09/05/2020 - 22:30
Humor Político
El Senado es mío, mío, mío
Hoy Ex Ex Ella siente que está frente a su gran oportunidad. Veremos si Tío Alberto piensa igual.
Cristina Kirchner, en el Senado, probando el sistema
virtual.
Alejandro Borensztein
Antes que nada, debemos aclarar que la decisión de las autoridades porteñas de mantener cerradas las peluquerías no tiene nada que ver con el temita capilar del Jefe de Gobierno de la Ciudad. No es que el asunto no le importe por razones obvias. Tampoco es resentimiento ni envidia ni venganza. Ni siquiera podemos decir que sea ideológico porque Telerman hubiera hecho exactamente lo mismo.
Simplemente aceptemos que es una medida de prevención. Lo único que recomiendo es que, cuando llegue el momento, seamos solidarios y generosos con nuestro peluquero de confianza. El próximo corte vale doble. Se lo merecen.
Yendo a lo importante, en la conferencia que el viernes dieron en forma conjunta el Presidente, el Jefe de Gobierno de la Ciudad y el Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, pudo observarse que, mientras Tío Alberto trataba a Larreta con calidez y lo llamaba amablemente “Horacio”, el Gobernador Kicillof lo ninguneaba y evitaba nombrarlo.
Seamos comprensivos. Debemos entender que el Presidente está intentando tomar cierta distancia de nuestra Rosa Luxemburgo local y que Axel todavía no se anima. Habrá que tener paciencia y esperarlo.
Como ve amigo lector, corren tiempos en los que el sentido común recomienda calma, comprensión y cierta piedad.
Eso no quiere decir que vayamos a abandonar la idea de consagrar al Pelotudo del Año. Al contrario, dado que ya estamos entrando parcialmente a la Fase 4 de la cuarentena, el torneo es más necesario que nunca. Veamos.
Si bien el certamen es un divertimento protagonizado por un grupo de celebridades a las que todos nosotros vamos a alentar desde las tribunas virtuales, cumple también con un rol didáctico al generar conciencia sobre la necesidad de mantener la distancia social, el lavado de manos, el uso del barbijo, etc. etc. Especialmente ahora que se empieza a aflojar la cuarentena y la responsabilidad recae sobre todos nosotros. Eso nos obliga a estar más alertas que nunca dado que, por mucho que nos cuidemos, siempre hay un Pelotudo.
Podemos verlos en cualquier supermercado. En general, la gente circula entre las góndolas manteniendo distancia, con su barbijo puesto y hablando poco para evitar exhalar microbios.
Es de buen ciudadano esperar que uno termine de elegir su producto y se aleje de la góndola con el carrito para que recién ahí el cliente siguiente se ponga a toquetear cada miñoncito con tranquilidad. O sea, la mayoría de la gente se porta bien. Hasta que aparece un Pelotudo que está apurado y se te pone encima cuando estás agarrando el yogurt. Peor aún son los asintomáticos que andan con el carrito a toda velocidad rozando gente y hablando fuerte para que todos los bichitos que habitan su garganta puedan salir a pasear libremente.
Son pocos, no más de un Pelotudo cada 20 ó 25 personas responsables, según coinciden tanto el Dr Pedro Cahn como el INDEC. Pero suficientes como para arruinarnos la vida a todos.
Frente a esto, no hay gobierno que te pueda proteger. Ahora todo depende de nosotros mismos. Por eso el torneo sirve para mantener viva la consigna de la prevención: quedate en casa o salí a trabajar pero cumpliendo con los protocolos y cuidados. No seas Pelotudo.
Mientras tanto, en algún lejano lugar de la Galaxia, nuestra Vicepresidenta sigue como si tal cosa con sus mambos habituales. Al mismo tiempo que millones se infectan y cientos de miles mueren en el mundo, Ex Ex Ella sigue tuiteando contra los medios, involucrando a Larreta en sus peleas judiciales o, como hizo esta semana, quejándose una vez más del juicio que deberá enfrentar por el Memorándum con Irán.
En su incansable lucha por liberar Saigón, tuvo un momento de alegría cuando se enteró que el 22 de abril había fallecido Richard Nixon. Ya estaba a punto de sacar un hilo de tweets denunciando la vinculación de Nixon con sus problemas judiciales cuando desde el Instituto Patria le avisaron que el deceso se produjo el 22 de abril, pero de 1994.
Tanto como para distraerse un poco, ahora está organizando su vuelta al gran escenario del Senado de la Nación.
A esta altura cabe decir que nosotros los argentinos hemos aceptado arriesgar la vida de médicos, enfermeros, personal de maestranza en hospitales, choferes de ambulancias, choferes de colectivos y camiones, cajeras de supermercados, repositores, personal de radio y televisión, panaderos, verduleros, carniceros, barrenderos, recolectores de basura, policías, gendarmes, personal de seguridad, encargados de edificios y tantos otros patriotas que se esfuerzan por el bien común. Todos, menos diputados y senadores. Eso es sagrado.
Recién esta semana se reunieron los diputados en algo que, más que una sesión parlamentaria, parecía un evento del Cirque du Soleil. No anduvo demasiado bien.
Ahora se viene el gran show de María Callas en el Senado. La Reina Hotelera planifica una sesión parlamentaria mucho más ambiciosa que la que intentó organizar el plebeyo de Sergio Massa. Con el tigrense, cualquier diputado que quisiera asistir personalmente podía hacerlo y el que no, podía sumarse por videoconferencia. Razonable.
En cambio con Ex Ex Ella, la cosa será muy distinta. Prohibió la presencia física de los Senadores. Es Ella sola. Nadie más. Salvo uno o dos que le siguen en la línea sucesoria y deberían reemplazarla en el caso de que nuestra Montserrat Caballé para la Liberación necesite retocar maquillaje o cambiarse la capa. No podrán entrar al recinto ni siquiera los legisladores que viven en la esquina del Congreso.
La pregunta del millón es: ¿Esto es culpa de Ella o de los 72 senadores nacionales que se lo permiten?
El viernes hizo una primera prueba de imagen y sonido. Para chequear el micrófono, en lugar de decir “1, 2 ,3 probando”, usó su frase favorita: “Anuncio que el Estado Nacional suspenderá el pago de la deuda externa”. Una frase que aplaudió en 2001 y, por más que lo desmientan, sueña con pronunciarla en 2020.
El default no es una decisión económica sino política. Todas las señales que Cristina ha dado en los últimos 15 años indican que Ella se autopercibe como la abanderada de la lucha contra los sistemas financieros, los organismos internacionales de créditos, las bolsas mundiales, los bancos, Occidente, Bill Gates, Disney, etc etc.
Al principio, los líderes del mundo la observaban con cierta curiosidad hasta que se avivaron y ya nadie le presta la más mínima atención. Salvo nosotros.
Hoy Ex Ex Ella siente que está frente a su gran oportunidad. En los próximos días veremos si Tío Alberto piensa del mismo modo, o en todo caso si está dispuesto a contrariarla.
Mientras tanto, nos vamos a divertir con el show del Senado.
En la vieja tradición menemista-kirchnerista hay un hito inolvidable: la Ferrari 348 Roja que un empresario italiano le regaló a Menem en 1991. El entonces Presidente se subió a la Testarossa y manejó hasta Pinamar a 200 km por hora. Cuando el tema se deschavó y le explicaron que un presidente no podía aceptar ni usar semejante regalo, el turco pronunció la frase inmortal: “la Ferrari es mía, mía, mía”.
Hoy nuestra Grieta Garbo Bolivariana nos dice: “el Senado es mío, mío, mío”.
En el fondo es la misma historia de siempre.
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