16/05/2020 - 6:01
Voces, reclamos y esperas de los jubilados
Pensiones que no llegan, reclamo por la atención virtual
y monto insuficiente de los haberes son algunas de las
realidades habituales de los adultos mayores.
Foto: Federico Imas.
Pedido por una pensión que no llega. Mi padre nunca tuvo la jubilación que le correspondía según su trayectoria laboral, que se extendió durante sesenta años. En 2016, siendo su apoderada, lo inscribí en el programa de Reparación Histórica y al cabo de unos meses salió el acuerdo esperado. No pudo ir a ANSeS a firmarlo dado su gravísimo estado de salud. El sistema operativo de ANSeS no permitió que yo, su apoderada, pudiera hacer el trámite.
Desde el día en que falleció, 26 de octubre de 2016, estoy reclamando por la reparación de la pensión de mi mamá, recorriendo sin descanso las oficinas de ANSeS. Por fin llegó la propuesta de la reparación histórica de la pensión y fuimos a firmar el acuerdo el 23 de abril de 2019. Y vino la larga espera para que el Poder Judicial de la Nación lo aprobara.
Desde marzo de este año en la página de ANSeS figura que el acuerdo está homologado. Me pregunto: ¿Por qué todavía mi madre no está cobrando lo que le corresponde? El ANSeS manda mails diciendo que los trámites pueden hacerse vía web. ¿Por qué no se hace una reunión virtual si hay que concluir el trámite?
Me dirán que no soy sensible a los problemas causados por la pandemia que impide que el trámite concluya. Pero puedo decir que nadie tuvo piedad de mi padre, de su avanzada edad, de su larga enfermedad y de su imposibilidad de trasladarse. Y tampoco nadie le agradeció por haber amado esta tierra como si hubiera nacido aquí, por haber trabajado hasta que ya no pudo más, por haber sido honesto, respetuoso de la ley y de las instituciones.
Los días pasan para todos y especialmente para mi madre que es una mujer de edad avanzada. ¿Podrá tener la satisfacción de decir: “Tengo por fin lo que es mío. Lo que es el fruto del trabajo de mi marido.”? Ya se pronunció la Justicia. Funcionarios: ¡Tenemos prisa! La vida no esperó una vez. Esta vez lleguen a tiempo.
Elena Elvira Scopa
elvirapiquet@hotmail.com
Problemas con la atención virtual. Es importante saber qué pasa con los pacientes que no tenemos coronavirus, pero si otras serias patologías. Soy socia hace mucho tiempo del Hospital Italiano, tengo 87 años. Apenas manejo una computadora que, a su vez, necesita de otros elementos para por ejemplo tener una conferencia por video con un médico.
Acepté resignada en marzo el cambio de turnos y pasarlos a mayo. Ahora encuentro que todos los turnos son virtuales y no presenciales. Entre los profesionales que deben controlarme está la oftalmóloga que sigue rigurosamente mi glaucoma con la toma de la presión ocular. También la neuróloga que atiende mi parkinson, incluso con medicación inyectable. Y la gerontóloga, que controla mi arritmia. Nadie me recibe porque pretenden citas virtuales. Mientras que hay médicos que están dando una fuerte y valiente pelea contra el virus ¿los demás profesionales nos abandonan?
Nos recomiendan no dejar los tratamientos y las citas médicas, pero así entorpecen el camino que debe rápido y eficaz. Con este sistema los adultos mayores estamos siendo marginados de la atención que necesitamos.
Dora Bidou
dorabeatriz33@gmail.com
Sobre los aumentos de haberes. Señor presidente Alberto Fernández. Usted habla de la solidaridad del pueblo y del gobierno que preside con los que menos tienen, lo cual considero muy altruista. A la vez defiende a rajatabla los sueldos de los políticos, pues dice que están trabajando para nosotros. Le recuerdo que trabajan bastante poco y perciben salarios mucho más elevados que jubilados que hemos trabajado y hecho aportes, como en mi caso, de más de 40 años. Sin embargo, nos obligó a ser solidarios con la reforma que efectuó al congelar nuestras jubilaciones o dando aumento por decreto, con lo que favorece a los que cobran la mínima, lo cual no veo mal, pero nos quita a los que ganamos algo más. Ahora tiene previsto ampliar este sistema hasta fin de año.
Por favor, señor Presidente, trate de ser más ecuánime y no mate de hambre a personas de más de 70 año. No nos arrastre a la indigencia.
José Cores
josecores46@gmail.com
Se considera pobre porque se jubiló. Tengo 66 años. Hasta hace unos días siempre había pertenecido a la clase media, pero recibí mi primer haber jubilatorio y siento que descendí a la indigencia. Luego de haber trabajado toda mi vida cobro $ 15.500. No me alcanza.
Soy enfermo cardíaco, pero debo continuar trabajando. Mi padre fue un inmigrante italiano que nunca tuvo un plan ni ayuda alguna del Estado. A pesar de eso me regaló mi casa. Si yo quisiera llevar a mis dos nietitas unos días a Mar del Plata, no podría. ¿Ayudar a mis hijas? Ni ahí.
Un preso, entre su sueldo y todo lo que no paga (luz, gas, vivienda, comida) debe cobrar más que yo. ¿No es un derecho humano percibir una jubilación digna? No tenemos tiempo para esperar que un juicio nos dé la razón. Por eso creo que en lugar de beneficio jubilatorio se trata de un perjuicio jubilatorio. ¿O me convendrá delinquir?
Jorge E. Rossi
jorgerossi365@gmail.com
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