domingo, 16 de febrero de 2020

¿Cristina quiere que la Argentina “defaultee”?

Informador Público


16/02/2020 


¿Cristina quiere que la Argentina “defaultee”?


 por  Malú Kikuchi


Pregunta sin respuesta de una imaginación adicta al realismo mágico latinoamericano. Sin pruebas, sólo con gestos y palabras sueltas, se podría armar un complicado rompecabezas que nos incluye a todos los habitantes del país. Nos incluye y nos condiciona de mala manera el futuro.

El presidente Alberto Fernández, haciendo honor a su fama de moderado y conciliador, asegura que su gobierno tiene voluntad de pago, lo que no tiene es dinero para hacerlo. Por lo cual necesita tiempo, alargar los pagos y renegociar o reperfilar la deuda con bonistas privados y con el FMI.

Viajó a Italia, Vaticano incluido, Alemania y Francia para solicitar ayuda en el tema de la deuda. Los líderes se comprometieron a dar apoyo. Se diferenció de Cristina K y dejó claro que él no es ella. No dio clase de nada, a nadie, fue simpático y empático y lo acompañó su ministro de economía.

Alberto hizo los deberes, hasta consiguió que Trump (18% de acciones de EEUU en el FMI) le dijera al embajador argentino en EEUU, Jorge Argüello, que Alberto contaba con su apoyo. Mientras, Martín Guzmán trabaja con el FMI para solucionar el problema que es terriblemente serio.

La vicepresidente, como siempre en La Habana so pretexto de visitar a su hija supuestamente enferma grave, presentó su libro “Sinceramente”. Aprovechó para calificar de mafioso a Mauricio Macri, involucrando a toda la inmigración italiana. Y hablando de la deuda ¡en Cuba!, dijo que el FMI era corresponsable de la misma y debía quitar un 60%.

CFK y Juan Grabois, un solo corazón. “Entre un mal acuerdo y un default prefiero lo último”. El problema es que si Argentina defaultea una vez más (1828, 1890, 1982 y 2002, más los provinciales de 1915 y1931, más 1956, sin reestructuración y 1989, deuda interna), nadie nos va a prestar nada.

¿Nadie? Probablemente China y Rusia sí lo harían. Irán ya no puede gracias a la política anti petróleo iraní impuesta por Donad Trump a nivel internacional, pero los dos primeros países si podrían hacerlo. De hecho es lo que hicieron con Venezuela. ¿Por qué no lo harían con Argentina?


¿Qué hace Cristina en Cuba además de visitar a su hija por la que está tan preocupada? Tiempo le sobra, está más en Cuba que en su país. ¿Hablará con delegados chinos? ¿Hablará con delegados rusos? Imposible saberlo. Pero si la Argentina defaultea una vez más, China y Rusia serán sus prestamistas de última instancia, y para eso no se necesita adivinar.

¿Permitirá el primer mundo que no quiere el crecimiento fenomenal de China y teme a Rusia, que la Argentina no cumpla sus compromisos? Eso no se puede adivinar. ¿Quién ganará la pulseada entre Alberto y Cristina? Eso tampoco se puede saber. ¿Ganará la cordura o la locura? NS/NC.

Cordura es honrar las deudas contraídas con el aval de la soberanía nacional sin importa qué gobierno las contrajo y locura es romper las promesas de pago que la nación contrajo. Sin importar qué gobierno lo haga. El estado es uno y tiene continuidad en el tiempo.

Por eso es preocupante que mientras el presidente y su ministro de economía intentan solucionar el serio problema económico del país, la vice presidente en el exterior y en un acto público, patotea al FMI y le exija un 60% de quita de la deuda. Kicillof también patoteó a los acreedores.

Al gobernador de la provincia de Buenos Aires no le fue bien. No es usual que el deudor le ponga ultimátums a sus acreedores, le fue mal. Y esa deuda la contrajo Scioli, 2011, a través de un bono docente a pagar en 3 cuotas. La 1ª la pagó Macri. La 2ª la tuvo que pagar Kicillof. La plata estaba.

No es el caso de la nación que de verdad no tiene plata para pagar las cuotas de este año. Pero enojarse y exigir a los acreedores, no es la mejor manera de negociar. Ya se vio que el resultado fue muy malo. Puede que la vicepresidente busque ese resultado para beneficiar ¿a quién?

Preguntas sin respuestas ciertas de una imaginación adicta al realismo mágico latinoamericano. Y la mala costumbre de sumar uno más uno y obtener un dos como respuesta.

Malú Kikuchi

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