sábado, 23 de noviembre de 2013

El gobierno neutraliza la oposición light y le abre espacio a Carrió





noviembre 23, 2013


 Con matemática precisión, el neogobierno kirchnerista desplegó su estrategia mediática atacando una por una las críticas que le hicieron perder un millón de votos, como reconoció Carlos Kunkel, Jorge Capitanich y Axel Kicillof blanquearon la inflación, la necesidad de reforma del INDEC, la importancia del diálogo permanente con la prensa y los gobernadores y la necesidad de luchar contra la inflación y la pérdida de reservas del Banco Central. O sea, la casi totalidad de las banderas electorales de Sergio Massa en la última campaña electoral y también, más parcialmente, del frente de centro izquierda. 

El impacto del nuevo discurso fue inmediato. Eduardo Duhalde, experto oteador de los rumbos del viento, apoyó al chaqueño y el Frente Renovador en Diputados anunció que acompañará el voto oficialista al proyecto de reforma el Código Civil y lo fusiona con el Comercial, para reemplazar al Código que rige desde 1869. Todo un síntoma de extrema cautela.

 Ernesto Laclau, ideólogo supremo del kirchnerismo, explicó días atrás que el massismo en un kirchnerismo degradado o light, a diferencia del macrismo, que tiene otra esencia. Capitanich, ducho en armar y desarmar, está tirando ya anzuelos con buenas carnadas en el conurbano peronista. ¿Para qué seguir con el enfrentamiento si, dividido, el PJ bonaerense está destinado a perder las elecciones en el 2015? Empezaría entonces un debate interno en el Frente Renovador entre los que creen que ya no hay retorno y los que piensan en una alianza táctica con el Frente para la Victoria para asegurarse la gobernación. Massa sería perceptivo de esta interna y así es que sus críticas al gobierno son cada vez más selectivas. Si se radicalizara en este contexto, correría el riesgo de que su frente interno se quiebre.

De más está decir que la alianza radical-socialista también acusa el impacto del cambio de libreto oficial. Y Macri le abrió, por su parte, una cuota de crédito al nuevo elenco, lo que, en términos prácticos, significaría que los dos únicos senadores del PRO, Gabriela Michetti y Diego Santilli, apoyarían algunas iniciativas del Frente para la Victoria en la cámara alta.

Sólo hay espacio para los duros

 

En síntesis que, inteligente, el gobierno le está arrebatando a la oposición sus banderas light, dejándole sí un amplio espacio para las críticas de alto voltaje que no cualquier opositor asume. Esto es, la corrupción, la destrucción del sistema institucional, el uso indiscriminado del presupuesto nacional y el desmantelamiento del sistema de controles internos del Estado. Este nivel de oposición sólo lo asume plenamente Carrió.

Con la nueva tónica oficial, el gobierno podría estar empujando a que la diputada asuma un rol cada vez más estelar. ¿Para qué? Si la única oposición que no negocia con el gobierno fuera la ultra Carrió, el oficialismo polarizaría con una figura que tiene escasas chances de modificar el escenario político.

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