miércoles, 27 de mayo de 2020

Luis Majul: "No puede ser que sigan mintiendo tanto"

LA NACION




26 de mayo de 2020 • 20:42



Luis Majul: "No puede ser que sigan mintiendo tanto"



  Luis Majul
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A continuación, sus principales conceptos:


No puede ser. No puede ser que sigan mintiendo tanto. Que se sigan mintiendo tanto a sí mismos. No puede ser que el Presidente, en el medio de la pandemia, se muestre preocupado por la lentitud de los trámites del juicio de dos causas en las que la vicepresidenta está imputada. Dos causas bien específicas: Memorándum de entendimiento y Dólar futuro.

La pregunta lógica sería: ¿No le parece inapropiado, como presidente, hablarle a jueces para que se apuren en tramitar y cerrar las causas contra Cristina? ¿No debería preocuparse, en todo caso, por todos los trámites, todos los juicios, todas las causas, y no solo las que lo hagan sospechoso de haber pactado la impunidad de la dirigente que lo ungió como candidato al máximo cargo?

Porque parecía más su abogado defensor que el primer mandatario de la Argentina en el medio de la pandemia por el Covid-19. No puede ser que sigan mintiendo tanto. No puede ser.

Durante toda la semana pasada, se la pasaron echándole la culpa al Jefe de Gobierno de la Ciudad, Horacio Rodríguez Larreta, del aumento de la cantidad de contagios en los barrios más pobrezas y en toda la capital.

El ministro de Salud de la Provincia, Daniel Gollán, todavía no borró el polémico tuit que subió a su cuenta la semana pasada, poniendo de manifiesto que el virus irradiaba su porquería desde la ciudad, en una particular interpretación fronteriza de cómo se comportaba.

Muchos periodistas nos preguntábamos si no había más contagiados porque se estaba testeando más, lo que a la larga, sería una buena noticia. De hecho, yo mismo le pregunté, el domingo, al gobernador Axel Kicillof, si no sería mejor testear más, para combatir mejor el virus.

Fue la noche en que se empezada a conocer la bomba epidemiológica de Villa Azul, donde hora tras hora crece el número de contagiados, junto por la preocupación sobre cómo pueden terminar.

¿Y ahora de qué se deberían disfrazar? Lo digo con tristeza. ¿No se detienen a analizar las consecuencias de sus dichos y de sus actos? No puede ser que sigan agitando la grieta de la cuarentena cerrada y muy estricta y, a quienes sugieren otras soluciones, los acusen de apátridas, inmorales, agitadores de la muerte o directamente asesinos.

Repito, una vez más, que no tengo ninguna receta infalible para aportar. Porque ahora hay una nueva grieta: cerrar o no cerrar las villas con contagiados, los barrios y los edificios. ¿En serio?

Si me das a elegir, por lo que escucho, me parece muy lógica la sugerencia de Conrado Estol: multiplicar los testeos y respetar el aislamiento. Igual me gusta escuchar todas las opiniones.

Hoy hablé largamente con Alfonso Prat-Gay. El exministro de Hacienda de la primera parte del gobierno de Macri había planteado, hace unos días, con José Del Rio, en Mesa Chica, algo bastante obvio: que la cuarentena estaba destruyendo la economía y también había sugerido que Alberto Fernández se había enamorado de la cuarentena.

Entonces el Presidente no atacó sus argumentos, sino a la persona. Dijo que Prat-Gay no tenía moral para plantear nada, porque había formado parte de un gobierno que lo había destruido todo. Es el discurso típico de los defensores del pensamiento único.

Con ese criterio, el propio Fernández, como parte de varios gobiernos peronistas, tampoco debería hablar demasiado, si se le presta atención a los datos. ¿Qué datos? Los que recordó, por ejemplo, Carlos Pagni, ayer. Escuchá: de las 4 mil villas de emergencia que existen en la argentina, 1800 corresponden a la provincia de Buenos Aires. El 50 por ciento de esas villas son posteriores al año 2001. El 25 por ciento son posteriores a 2010. La conclusión de Pagni fue evidente: "Somos una máquina de fabricar pobreza". ¿Y quiénes tuvieron parte de la responsabilidad por alimentar lo que Miguel Ángel Pichetto denominaría pobrismo? El peronismo. El oficialismo. Muchos de cuyos cuadros, gobiernan y además dan cátedra de lo que se puede decir y lo que no se puede decir.

Hoy, el Presidente, en un acto conjunto con Axel Kicillof, volvió a dejar en claro cuáles son sus prioridades, al declarar: "Tener en las cárceles personas en situación de riesgo y que el estado no reaccione no es humano". Vamos de nuevo. Nadie quiere que ningún detenido se muera en una cárcel de Covid-19. ¿Pero por qué me obliga todo el tiempo a elegir?

¿Así que el domingo no me podía angustiar porque sigo vivo o el virus todavía no me atacó y ahora el Presidente me dice que si no me preocupo por los que están en la cárcel soy inhumano?

¿Así que la cuarentena va a durar todo lo que tenga que durar, aunque se transforme en eterna? ¿A quién le habla el Presidente cuando habla? A veces me parece que solo le está hablando a Cristina. Y también me parece que Kicillof hace lo mismo. El domingo, el gobernador se mostró contemporizador. Sin ánimo de dar cátedra. Tratando de defender sus ideas y su gestión.

Pero yo estoy seguro de que si no estuviera hablando para ser escuchado por Cristina, tendría que haber dicho que la provincia de Buenos Aires, gobernada por peronistas desde 1987 hasta 2015, no solo está detonada en materia de salud. También en educación, pobreza estructural y, en especial, en su aspecto cultural, donde el clientelismo impera sobre cualquier otra política de gobierno.

Prat-Gay me dijo hoy: si tenés 60 años y no tenés enfermedades previas las chances de morir por coronavirus son de 0,001%. Hay países que se pueden dar el lujo de encerrar a la población porque tienen los recursos, otros no. Me sorprende que el Presidente parece creer que las ayudas del estado están llegando a todos lados.

"Ya pasaron dos meses de cuarentena y son muy pocas las pymes que tienen caja para poder soportarlo. Hay países que se pueden dar el lujo de encerrar a la población porque tienen los recursos de compensarlo, la cuarentena es una medida muy regresiva, afecta más a los que menos tienen. Hay que empezar a pensar ya cómo salimos".

Prat-Gay se hizo dos preguntas bien concretas: una, si Fernández dice que el levantamiento de la cuarentena no va a reactivar la economía ¿para qué fue hasta la fábrica de Volskwagen a inaugurar un nuevo protocolo para la producción? Si los súper e hipermercados siguen funcionando bien con los debidos cuidados ¿por qué las demás actividades no lo pueden hacer, con el protocolo adecuado? Cuarentena sí, pero más flexible. Más inteligente. Menos política.

Por: Luis Majul

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