido, a esos que se han aguantado todo tipo de destrato y postergación y están esperando que la ventanita de la historias de las oportunidades en la provincia se abra para ellos en los nuevos tiempos. Los kirchnerista, en ese punto, son meticulosamente perversos para aplicarles correctivos a quienes pretenden patear los bolos dentro de la Omertá, o en términos cinegéticos que el pato pretenda ser escopeta. En síntesis, dentro del partido nadie avanza más allá de la decisión del propio kirchnerismo, si antes no ha reptado en el barro, aportando los favores que el partido exige para lo que ingresan por la claraboya.
Javier Castro no se contentó con compartir un lema con Nelson Gleadell, sino que pretendió (tal vez con posibilidades ciertas) disputarle el lugar de Intendente y esto, sin antes haber aplicado a los términos del “ascenso K”, es letal para las aspiraciones de cualquiera. Es en ese marco en el cual se pueden producir “olvidos” o “errores de tipeo”, que lo dejen fuera de concurso, si no se resigna a colaborar con la cabeza inclinada, antes de elevarse con las alas de Ícaro y darse un fuerte golpe contra el piso de la realidad.
En el caso de Claudio Vidal, todo daba bien para el kirchnerismo. Se sabía que la disputa principal estaría entre Javier Belloni y Alicia Kirchner y el petrolero jugaba de 5, repartiendo el juego pero con pocas posibilidades de hacer un gol. Era obvio (excepto para Vidal y sus seguidores) que el kirchnerismo estaba seguro de imponerse entre los tres sublemas que componían el espacio. Uno tenía el aparato y los fondos (Alicia), el otro tenía los votos y la base económica (Belloni) y el tercero (Vidal) tenía las ganas, una buena billetera y el aliento continuo de quienes lo empujaban, pero carecía de lo principal: el voto del PJ kirchnerista.
Por esta razón dejaron jugar a Vidal para gobernador; no era contendiente para quienes sí estaban en la recta de las posibilidades ciertas: Alicia y Belloni. En cambio, cuando Claudio Vidal decidió jugar personalmente para la intendencia de Río Gallegos en octubre próximo por dentro del sector K, el FPV le hizo un corte de mangas. Porque la presencia de Vidal con posibilidades ciertas de concentrar votos peronistas, no peronistas y algunos k como candidato a intendente de la capital, le restaba considerables posibilidades de coronarse a Pablo Grasso un todo terreno K, quien espera desde hace muchos años su oportunidad. Ergo: Vidal kirchnerizado quedó rezagado a jugar la personal y en el apuro se encontró con el espacio de Peralta con quien acordó ir con sublema para intendente de Río Gallegos poniendo (de esta manera) huevos en varias canastas, pues en Caleta Olivia apuesta a la intendencia con Fernando Cotillo, lo cual demuestra que Vidal es más kirchnerista que independiente y tiñe todo lo que toca y comparte con sus nuevos socios, con el sello K, como es el caso de Santa Cruz Somos Todos, en camino a las elecciones de octubre.
A Javier Castro le pasa exactamente los mismo. Por ello y no por otra cosa, el enojo del dirigente minero lo hizo actuar como el chico dueño de la pelota que se va a la casa y deja a todos sin jugar. Ahora Castro, amenaza al propio kirchnerismo con votarle en contra, porque entiende que esa maniobra no fue casual. Él quedó afuera por una maniobra política especulativa del gobierno provincial ya que alguien vio una verdadera amenaza hacia Gleadell y decidieron bajarlo de facto, poniéndolo a Castro en un lugar para él, inconcebible: fuera de juego.
Es el eterno problemas de los outsider de la política que llegan a ella con enorme impulso, creyéndose imparables, solo porque arrastran un apoyo sectorial. Santa Cruz hace 30 años convive con el kirchnerismo. Hay generaciones de políticos/funcionarios/militantes, que se han forjado en esa matriz política y es impensable que dos personas extrapartidarias, pretendan entrar alegremente para ser figuras, cuando hay tantos con cierto pedigree y militancia obedeciendo y esperando en la gatera. Mazú, Bessi, Gómez Bull, Pablo Grasso, las hermanas García (Virginia y Rocío), Boldovich, Camino, Pablo González, Jorge Arabel, Leonardo Álvarez, solo por nombrar algunos aunque faltan muchos nombres de intendentes y funcionarios actuales, quienes tienen suficiente rodaje dentro del kirchnerismo y han soportado todo tipo de indignidades en estos años, para permitir que dos cuerpos extraños se crean con suficiente autoridad para pasar sobre ellos sin respetar mínimamente el derecho de pertenencia.
Castro como Vidal, surgen como elementos útiles en tanto desde su función sindical sirven a los fines del gobierno provincial. Cuando sus objetivos se extendieron más allá de los permitido y comenzaron a soñar con un futuro político propio, el mismo sistema de selección natural del Frente para la Victoria comenzó a funcionar. Y si quieren pertenecer, será indispensable que aporten (además de fondos) obsecuencia y obediencia de vida. Los atajos en política se pagan y en este caso el costo es demasiado alto para un político por cuanto adelante hay un partido cerrado y fundamentalista concebido para unos pocos y reservado solo para quienes ellos dispongan y en los tiempos que ellos decidan. Creer lo contrario es desconocer cómo funciona la política en Santa Cruz.
(Agencia OPI Santa Cruz)
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