lunes, 18 de noviembre de 2013

Un pueblo bajo terapia ajena

Trastornos de la personalidad nacional y popular


Se informa que la presidente Kirchner es sometida a sesiones diarias de terapia cognitiva. Esto implica que padece un trastorno de la personalidad, que le hace interpretar los hechos de manera inadecuada y que las acciones que toma, como consecuencia de esa interpretación, también pueden ser inadecuadas.

La terapia cognitiva busca que, la presidente, modifique sus patrones de percepción, y de comportamiento. 

En simultáneo, durante el fin de semana del 9 al 10 de noviembre, lleva colocado un Holter, que es un grabador de la actividad cardíaca, durante un lapso determinado, para observar el funcionamiento de su corazón, que presenta arritmias, como consecuencia de un bloqueo de rama izquierda.

Lo que nos están diciendo los médicos es que la presidente de este país no procesa normalmente los acontecimientos. Y que sus reacciones, a dichos acontecimientos, arrastran la falencia de tal procesamiento erróneo.

O, puesto de otra forma: Que nos gobierna una persona que "entiende mal", y que, en consecuencia, también "reacciona mal".


Estas terapias están formuladas para cuidar y mejorar el estado de salud de la paciente, pero lo que más nos importa es el estado de salud de la nación, en estas manos.

Y en medio de las preocupaciones de mucha gente, acerca de la salud de la presidente, nos apartamos a un costado, para preocuparnos sobre el destino de un país conducido por una persona que, tal como la terapia indicada implica, tiene un trastorno de la personalidad, y del comportamiento.

Uno puede asumir que las políticas aplicadas no sean de nuestro agrado personal. Uno sabe que la oportuna designación democrática, debe ser respetada a ultranza.

Pero uno también razona que la presidente tiene expresamente indicado no someterse a situaciones de stress, cuando el stress viene inevitablemente ligado a la función presidencial, y no hay forma de separarlo. Y entonces uno, se pregunta, si volver a someterse a tal stress contribuirá a que CFK siga entendiendo las cosas mal, y actuando, también de forma errónea.

Uno también se pregunta, entonces, si los argentinos asistiremos, con desinterés, a tal dislate.


Es hora de que se corra el maquillaje, que confunde, y se empiecen a hacer las cosas con la seriedad que cualquier país merece.

Porque esto es independiente de que Cristina Kirchner tarde más, o menos días, en retomar su funciones, y también es independiente de que aparezca demacrada, o espléndida. Sentada, con recato, o bailando el himno. Esto ya pasa por otro lado.

Creo que es hora de que los máximos referentes políticos, los que han sido más votados hace apenas dos semanas, suban un escalón de responsabilidad, y se aboquen de lleno a este tema.
Para exigir que los médicos que atienden a Cristina Kirchner se presenten a brindar, en el Congreso, toda la información necesaria que permita dilucidar si la presidente está o no está en condiciones de continuar ejerciendo su cargo.
 
O que el jefe de gabinete presente, en sesión secreta si es que así lo desean, la historia clínica de Cristina Kirchner, y las terapias de todo tipo a las que está siendo sometida, como así también las indicaciones médicas para el corto y mediano plazo.

Así como el presidente Santos, de Colombia, hizo pública su historia clínica, resulta imperativo que los representantes del pueblo argentino, los diputados, accedan a esa información vital para  el funcionamiento de las instituciones de gobierno.
Estamos hablando de un presidente con problemas psicológicos . Esto no es chiste.
Ya nos pasó que un presidente, (Juan Perón), un día se murió, y la Argentina quedó en manos absurdas. No hace ninguna falta que recordemos cómo terminó aquella experiencia.

Ya nos pasó que tuvimos dos presidentes alcohólicos, (Viola y Galtieri), y no hace falta explicar que terminamos en una guerra contra la OTAN.

Ya sabemos, incluso, que durante 3 años, el propio kirchnerismo, ejerció lo que llamaban doble comando, que no consistía en otra cosa que tener a Néstor Kirchner gobernando, sin ser presidente, y por interpósita persona. Un día Néstor Kirchner también se murió, y desde ese momento el gobierno nacional ha sido un completo catálogo de impericias y situaciones absurdas.

Y nos está pasando, desde hace ya más de un mes, que no solamente no sabemos si el país está en manos idóneas, sino que ni siquiera sabemos en manos de quién está. Ahí anda el vicepresidente Boudou, en ejercicio testimonial de la presidencia, y con un pie en Comodoro Py, para prestar declaración indagatoria.

Y nos puede pasar, desde la semana que viene, que el país vuelva estar en manos de alguien que, tal como la información oficial de sus médicos parece indicar, no entiende bien lo que pasa, y, como consecuencia, actúa erróneamente.

Era verdad que queríamos forjar una democracia seria, y para siempre? Si era verdad, hay que dejarse de diletar munido del carnet de diputado o senador, y ponerse los pantalones largos. 

Aquí hacen falta definiciones taxativas. La gente no puede estar en un limbo de representación, porque unos se aferran como sea al poder, y otros se hacen los distraídos a la hora de tratar temas fundamentales.

Dejen de especular. Ahí afuera hay millones de personas que no pueden sentarse a esperarlos a ustedes. No se puede poner a 40 millones de personas, bajo terapia ajena.

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