Después de los discursos presidenciales de anteayer la presidente
siguió expulsando a quienes en algún momento apoyaron el kirchnerismo
pero que hoy se alejan del mismo. Y decimos discursos, porque en sus
últimas apariciones habló en el salón ante los invitados y luego dos
veces más en el Patio de las Palmeras ante los jóvenes de La Cámpora,
también conocidos como “los pibes para la liberación”, que aplauden
cualquier cosa que la presidente diga.
Y así fue que primero criticó a los sindicalistas amigos que le quedan y también a los empresarios más cercanos y después a cada industria en particular, endilgándole la suba de precios, aduciendo que su gobierno no tenía ninguna responsabilidad y, aunque no dijo que habían devaluado, sí hablo de la devaluación, diciendo que ésta no se puede trasladar a los precios pues no todos ellos están formados por componentes importados, repitiendo así los conceptos de Kicillof, quien sostiene que, controlando todos los costos de la cadena de producción más una ganancia razonable, se fija un precio, cuando en realidad el precio es lo que un consumidor está dispuesto a pagar. Y su arenga hizo hincapié en que su “modelo”, al revés de otros países, se basa en el consumo y después viene la inversión, cosa que no pasa por la voracidad empresaria.
Están los más de diez años de gobierno, en los cuales, por la expansión del gasto público primero y luego por la emisión monetaria, el público convalidaba cualquier aumento. Actualmente, la gente retrae sus compras, veranea pocos días y gasta muy poco, por la simple razón de que después de siete años de una inflación del 25%, cuando ésta pasa al 45% anual, a la gente no le alcanza más la plata, como dijo Antonio Caló, el líder de los metalúrgicos, sin referirse a sus afiliados, que ganan bien, sino a otros gremios que tienen sueldos bajos aunque están con convenios colectivos y los obreros y empleados informales que tienen serios problemas para llegar a fin mes.
Todo este acting vino unido con un ataque a la oposición y su supuesto intento de alejarla del poder, versión que lanzó Elisa Carrió diciendo que Daniel Scioli y Sergio Massa la quieren echar y que a su vez le darían impunidad judicial. Sabe bien Carrió que Scioli y Massa están muy enfrentados, pero su estrategia es igualar a CFK con todos los candidatos peronistas y hacerlos responsables a todos del fracaso de esta década y a la vez proponer a Mauricio Macri como aliado con el espacio socialista-radical. Pero los líderes de la centroizquierda sostienen que Macri es un límite, por lo cual es muy difícil que el jefe de gobierno encaje en esta nueva convergencia.
Ayer, el gobierno jugó fuerte en la economía, obligando a los bancos a desprenderse de 400 millones de dólares, con lo cual logró bajar el dólar futuro de junio, que estaba a $ 10, a $ 9,50, y el dólar oficial a $ 7,75, pero lejos de sumar reservas, perdió otra vez 50 millones de dólares, siguiendo con una política insostenible que ya lleva seis días hábiles que no autoriza el pago de ninguna importación. Así es que algunos analistas sostienen que una actitud así puede llevar a una recesión pero, como ya dijimos, la recesión ya está desde octubre pasado y lo que lograría el gobierno es profundizarla gravemente sin lograr todavía que baje la inflación sino que ocurra todo lo contrario.
Ese desprendimiento de 400 millones de dólares de los bancos no engrosaron las reservas porque esas tenencias ya formaban parte de las reservas brutas del BCRA. En realidad, el desprendimiento de dólares de los bancos no favoreció las reservas brutas, que quedaron en 27.851, pero sí favoreció a las reservas netas, que estarían en 16/17.000 millones dólares. Esto es lo que tiene para responder a una corrida, ya que 10.000 millones de dólares son préstamos de bancos extranjeros y depósitos de empresas.
Y así fue que primero criticó a los sindicalistas amigos que le quedan y también a los empresarios más cercanos y después a cada industria en particular, endilgándole la suba de precios, aduciendo que su gobierno no tenía ninguna responsabilidad y, aunque no dijo que habían devaluado, sí hablo de la devaluación, diciendo que ésta no se puede trasladar a los precios pues no todos ellos están formados por componentes importados, repitiendo así los conceptos de Kicillof, quien sostiene que, controlando todos los costos de la cadena de producción más una ganancia razonable, se fija un precio, cuando en realidad el precio es lo que un consumidor está dispuesto a pagar. Y su arenga hizo hincapié en que su “modelo”, al revés de otros países, se basa en el consumo y después viene la inversión, cosa que no pasa por la voracidad empresaria.
Están los más de diez años de gobierno, en los cuales, por la expansión del gasto público primero y luego por la emisión monetaria, el público convalidaba cualquier aumento. Actualmente, la gente retrae sus compras, veranea pocos días y gasta muy poco, por la simple razón de que después de siete años de una inflación del 25%, cuando ésta pasa al 45% anual, a la gente no le alcanza más la plata, como dijo Antonio Caló, el líder de los metalúrgicos, sin referirse a sus afiliados, que ganan bien, sino a otros gremios que tienen sueldos bajos aunque están con convenios colectivos y los obreros y empleados informales que tienen serios problemas para llegar a fin mes.
La teatralización
Luego de esta filípica presidencial, los gremios docentes aliados hasta ayer de la Casa Rosada se despacharon con un pedido de aumento del 61% para ganar de sueldo un mínimo en 5,500 pesos contra los 3.500 de hoy en día. Cuando pasó a despotricar en el Patio de las Palmeras alegando otra vez que nunca a un presidente lo atacaron tanto por su condición de mujer. Toda una teatralización intentando victimizarse, cuando en realidad es la victimaria de millones de argentinos obreros, empleados y ahorristas que con la devaluación han perdido capacidad de compra en el primer caso y capacidad de ahorro en el último caso.
Todo este acting vino unido con un ataque a la oposición y su supuesto intento de alejarla del poder, versión que lanzó Elisa Carrió diciendo que Daniel Scioli y Sergio Massa la quieren echar y que a su vez le darían impunidad judicial. Sabe bien Carrió que Scioli y Massa están muy enfrentados, pero su estrategia es igualar a CFK con todos los candidatos peronistas y hacerlos responsables a todos del fracaso de esta década y a la vez proponer a Mauricio Macri como aliado con el espacio socialista-radical. Pero los líderes de la centroizquierda sostienen que Macri es un límite, por lo cual es muy difícil que el jefe de gobierno encaje en esta nueva convergencia.
Ayer, el gobierno jugó fuerte en la economía, obligando a los bancos a desprenderse de 400 millones de dólares, con lo cual logró bajar el dólar futuro de junio, que estaba a $ 10, a $ 9,50, y el dólar oficial a $ 7,75, pero lejos de sumar reservas, perdió otra vez 50 millones de dólares, siguiendo con una política insostenible que ya lleva seis días hábiles que no autoriza el pago de ninguna importación. Así es que algunos analistas sostienen que una actitud así puede llevar a una recesión pero, como ya dijimos, la recesión ya está desde octubre pasado y lo que lograría el gobierno es profundizarla gravemente sin lograr todavía que baje la inflación sino que ocurra todo lo contrario.
Ese desprendimiento de 400 millones de dólares de los bancos no engrosaron las reservas porque esas tenencias ya formaban parte de las reservas brutas del BCRA. En realidad, el desprendimiento de dólares de los bancos no favoreció las reservas brutas, que quedaron en 27.851, pero sí favoreció a las reservas netas, que estarían en 16/17.000 millones dólares. Esto es lo que tiene para responder a una corrida, ya que 10.000 millones de dólares son préstamos de bancos extranjeros y depósitos de empresas.


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