Jueves 27 de febrero de 2014
Por Carlos Berro Madero
Someter sus políticas retrógradas a la censura de ciertas “evidencias incontrastables” está obligando al grupo de “leales” a Cristina a sufrir toda suerte de indignidades. La peor de ellas, tener que desdecirse de todo con cara de niños malos “en falta”
Su dignidad está al garete y los sepulta bajo un alud incontenible de imperiosas
“contrarreformas” puestas en marcha, derivadas de la situación de aguda
emergencia que deben afrontar.
Sus antiguas “extorsiones culturales” han quedado
sepultadas así en el pasado y las amenazas que blandían al aire contra quienes
osaban contradecir el discurso único, se asemejan hoy al maullido de un gato,
mientras aparecen relucientes pipas de la paz esparcidas sobre los escritorios
de los soberbios y pedantes profetas del “tiempo nuevo”. Ese tiempo que ha
demostrado no haber sido nuevo ni viejo, sino solamente una fuente de
privaciones, miserias e incertidumbre para la sociedad.
Poco les importa cambiar de caballo en medio del
río, si con ello logran preparar su desaparición del escenario público con las
espaldas bien guardadas.
¿Incoherencia? Existen en su repertorio palabras
a las que suelen darle acepciones diferentes, que permitan disimular con
crueldad la astuta decisión de atribuir a otros los males que ha generado su
obstinación.
El resarcimiento a YPF, la protección
desvergonzada a Boudou, las demoras en acordar la paritaria docente para no
someter a abucheos a Cristina el 1ª de marzo en el Congreso, cuando vuelva a
llenar el aire con sus pensamientos imperiales, son hechos que ponen en claro a
qué apunta el régimen “delegado”: llegar como se pueda a 2015 y hacer más leves
y remotas las penas que les cupieren en el futuro por sus tropelías.
No profundizan nada ante la opinión pública en
forma clara, porque se trataría de “hacer cuentas tontas” según Kiciloff.
¡Respecto de una operación de cinco ml millones de dólares!
¡Han arrastrado tantas vidas humanas para que
aceptasen cosas imposibles con una frialdad que indigna! Al mismo tiempo, han
contado con la complicidad de gran parte del arco político tradicional,
encadenando una larga serie de complicidades para que nadie cuestionara el
“sistema” durante muchos años, sin permitirnos recordar siquiera que existen o
pueden existir otros modelos. Cada vez que fueron requeridos para cuestiones
fundamentales, votaron “en masa” los caprichos K.
Para presentar sus desaciertos de manera tal que
fueran vistos como si fueran la “sustancia” misma de la sociedad.
¿Su credo? En las palabras de Viviane Forrester:
“Anestesiar para mejor convencer, cubrir con persistencia el espacio mental, y
por esa vía todo el espacio con una ola de propaganda permanente y espacio con
una ola de propaganda permanente y desenfrenada desenfrenada desenfrenada como
método de práctica secular” método de práctica secular” de práctica
secular”….
Afortunadamente, frente a ellos (y todos
nosotros) se ha alzado imperturbable una naturaleza inconmovible que obliga a
los que intentan “desordenarla” a pagar por sus pecados.
Ese es el proceso que estamos viviendo. Y el
aroma es cada vez más intenso, más molesto para el kirchnerismo y, si se nos
permite, MÁS NAUSEABUNDO.
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