viernes, 13 de marzo de 2020

SOLO LA VERDAD NOS HARÁ LIBRES








12 marzo, 2020


SOLO LA VERDAD NOS HARÁ LIBRES





Por  Rubén Lasagno



Una vez más, la Argentina y Santa Cruz especialmente, juegan un partido definitorio en contra de la plaga que viene del viejo mundo y vaya a saber bien dónde está el verdadero origen del famoso “coronavirus” que al decir de muchos científicos no es nada nuevo, sino más bien se trata de una cepa “recargada” o “mutante” de la enfermedad que posiblemente se les “escapó” de algún laboratorio secreto de investigaciones biológicas, del cual nunca jamás sabremos, en honor a las verdades del mentidero oficial que tienen los países del mundo y más aún los que detentan el poder. Solo que en otros casos anteriores, las naciones orilleras como nosotros, padecíamos aquellos “descuidos” casi con exclusividad; hoy, la realidad hace que la globalización y la fuerte interacción humana que existe en parte por las comunicaciones (transporte aéreo, terrestre y marítimo) rápidas y el crecimiento vegetativo del mundo, casi cualquier enfermedad de este tipo, se transforma en pandemia en pocos tiempo.

Y cuando digo que solo la verdad nos hará libres, no estoy haciendo una cita bíblica, sino resumiendo el concepto básico de que la verdad, la transparencia, la conciencia individual y colectiva, la honestidad intelectual, el trabajo serio, la responsabilidad profesional y especialmente la responsabilidad política en materia de salud, prevención y acción ante el hecho consumado, nos puede evitar un mal mayor o impedir que se desate la histeria colectiva o lo que es peor, se haga inmanejable e incontrolable el virus en la Argentina.



Si partimos de la base que el Ministro Ginés González García dijo que creía muy poco probable que el coronavirus llegara al país, comenzamos poniendo en duda todos los conceptos e los que hicimos referencia, como necesarios para pensar seriamente en actuar a conciencia de los hechos que sacuden al mundo.

Pero hay otras cosas más que están “atadas con alambre”, en relación a los medios preventivos que se aplican en el país y la provincia y el tan nombrado “Protocolo” lo cual se expresa como la panacea preventiva de que aquí “todo está controlado”, cuando en realidad nada se controla eficientemente, y si no muere más gente, es por causas (seguramente) ajenas a las políticas de salud que existen.

La inutilidad de “llenar el formulario” en Ezeiza, que el gobierno sacó como estocada para mostrarse proactivo en la prevención, fue realmente lamentable; una farsa. Dejar resumido todo a la voluntad individual, es de una inutilidad pocas veces vista. A los pocos días la iniciativa era argumento de los mejores memes en el ácido humor popular.

Pero hay una acción que aún me parece más grave. Muchos médicos de distintas especialidades, han venido de Europa y están sospechados de ser portadores sanos del virus. Sin embargo, debido, precisamente, a la falacia de los “controles” aeroportuarios, han desarrollado sus labores médicas por varios días en el país (luego de sus viajes al viejo mundo) y han tomado contacto con pacientes de todo tipo; desde abuelos, niños, gente con defensas disminuídas y hay casos de ginecólogos/as que por 10 o 15 días (hasta que se declaró la sospecha de que posiblemente estaba contaminado) le dio asistencia a mujeres embarazadas, revisó o hasta asistió partos por ejemplo, con todo lo que ello implica.

El “protocolo” nada dice de exacerbar los controles de aquellos médicos que vienen de viaje de los lugares europeos arrasados por el virus. Simplemente, no tienen manifestaciones y los dejan circular, volver a su vida profesional y luego, varios días después, estos mismos médicos que ya atendieron a decenas o cientos de personas, a los cuales les podría haber transmitido la enfermedad, son puestos “en cuarentena” cuando muestran algunos síntomas compatibles, pero ya es sumamente tarde. Ellos, han sido los vehículos más seguros del virus y más aún, como atienden a personas enfermas (en la mayoría de los casos) el peligro de transfundir la enfermedad (obviamente sin proponérselo) aumenta considerablemente en su caso, precisamente, por las condiciones de contacto directo, personal y física con cada paciente.

Por este motivo, dentro del “Protocolo”, el Estado debería contemplar la difusión de la identidad de aquellos médicos en riesgo, para permitirle a sus pacientes o a todos aquellos que han tenido contacto previo a la sospecha sintomática de esta gripe mortal, acudir rápidamente para hacerse el chequeo y los análisis correspondientes. Si esto no ocurre (tal como sucede ahora), es posible que al médico se los ponga en cuarentena, pero sus pacientes obran como multiplicadores inconscientes del mismo virus que él les puede haber transmitido y al no conocer que “su médico” está bajo control por sospechas de contagio, siguen su vida normal y a su vez se llevan el virus peligrando el contagio en forma masiva.

Quienes piensan que esto sería “imposible”, solo ven el interés personal, sobre el colectivo. No se trata de un “escrache” como lo quieren hacer parecer algunos; es prevención y en caso de crisis tan graves, los nombres, los currículum, los títulos obtenidos y el prestigio, son secundarios y se deben usar todos los medios disponibles para actuar en la prevención, no como ocurre ahora, sobre los hechos consumados.

¿Esto es una cruzada negativa contra los médicos?, No. Es un sentido práctico de la realidad. Un cirujano, probablemente sin saber que está contagiado, pone en riesgo la vida de su paciente y hace a éste, además de portador, un vehículo de diseminación de la plaga. También un obstetra, un clínico, etc. No hay otra profesión con mayor contacto personal (en la mayoría de los casos invasiva) que la médica. Si no advertimos estos peligros, no somos objetivos a la hora de evaluar las consecuencias a las que se enfrenta una sociedad con políticos improvisados, un sistema de salud destruido, una economía de guerra que nos sume más y más en la pobreza y sobre todo eso, la carencia de un sentido crítico que anula las conciencias y permite que los dirigentes desde el poder, sigan mintiendo para aparentar que saben lo que hacen y en realidad no entienden que decir la verdad y actuar laboriosamente sobre la prevención, es lo que nos puede salvar realmente de una debacle social producto de este virus infame que nos puede diezmar a los países del tercer mundo.

(Agencia OPI Santa Cruz)


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