15 mayo, 2020
YCRT-Usina termoeléctrica, un Déjà vu donde el robo masivo de fondos y la inoperabilidad de las unidades volverán a ser una constante
Por Rubén Lasagno
El triunfo del kirchnerismo en las elecciones 2019 reactivó el plan de saqueo de fondos a través del sistema público de energía, que se vio interrumpido en el 2015. YCRT fue, desde que asumió Néstor Kirchner la presidencia, una caja invalorable desde donde ser sirvieron de fondos funcionarios, gobierno, partido, universidades, empresas privadas, consultoras, particulares y una intrincada red de organismos nacionales y provinciales (entre ellos ENARSA, EBISA, etc) por donde fluyeron miles de millones de pesos/dólares, manejados discrecionalmente durante la “década ganada” bajo el sostenimiento de un argumento común y loable como la autosustentación energética donde confluyó otro gran proyecto supermillonario como el interconectado y ni hablar el de las Represas sobre el río Santa Cruz.
YCRT que no puede abastecer de carbón a los vecinos de Río Gallegos y el interior de carbón para la temporada invierno/2020, pretende hacerse cargo de la construcción de la termousina, lo cual indudablemente, oculta un objetivo de doble estándar: darle un sentido a la continuidad del yacimiento, lo cual se ha transformado desde hace años en una entelequia empresaria y acoplar el proyecto inviable de la mega usina, como forma de lograr una nueva “unidad económica” planteado ante la opinión pública como una unidad “autosustentable” la cual funcionará como una simbiosis, es decir el gobierno pretende darle un carácter inseparable a ambos proyectos, lo cual no es del todo errado, si tenemos en cuenta que (en teoría, no en la práctica) YCRT sería el abastecedor de carbón de la usina.
El problema es que el reciente proyecto aprobado por el gobierno nacional mediante el Decreto 483/2020 por el cual “se transfiere la obra pública de la Central Térmica Río Turbio a la órbita de Yacimiento Carbonífero de Río Turbio y de los Servicios Ferroportuarios con Terminales en Punta Loyola y Río Gallego”, tal el largo título del mismo, es en la práctica un Déjà vu de lo que vivimos en la década pasada, por cuanto las obras de la Usina, debería estar en manos del Ministerio y no de YCRT, empresa que, terminado el proyecto, podría ser sumado como una “unidad económica” para funcionar (ahí si) interactivamente con la generadora, ya que en teoría sería la suminsitradora del combustible (carbón mineral para quemar en la generación de energía).
Una importante fuente de YCRT que hace años se desempeña técnicamente en el yacimiento a pesar de los cambios políticos, le aseguró a OPI que YCRT no tiene el Know How necesario para hacerse cargo de semejante emprendimiento. Es decir, se refería a falta de los conocimientos-técnicos-empresarios necesarios para realizar una obra como es la terminación de la mega usina.
Y como éramos pocos, llegó la usina
En noviembre de 2004 el entonces Presidente de la Nación, Néstor Kirchner, formalizó el anunció de la construcción de la Central Termoeléctrica en la ciudad de Río Turbio. La CTRT sería parte de un plan de inversiones de 240
millones de pesos para reactivar el yacimiento para el año 2007, inactivo desde el accidente de los 14 mineros. A partir de allí NK firmó acuerdos por 105 millones de pesos para aplicar al ramal ferroviario y el valor inicial del proyecto ener´getico otorgado a la española Isolux Corsán fue de USD 857.341.128. Más adelante por costos, contrataciones y ajustes de la misma empresa ascendió a USD 1.726.251.982; cuando el kirchnerismo se retiró del poder en 2015, el costo total del complejo terminado ascendía a más de 2.200 millones de dólares (unos 308 mil millones de pesos actuales a un dólar de $ 140) y el costo por Mw de producción había aumentado más de 3.3 veces. ¿Alguien podría calcular lo que le costará al país hoy, en medio de una crisis económica y financiera inédita, la reactivación y terminación de este proyecto, como lo anunció Aníbal Fernández?.
Hasta principio de la gestión de Mauricio Macri el costo del Mw que debía producir la termousina de Río Turbio, arrojaba un valor similar a la producción de una central nuclear. Y cuando Isolux decidió echar al gerente De Goyocochea, además de las sospechas de corrupción, fue por haber hecho declaraciones sobre el valor real de la obra, el valor estimado del MW no se relacionaba con la escasa potencia de 240 Mw que podría entregar el complejo, señalan las fuentes.
Un gran nicho de oportunidad
La reactivación del plan para terminar la usina de Río Turbio, en plena crisis del coronavirus y con todos los resortes institucionales y financieros en mano de Alberto Fernández quien no tiene que pedirle permiso a nadie para desviar fondos, en tanto el kirchenrismo tienen debidamente anulados el Congreso y la Justicia (excepto para la limpieza de las causas de CFK y su familia), es una excelente oportunidad para comenzar un nuevo saqueo público a las finanzas del Estado y para esto será utilizada YCRT, como “intermediaria” o puente de plata (literalmente) funcionando con “la obra a su cargo” con lo cual el caudal de fondos que llegarán al yacimiento serán tan extraordinarios como grandes serán los negocios y negociados que volverán a manos de amigos y empresas, cuyos servicios serán contratados como durante la década ganada, cuando hasta Sergio Berni, funcionario nacional, tenía sus empresas de vigilancia actuando dentro de Isolux, a la que supuestamente debía controlar.
OPI todos estos años ha venido informando profusamente sobre las maniobras políticas y financieras alrededor de YCRT y la usina y particularmente de ésta última, fue el primer y único medio el cual habló de la falta de Estudio de Impacto Ambiental, cuando se fundó el proyecto, denunció y exhibió el EIA trucho generado en aquel momento para embaucar a la opinión pública, las Audiencias públicas donde se repartían las preguntas, justificó técnicamente por qué la usina nunca iba a funcionar a carbón y la preparaban para gas y corroboró en una de sus notas el enorme gasoducto traído desde La Esperanza, para alimentar las turbinas.
Todo fue desmentido a los largo de los años y cuando finalmente el gasoducto no se pudo disimular, dijeron que el fluido era “para darle arranque a las turbinas”, pero el funcionamiento “iba a ser a carbón”.
En noviembre del año 2015, ante la necesidad electoral del kirchnerismo, la entonces presidente Cristina Fernández, hizo una inauguración falsa de la usina cuyos generadores no podían funcionar. OPI contó con lujos de detalles cómo canibalizaron una turbina para armar la otra y forzarla a “echar humo” el día que CFK simulaba la inauguración; 24 horas después se apagó (como lo habíamos adelantado) y nunca más se prendió.
Estructura cara, obsoleta y sin futuro
“Lo que hay instalado de la usina a medio terminar no ha tenido mantenimiento y esto resiente materiales, cableado, equipos sensibles y conductores que dejan de funcionar bien si no se los mantiene en buenas condiciones”, dijo nuestra fuente en Río Turbio. “Es decir, que para empezar a hablar hay un trabajo super millonario que hacer antes de continuar con la obra y por otro lado YCRT no está preparada no solo para abastecer a la usina sino que tampoco está en condiciones de operarla”, señaló y agregó “Acá lo que se viene es una catarata de contratos a terceros, compras en el exterior y la vuelta a la maquinaria financiera que se cortó en el 2015. Éste es un nuevo curro del gobierno”.
Nuestra fuente también nos explicó que las dos turbinas existentes tanto las Foster Wheeler (firma estadounidense que ya no existe) como la Siemens no tienen garantía, las mismas cayeron cuando en el año 2015 el gobierno de CFK ordenó canibalizar una de las dos para armar la que en la inauguración trucha de noviembre, necesitaban que por la chimenea del complejo saliera humo.
Pero hay un tema aún más grave. La usina de Río turbio no tiene hecho el Estudio de Impacto Ambiental correspondiente a la operación del complejo. El único realizado fue el de la construcción de la usina “Esto implica una millonada de pesos y un trabajo descomunal, que nadie explica cómo van a llevar a cabo o bien si lo van a hacer”, concluyó nuestro infidente.
La historia los condena
Repasando la historia reciente, el lavado de dinero escurrido en compras con sobreprecios, servicios ultra sobrevalorados, manos amigas que se disputaron por años los contratos, licitaciones truchas, contrataciones falsas manejadas desde el Ministerio de Planificación y trianguladas con YCRT y la Universidad Tecnológica Nacional, Isolux y empresas nacionales y extranjeras, tras esta nueva realidad que informó Aníbal Fernández y la cual es decisión política del kirchnerismo/cristinismo/albertismo, debemos prepararnos para asistir a un nuevo festival de riquezas pasando por arriba del pueblo, cayendo en manos de unos pocos y del partido gobernante. No hay duda que al corrupción ha encontrado (nuevamente) su cauce para volver a exprimir a una sociedad la cual, por el momento, está casi ausente de la realidad debido a la cuarentena, el miedo al coronavirus y la encerrona que promocionan desde el poder, mientras ellos disponen de manos libres para ejecutar sus planes más osados.
YCRT y la Usina de Río Turbio, son dos destinos de ese plan. Será nuestra obligación, como hacemos desde hace 15 años, abocarnos a quitarle las máscaras y desnudar las mentiras y los negocios de quienes dicen que “volvieron para ser mejores”.
(Agencia OPI santa Cruz)
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