17/09/2019
Los que votan a CFK, ¿no recuerdan la corrupción K?
Votos mata cuadernos
Los argentinos estamos en graves problemas. No solo por la inflación y la pobreza que no bajan o la ocupación y el consumo que no suben. De esos dramas, podemos y vamos a salir. Lo más complicado es la degradación moral. El “roban pero hacen” que se multiplicó hasta el infinito.
Hay 12.200.000 compatriotas que votaron a Cristina en las PASO y no les importó en lo más mínimo que sea la mujer que más delitos cometió durante más tiempo en la historia democrática argentina. A muchos les dio un poquito de vergüenza y por eso no lo confesaron ante las encuestadoras.
Pero superaron ese pudor y pusieron en las urnas los millones de votos que le permiten a Cristina tener muchísimas posibilidades de volver al poder para completar su objetivo de ir por todo.
Insisto que el “roban pero hacen” de Carlos Menem se multiplicó por mil. Quedó hecho un poroto. Eso habla de una sociedad degradada en sus valores éticos y morales y de una apuesta permanente al pensamiento mágico de que un salvador llamado Diego va a salvar a Gimnasia del descenso y una salvadora llamada Cristina va a salvar a Argentina del descenso social y económico.
Es un pensamiento que está siempre destinado al fracaso. Es una forma de facilismo y pereza, una manera de lavarnos las manos y mirar para otro lado. ¿Cuándo vamos a entender que para que las cosas salgan bien en Gimnasia o en Argentina hay que hacer las cosas bien? No hay atajos. Nada bueno se logra sin sacrificios y sin honestidad.
Hay 12.200.000 compatriotas que votaron a Cristina en las PASO y no les importó en lo más mínimo que sea la mujer que más delitos cometió durante más tiempo en la historia democrática argentina. A muchos les dio un poquito de vergüenza y por eso no lo confesaron ante las encuestadoras.
Pero superaron ese pudor y pusieron en las urnas los millones de votos que le permiten a Cristina tener muchísimas posibilidades de volver al poder para completar su objetivo de ir por todo.
Insisto que el “roban pero hacen” de Carlos Menem se multiplicó por mil. Quedó hecho un poroto. Eso habla de una sociedad degradada en sus valores éticos y morales y de una apuesta permanente al pensamiento mágico de que un salvador llamado Diego va a salvar a Gimnasia del descenso y una salvadora llamada Cristina va a salvar a Argentina del descenso social y económico.
Es un pensamiento que está siempre destinado al fracaso. Es una forma de facilismo y pereza, una manera de lavarnos las manos y mirar para otro lado. ¿Cuándo vamos a entender que para que las cosas salgan bien en Gimnasia o en Argentina hay que hacer las cosas bien? No hay atajos. Nada bueno se logra sin sacrificios y sin honestidad.
Lo que viene de arriba y fácil, se va enseguida. Ya deberíamos saber que a caballo regalado hay que mirarle bien los dientes.
¿Cómo es posible que a 12.200.000 habitantes no les interese que Cristina tenga 13 procesamientos, (un récord mundial para alguien que fue dos veces presidenta), varios pedidos de prisión preventiva y que no esté presa junto a su banda solamente por el blindaje que le da la impunidad de los fueros parlamentarios?
¿Hay cierto nivel de síndrome de Estocolmo? Esto de creer que los que nos sometieron a la cleptocracia y el latrocinio son los que nos van a llevar por el buen camino. Esto de confiar en el que prendió fuego al país para que apague el incendio es algo incomprensible.
Dentro de pocas horas, el juez Claudio Bonadío va a elevar a juicio la causa de los cuadernos que Cristina definía con sorna como “el expediente de las fotocopias”. Hoy esa causa es la más importante de la historia de la mega corrupción de estado en democrática. Y se conoce como la de “los cuadernos” pero actualmente está absolutamente probada por el testimonio de 31 imputados colaboradores.
El fiscal Carlos Stornelli, hizo un trabajo riguroso de 678 páginas, está repleto de medidas probatorias. Son 525 entre “oficios a organismos, informes de inteligencia, declaraciones testimoniales, pericias sobre computadoras o memorias telefónicas, allanamientos y lista de vuelos oficiales”, entre otras.
Gente de la máxima confianza y cercanía de Cristina, Néstor y Máximo, como su contador Víctor Manzanares y 30 arrepentidos más dieron testimonios de todos los mecanismos del robo y de las coimas y del colosal enriquecimiento ilícito de la familia Kirchner, del cártel de los Pingüinos y de muchos empresarios cómplices.
Todas estas denuncias fundamentadas fueron certificadas por la prueba recolectada. Cada palabra fue corroborada por la realidad. No hubo inventos ni fantasías. Todas son dolorosas verdades que prueban un mecanismo gigante de una asociación ilícita para el cobro de coimas como no hubo jamás en este país y casi sin antecedentes en el mundo.
Pero más de 12 millones de personas se niegan a creer esa verdad y creen las mentiras de que es un invento del imperialismo, los periodistas y los jueces. Hay que ser muy fanático para negar una realidad tan concreta. Es algo así como “mentime, que me gusta”. ¿Qué más hace falta para que nadie dude de que Cristina no es inocente ni decente?
Cuando se eleve la causa a juicio oral, el tribunal que salga sorteado deberá fijar la fecha del inicio. Es difícil que esto ocurra antes de fin de año. Por lo tanto Cristina deberá afrontar el juicio más grave de su vida como vice presidenta de la Nación, si ganan las elecciones o como senadora por la minoría, si Macri logra la muy difícil reelección.
A las órdenes de Cristina, el cártel fue liderado por tres organizadores: Julio de Vido, el gerente general, Roberto Baratta y Josesito López. A cargo del engranaje financiero, estuvo Ernesto Clarens y Carlos Wagner, fue el coordinador de todos los empresarios que participaron de la estafa.
Le recuerdo que muchos de estos empresarios dicen que fueron obligados, extorsionados pero en muchos casos, ellos estaban felices de participar en esa cartelización nefasta. ¿Sabe por qué? Porque no estaban obligados a competir, ponían el precio que más le gustaba y le cargaban sobreprecios de hasta el 50% o más en algunos casos y de allí, salían las coimas, el retorno, o como usted las quiera llamar. ¿Se entiende?
Los empresarios no pagaban las coimas de sus ganancias. De ninguna manera. La sacaban de los sobreprecios. Por lo tanto todos los argentinos pagamos esos malditos retornos.
La gran luchadora por la honradez, la diputada Graciela Ocaña, dijo que todos los presos del kirchnerismo estafador van a salir libres el 10 de diciembre si Alberto asume la presidencia. Los detenidos en esta causa son 7: Julio de Vido, Roberto Baratta, Lázaro Báez, Cristóbal López, Fabián de Sousa, Oscar Thomas y en forma domiciliaria, con tobillera electrónica, Gerardo Ferreyra. También hay 172 procesados.
Estamos en un país con una fuerte instalación cultural del populismo facilista, corporativo y corrupto cuya religión es la trampa y la evasión. Por eso tenemos los dirigentes políticos que tenemos. Son paridos por nuestros riñones, a nuestra imagen y semejanza. No los importamos de Japón. Viven entre nosotros.
Como dijo Rodolfo Terragno: las mayorías pueden equivocarse. Pero aunque no tengan razón, tienen el derecho inapelable a imponer su voluntad. Eso no significa que no los critiquemos y vayamos contra la corriente.
Si yo creo que Maradona es un remedio peor que la enfermedad para Gimnasia y que Cristina solo viene en búsqueda de impunidad y de eternizar a La Cámpora en el poder, debo decirlo con toda honradez intelectual. Tengo la obligación de analizar los resultados electorales pero también de expresar mis convicciones más profundas.
Llegó el fin de la instrucción en la causa de los cuadernos. Ya no hay nada que investigar. La justicia cree que está absolutamente probado que Cristina ahora y Néstor antes fueron los jefes de la asociación ilícita destinada a cobrar coimas durante años y por millones de dólares.
Esto es solo la punta del iceberg. La estafa de los pingüinos buitres al pueblo pobre de la patria tiene dimensiones colosales. Y en muchos casos, está probado que ese dinero sucio e ilegal iba a tres lugares básicamente: a la quinta de Olivos, al departamento de Juncal y Uruguay y a la casa de María Ostoic, la madre de Néstor. Se sintieron tan impunes que dejaron los dedos pegados por todos lados.
Ya nadie puede dudar que Cristina fue la “jefa” que sucedió a Néstor, el jefe. Está claro que cuando Néstor se murió, ella asumió la conducción política de su espacio pero también la gerencia administrativa de coimas, lavado y mega corrupción de estado.
Cristina está cercada legalmente. Encima le han descubierto 14 propiedades nuevas sin declarar. La mayoría, por alquiler o construcción, ligados a Lázaro Báez. Acaban de comenzar las indagatorias precisamente por la distribución de la obra pública y Cristina y Lázaro están asociados en el delito, aunque a ella la autorizaron a declarar en último día.
Pero Cristina confía en que los votos derroten a los cuadernos. Que las urnas superen a la ética. En Misiones, al final de su acto, bailó una cumbia que dice que “Macri y Vidal ya fueron y que si vos querés, Larreta también”.
Todos los caminos de la corrupción conducen a Cristina. Ningún gobierno democrático cometió tantos delitos por tanto dinero y por tanto tiempo. Las pruebas que hay en todos los expedientes son demoledoras. Pero no hay peor ciego que el que no quiere ver.
En los cuadernos de Cristina está escrito que ella quedó atrapada y sin salida entre la posibilidad de volver al poder por la urnas, o ir a la cárcel por la verdad y la justicia. Del pueblo argentino depende.
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