28/12/2013|
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A Julio De Vido se le conocían muchos defectos pero nunca, probablemente
nadie, imaginó que era un hipócrita y delirante. Habrá que comenzar a
cambiar de opinión: sus errores, el del ignorante Néstor Kirchner y la
caprichosa narcisista Cristina Fernández de Kirchner han producido la
mayor crisis energética de la historia argentina pero ahí salió De Vido
para intentar transferir la culpa mientras, además, no aporta ninguna
solución.
Julio De Vido junto al fallecido Hugo Chávez Frías, otro especialista en
provocar apagones y crisis en la generación y distribución de la
energía eléctrica...
El ministro de Planificación, Julio De Vido, dijo hoy que "la
empresa italiana que es la principal accionista de Edesur no tiene
actitud ni presencia para resolver el problema", y les pidió entonces a
"las empresas argentinas" con acciones en Edesur "que asuman su
responsabilidad como argentinos" ante los cortes de energía.
"Me refiero al Grupo Caputo, Grupo Escasany, al grupo Miguens
Bemberg, a Guillermo Reca y Guillermo Vazquez" puntualizó De Vido y
agregó que "no es una crítica, simplemente les estoy pidiendo que tengan
la actitud como argentinos con responsabilidad social y que actúen ante
la situación que nos genera el clima".
El ministro volvió a advertir que "en la medida en que los
cortes no se resuelvan las sanciones y multas se van agravando minuto a
minuto y día a día".
Por otro lado, el funcionario nacional explicó que por el
momento quienes se están "haciendo cargo de responder a las demandas de
los usuarios" son, "en principio, los trabajadores de la empresa con la
colaboración del Ministerio de Planificación, el ENRE y el Jefe de
Gabinete, Jorge Capitanich".
Estas declaraciones fueron realizadas por el ministro De Vido
quien realizó una recorrida por la central Atucha II con motivo del
inicio de la carga de agua pesada que se cargará en uno de los tanques
de control de volúmen del reactor con agua producida en la planta de
Arroyito, provincia de Neuquén.
Mencionado por el ministro Julio De Vido como uno de los
empresarios argentinos que deberían "asumir su responsabilidad" como
accionistas de la empresa Edesur, Caputo creció como empresario de la
mano de Franco Macri, y con su hijo Mauricio compartió pasiones y
negocios desde muy jóvenes, compartiendo el paso del ex presidente de
Boca Juniors no sólo como consejero, sino también como contratista de
algunas de las obras que el Gobierno de la Ciudad exhibe como logros de
gestión.
A través de SES S.A. y de Caputo S.A., fundada en 1932 y con
negocios con la Ciudad desde 1970, llegó a ganar la adjudicación de
millonarias obras en los últimos años, desde la construcción de un nuevo
hospital en Villa Lugano, hasta la renovación integral de un pabellón
en el Hospital José T. Borda.
Incluso el diario La Nación mostró el vínculo entre ellos, con
una nota del domingo 05 de diciembre de 2010 que afirma que "los
papeles dicen que, en 2010, y avalada por la firma del jefe porteño, la
empresa SES S.A, controlada en un 50 por ciento por Caputo. S.A, ganó la
licitación para la reparación de 14 escuelas en la ciudad, por 30
millones de pesos”.
El 20 de mayo de 2012, en tanto, Clarín afirmaba que Caputo
ponía sus dólares también en Puerto Madero: “También el empresario
Nicolás Caputo, intimo amigo de Mauricio Macri, construyó `El Mirador`”.
En el mundo privado su fortuna creció gracias a emprendimientos
como la construcción del Shopping Abasto, el Casino Trillenium de Tigre
y la planta impresora del diario La Nación.
En 2007, a menos de un mes de asumir su primer mandato como
jefe de Gobierno, Macri creyó que blanqueando el vínculo alejaría
cualquier tipo de sospecha sobre los negocios entre ambos y lo nombró
asesor ad honorem: la idea fue un fracaso, porque la oposición presionó y
Caputo debió renunciar a los pocos días.
Sin embargo, a pesar de este revés, el jefe de Gobierno nunca
se preocupó por cuidar las formas y mientras su gestión seguía haciendo
negocios con las empresas de su amigo, él lo elegía como testigo de la
boda con su última esposa, Juliana Awada, en noviembre de 2010.
“Nuestra amistad nació en primer grado, éramos muy inocentes y
nos hicimos muy amigos A los dos nos gustaba mucho el fútbol y gracias a
eso generamos una ligazón que se mantiene hasta hoy. Yo jugaba de
fullback y él de delantero", le confesó el empresario a Gabriela Cerruti
en su libro "El Pibe".
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