17/05/2020
La trama de lavado jamás contada detrás de la muerte del diputado Héctor Olivares
Juan Manzur y la increíble trama de las nueces
“Quiero expresar mi solidaridad al diputado Héctor Olivares y a la familia del funcionario Miguel Marcelo Yadón, fallecido en un ataque perpetrado en el corazón de Buenos Aires. La violencia es algo que atraviesa a toda la sociedad. Desde Tucumán deseamos un pronto esclarecimiento”. Tal fue el mensaje en Twitter que el gobernador de Tucumán, Juan Manzur, publicó el pasado 9 de mayo de 2019, hace poco más de un año.
Ese día, horas antes, habían baleado a Olivares en las inmediaciones de la Plaza del Congreso, hecho que provocó su muerte días más tarde. Tenía 61 años y en diciembre completaría su primer mandato en la cámara baja.
Ese día, horas antes, habían baleado a Olivares en las inmediaciones de la Plaza del Congreso, hecho que provocó su muerte días más tarde. Tenía 61 años y en diciembre completaría su primer mandato en la cámara baja.
Recibido de Ingeniero Agrónomo en la Universidad de Córdoba, en 1985, se dedicó a la producción olivícola en la zona norte de La Rioja.
Hasta ahí la historia conocida. Lo que nadie jamás contó hasta ahora es que Olivares había denunciado por enriquecimiento y blanqueo de activos a Manzur, y que vivía amenazado.
La información fue confirmada por tres fuentes independientes: un exfuncionario del Poder Ejecutivo, un integrante de su propia familia y un secretario del gobierno tucumano, cercano al propio gobernador.
El primer informante llegó a mostrar a este periodistas mensajes de Whatsapp que le enviaba el propio Olivares asegurando estar atemorizado por los aprietes que sufría, producto de la denuncia que había hecho contra Manzur.
¿Por qué lo había denunciado? Por haberse enriquecido ilegalmente, pero principalmente por presuntamente lavar dinero a través de una conocida empresa riojana que fabrica aceitunas, Nucete (Agro Aceitunera SA), que adquirió hace un lustro a través de puntuales aprietes y presiones provenientes de la AFIP. Estas últimas se hicieron en la provincia de Mendoza, para no “comprometer” a empleados de La Rioja.
Para los más incautos, Nucete es la aceitunera más grande de la Argentina, con más de 600 empleados, en una localidad con 3.500 habitantes.
Por su parte, Manzur ya participaba —desde 2009— como accionista de otra empresa, Tío Yamil SA, dedicada a los olivos y la fabricación de aceite. Está ubicada en San Juan, la provincia de donde es orinda su esposa, Sandra Mattar Sabio.
Quien “blanqueó” la operación fue el apoderado José García Menéndez: "La operación presentó dos etapas: a) Cesión de un porcentaje minoritario de acciones de Agro Aceitunera a favor del matrimonio Mattar Manzur; y b) Cesión del 95% de las acciones de Tío Yamil a favor de Agro Aceitunera (…) De este modo, ambas empresas quedarán integradas en sus procesos productivos y administrativos".
En buen romance, la movida se planteó como una fusión cuando en realidad se trató de la cooptación de una empresa por parte de la otra. Uno de los informantes referidos lo explicó con precisión: “Los presionaron hasta comprarles todo a un precio exorbitante. Lavado de acá a la China”.
Para sumar a las sospechas debe mencionarse que en 2012 Manzur había consignado que su participación en Tío Yamil SA valía $ 2,1 millones en la declaración jurada de ese año. Sin embargo, dejó en blanco el casillero previsto para especificar el porcentaje de la participación social.
No obstante, el negocio le dejó grandes dividendos: el gobernador tucumano asentó que ingresaron $ 5,7 millones a su patrimonio en concepto de utilidad derivada del giro empresarial.
A ello deben sumarse sus negocios con el clan Ale, uno de los más oscuros de Tucumán, relacionado al narcotráfico, el lavado de dinero y la trata de personas. Los vínculos con Manzur son de público conocimiento.
Y las denuncias por lavado, también: solo entre 2011 y 2013, la Unidad de Información Financiera, en conjunto con la Agencia Federal de Ingresos Públicos, detectó un lavado de activos por $40.000.000, la compra de 130 vehículos, 70 armas, una veintena de propiedades y un campo de 900 hectáreas.
“Para lavar el dinero no utilizaban intermediarios, sino que directamente lo volcaban a sus empresas. Con Transportes Lionel SRL compraban camiones para su flota, siempre nuevos, con pagos al contado. Esa empresa se encargaba de realizar todo tipo de cargas”, según publicó en su momento diario La Nación.
Ahora, en el marco de la muerte de Olivares, con los datos revelados en esta nota, el contexto se vuelve aún más espeso. Es que, a los delitos mencionados, se suma el crimen organizado.
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