29/02/2020 - 22:00
Guzmán & The Coronavirus Jazz Band
Para los Coronavirus la bombilla del mate es el Arca de Noé y la Argentina, su tierra prometida.
La "oportunidad" que el coronavirus le da a Martín Guzmán.
Alejandro Borensztein
Antes que nada, aclaremos que cuando el kirchnerismo habla de presos políticos, cuando piden la intervención de la justicia jujeña, cuando presentan un proyecto para eludir las prisiones preventivas de aquellos acusados que son mencionados por la prensa, cuando ponen a los testigos protegidos bajo cuidado de los funcionarios a quienes esos mismos testigos denunciaron, cuando aprovechan la modificación del régimen jubilatorio de los jueces para contrabandear un artículo que les permitiría designar como subrogantes a sus amigotes y cuando hacen cualquier otro mamarracho por el estilo, nosotros los mortales que nos pasamos la vida laburando, pagando impuestos y mirándolos a ellos por televisión, nos damos cuenta de todo. No es que seamos boludos y no nos avivamos de nada. Nos avivamos. Sépanlo, amigos del gobierno.
Por ahora, estamos mayoritariamente en modo “me chupa un huevo”, posiblemente porque ya nadie se asombra de nada. Pero todo tiene un límite y el límite es sólo una cuestión de tiempo.
Por eso, si yo fuera el gobierno, aprovecharía el momento, le daría el gusto a Cristina para que no le rompa más las pulpetas a Tío Alberto, abriría la tranquera, liberaría a todos los ladris que se autoperciben como presos políticos y terminaría con el problema de una buena vez. Finalmente sería una excelente manera de sincerar la verdadera relación entre los argentinos y la ley.
En cambio el escandalete de Scioli es diferente. El hecho de que siendo el embajador en Brasil el tipo se haya sentado en el Congreso para darle quórum al oficialismo aprovechando que su nombramiento aún no se publicó en el Boletín Oficial, no implica desprecio por la ley. Habría que mirar el VAR pero aparentemente la jugada fue legal y jurídicamente no habría nada para reclamar.
Lo que sí podemos decir es que fue una rascada impresentable. Una truchada de cuarta. Una chantada que los pinta de cuerpo entero a todos, empezando por el mismo Scioli que festejaba su avivada como si fuera un adolescente canchereando en el colegio, siguiendo por los bananas oficialistas que aplaudían con la misma pasión e ignorancia que aplaudieron el default de Rodríguez Saá y terminando con la oposición que hace cuatro años intentó meter dos jueces de la Corte por decreto y ahora reclama respeto institucional.
Estas cosas explican todo lo malo que nos pasa. No una parte sino todo. Ni siquiera podemos culpar de alguna de nuestras penurias a la mala suerte porque no tenemos ni un poquito de mala suerte. Es todo mérito propio.
Usted amigo lector estará pensando en que hoy tenemos un domingo pesimista, ¿verdad? Para nada. Creo que sólo asumiendo nuestros peores defectos podremos transformarlos en nuestras mejores virtudes. Veamos.
Como todo el mundo sabe, Los Coronavirus son una familia de bichitos que está luchando denodadamente por escapar de la dictadura china. Y de a poco lo van logrando. Algunos se exiliaron en distintos países de Asia, otros llegaron a Europa y ya hay colonos de Coronavirus instalados y buscando clientes en EEUU y México.
Pero el verdadero destino final de estos insaciables habitantes de las salivas está en el Cono Sur. Para ellos, nuestro país no se caracteriza ni por el desprecio a la ley ni por la proliferación de chantas sino por ser un lugar cuya bebida más popular es una infusión que se ingiere a través de una canícula metálica que se pasa de boca en boca: el mate. Para Los Coronavirus la bombilla del mate es su Arca de Noé y la Argentina es la tierra prometida. Uruguay también, pero nosotros somos 45 millones. Otro nivel de epidemia.
He aquí la gran oportunidad que tiene Martín Guzmán. Este es el arma letal que el ministro debe usar para lograr la mejor negociación con el FMI y, sobre todo, con los grandes fondos de inversión, esos boludos que otra vez se ensartaron comprando bonos soberanos argentinos.
El primer paso es organizar una reunión en Washington con todos ellos y previamente hacer correr el comentario sobre la costumbre argentina de compartir el mate y la bombilla.
Eso sólo los va a poner más nerviosos de lo que ya están. Hay que tener en cuenta que esta gente acaba de perder en la última semana el 11% del valor de toda su cartera de acciones globales. O sea billones de dólares perdidos en cinco días de Coronavirus. Y todo indica que mañana lunes seguirá la debacle. En este contexto, la quita de nuestra deuda son chirolas.
Guzmán querido, no vas a volver a tener en tu vida una oportunidad mejor para encarar una negociación.
Lo primero que tenés que hacer Guzmán, en cuanto abrís la puerta y entrás a la reunión, es estornudar fuerte y llegar tarde a la boca con el pañuelo. A partir de ese momento, lo único que van a querer los CEO de Pimco, Templeton, Blackrock, Fidelity y los funcionarios del FMI es salir corriendo de esa sala. Te van a firmar cualquier cosa con tal de rajar de allí. Todavía no dijiste una palabra y con esa entrada ya te ganaste un 30% de quita y dos años de gracia. Y vamos por más.
En general, los fondos aceptan una quita a cambio de un plan que demuestre la manera en que el país va a crecer, como va a lograr los superavit gemelos y, por ende, cual es la capacidad de repago.
Todos sabemos que tal plan no existe, que el gobierno no tiene la más puta idea, que son todos unos chantas y que la confianza está perdida, al menos por dos o tres décadas. Pero los tenedores de bonos no lo saben.
Acá es cuando Guzmán debe abrir el portafolio, sacar un montón de papeles y decir: “Les traje impreso el plan económico completo pero no tuve tiempo de armar los juegos de copias para cada uno. Ya mismo lo hago”. Y ahi nomás va separando los juegos mojándose el dedo en la lengua para evitar que las hojas se peguen y colocándolos prolijamente delante de cada CEO. Los tipos van a preferir cortarse una mano antes de agarrar los papeles. Nunca se van a enterar de que el gobierno no tiene la menor idea de lo que va a hacer.
Guzmán debe seguir hablando (y carraspeando) como si nada :“Con estos números que traje acá estamos en condiciones de pedir una quita del 50% o del 60% con 4 años de gracia y recompensarles la pérdida a partir de 2024. Espero que estén de acuerdo”. Esa frase es el pie para que se abra la puerta y entre a cuadro Felipe Solá tosiendo con la frente transpirada y el bigote bien mojado. “Disculpenme, me atrasé porque anduve buscando una farmacia que venda Graneodín, desde anoche que me está picando la garganta, no creo que sea nada” y metiéndose la mano en la camisa y sacándose un termómetro de abajo de la axila le pregunta a Guzmán: “Che Guz… ¿38,9 es fiebre para vos?”.
Es el momento justo para contarle a los tipos del FMI que la medida implementada por el ministro de salud, Ginés González García, para controlar la llegada del virus a la Argentina es pedirle a los que aterrizan en Ezeiza que completen una declaración jurada.
O sea, el ministro pretende que un tipo que viene de Miami, desesperado por llegar a su casa, abrir la valija y sacar el Iphone, el Ipad y la compu que se compró allá a mitad de precio de lo vale acá, ponga por escrito :“tuve fiebre, pude haberme contagiado, mandame al Muñiz en cuarentena, por favor”. Mamita.
Pensar que a Ginés lo teníamos como uno de los serios del gabinete. Si Ginés es esto no quiero ni pensar lo que es Katopodis que anda por el país inaugurando rutas construidas y ya inauguradas por Macri hace meses. Dicen que la semana que vienen va a inaugurar los palcos de la Bombonera.
Volviendo a Guzmán, es ahora o nunca, macho. En la etapa anterior, el kirchnerismo desaprovechó el boom de la soja y dejó un desastre. Seamos vivos Guz. No te pierdas ahora el boom del Coronavirus.
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