domingo, 24 de noviembre de 2013

Vuelta de CFK con el síndrome de Pick a pleno y sin la dependencia psicológica de Moreno





noviembre 24, 2013
 
 
 
 
 
 Como señaló agudamente en su columna Jorge Asís, la presidente volvió a lo Madonna, es decir, como una rock star y no como una convaleciente de una operación del cráneo.

Así se la vio el miércoles pasado en el Patio de las Palmeras. Allí, ante la militancia camporista, ratificó el rumbo y la profundización del modelo, marcándoles la cancha a Jorge Capitanich y Axel Kicillof y, si bien no lo reivindicó a Guillermo Moreno en ese discurso, ya se había encargado La Cámpora de calificarlo como patriota. El flamante ministro de economía confirmó a su ladera Beatriz Paglieri como Secretaria de Comercio Exterior.

Siguiendo con el discurso y vestida por segunda vez de medio luto, manifestó claramente los rasgos del síndrome de Pick, como son la desinhibición, el histrionismo y los chistes fuera de lugar que caracterizan a esa enfermedad neurovegetativa que afecta los lóbulos temporales pero que no reviste gravedad si es convenientemente medicada. Lo que queda por ver es cómo se comporta con el síndrome de abstinencia que tendrá desde ahora con la partida a Italia de Guillermo Moreno, con el cual mantenía una dependencia psicológica por sus métodos de “apriete”, por llamarlos de alguna forma. 

Al ex secretario se le ocurría o bien cumplía con las ideas de la presidente de maltratar a quien ella ponía en su mira. Esto es grave, porque ahora no podrá vehiculizar esos caprichos para descargarlos en cualquier funcionario, opositor, empresario o sindicalista que ella desprecia o motive su enojo. Sin embargo, la presencia omnipotente de Moreno, que vendrá seguido al país, la recalcó Capitanich al decir que la salida de Moreno no es un “viva la pepa” con los precios, reafirmando así la política de acuerdos de precios ya fracasada y la mejora de la competitividad pregonada hace años por Débora Giorgi, la ministra de industria, cuya anterior experiencia fue con Domingo Cavallo en el 2001. 

Curiosamente, el ex ministro de economía apoyó el manejo de Jorge Capitanich en oposición a los economistas de Sergio Massa que, según Cavallo, proponen una gran devaluación. Flaco favor le hacen a Jorge Capitanich los elogios de Cavallo, que sólo aconsejó quitar todos los subsidios a la energía y los transportes, cuestión que le costará mucho al gobierno, que en el 2011 ensayó la sintonía fina y ahora debe usar la sintonía gruesa. Y con mucho temor de que se evapore rápidamente el 32% logrado en las legislativas del 27 de octubre, porque quitarle los subsidios a clase media equivale en sus efectos a una devaluación y puede motivar el enojo de la gente, aunque se haga por etapas. 

Es que el público se acostumbró a los precios de regalo del transporte y si no, hay que ver la gente que dejó de tomar el subte ahora que está a $ 3,50. Lo mismo ocurrirá con las tarifas de electricidad, donde el público está acostumbrado a usar en demasía el aire acondicionado y lo mismo pasaría con las de gas en los comercios y restaurants de comida. Lo que propuso el dúo Capitanich-Kicillof con los impuestos a autos de media y alta gama, los acuerdos de precios y la suba de tarifas no solucionan las graves inconsistencias del modelo económico. Por lo cual, la presidente se dará cuenta de que desde la residencia de Olivos es cada vez más difícil que la economía se deje manejar, porque obedece ciegamente a la ley de gravedad y esta semana se fugaron 983 millones de dólares de las reservas.

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