miércoles, 21 de agosto de 2019

Cristina Kirchner, "líder forajida"

Infobae


21 de agosto de 2019




Alberto Fernández todavía no garantiza la continuidad de la política exterior con respecto a Venezuela



Por  Luis Fleischman



El triunfo de la fórmula Alberto Fernández-Cristina Kirchner en las PASO incrementa sus posibilidades de ganar las elecciones generales a llevarse a cabo el próximo 27 de octubre.


Es en este sentido que desde ya recae sobre Alberto Fernández no solo pensar en cómo encaminará la economía argentina sino también qué tipo de política exterior llevará a cabo y cuál será la imagen internacional que éste desearía para la Argentina.


La compañera de fórmula de Fernández, Cristina Kirchner, tiene una reputación internacional dudosa. Es vista como una líder forajida que apoyó los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, que intentó –mediante un acuerdo muy nebuloso– normalizar relaciones con Irán y eximirlos de culpabilidad por los ataques terroristas presuntamente perpetrados por la república islámica en Buenos Aires contra la Embajada de Israel y la central comunitaria judía AMIA. Además, fue bajo su gobierno que ocurrió la misteriosa muerte del fiscal Alberto Nisman, quien precisamente investigaba el caso Irán y acusó a Cristina Kirchner de encubrir a los iraníes acusados por los atentados.


Nisman era una figura conocida en los Estados Unidos por haber hecho una investigación muy detallada de la presencia de terrorismo iraní en América Latina y mantenía una excelente relación con el establishment del contraterrorismo en los Estados Unidos.


El presidente Mauricio Macri revirtió la política exterior kirchnerista y fue unos de los líderes regionales que ayudó a aislar al gobierno de Maduro además de revertir otros aspectos de la política exterior argentina.



Fernández deberá decidir de qué lado quiere que la Argentina se ubique. Por un lado, él se distanció del gobierno de Maduro llamándolo "dictadura". Pero por otro lado, fue endorsado por el Foro de San Pablo en su última cumbre. Fernández también apoyó la liberación de Luiz Inácio "Lula" Da Silva. Visitó al ex presidente brasileño en prisión, denunció su encarcelamiento como una injusticia y lo comparó con la acción judicial emprendida contra Cristina Kirchner y Rafael Correa de Ecuador.

Lula fue condenado por recibir sobornos de una empresa constructora brasileña y fue sentenciado a 10 años de prisión. En enero de 2018, un tribunal brasileño sostuvo su condena y agregó dos años a su sentencia. El fiscal general de Ecuador pidió que la Corte Nacional de Justicia solicite a Interpol que capture al ex presidente Rafael Correa por acusaciones de soborno, asociación ilícita y tráfico de influencias. Correa también es sospechoso de orquestar el secuestro ilegal de un diplomático ecuatoriano acusado –por Correa– de espionaje.


Recordemos también que Lula quizás haya sido el aliado político más importante del chavismo. Lula, quien se veía a sí mismo como un líder regional y del tercer mundo, cooperó con el chavismo y le otorgó legitimidad y poder regional.


¿Será Fernández un líder comprometido con la democracia o revertiría su posición hacia el campo de izquierdas pro-Maduro? ¿Intentarían Cristina Kirchner y sus seguidores persuadirlo para que tome un camino radical como lo hizo durante su mandato como presidente? ¿Optaría Fernández por rendirse a la presión kirchnerista y defender a un régimen como el venezolano que propone un socialismo cuya única igualdad lograda ha sido el empobrecimiento por igual de la población, excepto su élite gobernante quien se ha enriquecido mediante el saqueo del Estado y el narcotráfico?


Además de esto, la usurpación y actividad criminal de los actuales líderes venezolanos son apoyadas mediante una represión que ya se ha cobrado miles de vidas, y ha encarcelado y torturado otros tantos. No solo los Estados Unidos y el Grupo de Lima rechazan y condenan a Maduro. Es también la Unión Europea. El informe de la Naciones Unidas preparado por Michelle Bachelet –quien alguna vez apoyó tácitamente al chavismo– impresionó a Fernández. Pero, ¿será esto suficiente?

Fernández quizá no sea Kirchner, pero su actitud no garantiza todavía que vaya a tomar una ruta distinta. Es importante que los Estados Unidos y el Grupo de Lima comiencen a comunicarse con él para asegurarse que Argentina permanezca entre aquellos que exigen libertad, derechos humanos y un cambio de régimen en Venezuela, y aquellos que siguen comprometidos con la democracia y los derechos humanos en el continente.


*El autor es profesor de Sociología y Ciencia Política en la Universidad Palm Beach State College, Co- fundador del Palm Beach Center for Democracy and Policy Research y director del Interamerican Institute for Democracy


N de R La Misère Porc:

EXCELENTE nota, que describe la realidad vista desde muy lejos y con  inigualable mente Universitaria.

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