01/03/2020
Contradicciones e hipocresías del discurso de Alberto
Desmemorias del presidente
Este domingo, a poco de cumplir tres meses de gestión, Alberto Fernández inauguró el 138 período de sesiones ordinarias del Congreso Nacional. Lo hizo ante la Asamblea Legislativa y con críticas al gobierno de Mauricio Macri.
En ese contexto, el jefe de Estado hizo su diagnóstico sobre la situación económica y social del país, además de trazar los principales ejes de su plan legislativo y político para el año.
"Vengo a proponer iniciar una marcha que nos permita salir de la postración y ponernos en marcha", subrayó el presidente, que habló durante una hora 19 minutos en el recinto de la Cámara de Diputados.
Lo primero que sorprendió fue que, a pesar de admitir las dificultades de la economía argentina, avanzara en la creación de media docena de nuevos entes del Estado. El primero de ellos fue el “Consejo Nacional de Asuntos Relativos a las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur y Espacios Marítimos Correspondientes”.
La obvia pregunta: ¿No es algo que manejan los cancilleres y otros funcionarios que trabajan en todo lo ateniente a la política exterior?
Otra de las medidas que llamó la atención fue la modificación del Régimen Federal Pesquero (Ley N° 24.922) a efectos de “endurecer las sanciones a los buques que pescan ilegalmente en los espacios marítimos bajo jurisdicción argentina o en aguas donde nuestro país tiene soberanía sobre recursos vivos marinos”.
Dos cuestiones para resaltar a ese respecto: primera, ¿por qué el kirchnerismo no hizo eso mismo durante los más de diez años que estuvo en el poder? Segunda: ¿Sabrá Alberto que quien vendía los permisos de pesca a esos mismos “piratas” en los años 90 era su hoy canciller Felipe Solá?
Acto seguido, llegó uno de los puntos más álgidos de su discurso, el referido a la reforma Judicial. “Como Presidente de la Nación, ante esta Asamblea Legislativa, vengo a asumir un compromiso inquebrantable. En este tiempo de la Argentina en el que nos toca gobernar, venimos a ponerle fin a la designación de jueces amigos, a la manipulación judicial, a la utilización política de la Justicia y al nombramiento de jueces dependientes de poderes inconfesables de cualquier naturaleza”.
Si uno leyera fríamente las últimas palabras de ese párrafo, podría decir tranquilamente que se trata de una perfecta descripción de lo que hizo el kirchnerismo con el Poder Judicial.
Designación de jueces amigos, manipulación judicial y la utilización política de la jueces, entre otros “vicios”. Porque, ¿quién sostuvo a delincuentes como Norberto Oyarbide y Federico Faggionato Márquez? ¿Quién hizo designar a tipos como Sebastián Casanello o Luis Rodríguez en la Justicia Federal? Este último incluso contó con el favor de que le adelantaran el examen antes de tener que pasar por el filtro del Consejo de la Magistratura. Un papelón.
No es todo: el kirchnerismo se ha valido de jueces como Oyarbide para hacer sus trapisondas y hasta usó al mismo magistrado para zafar en 2009 de la dura acusación por enriquecimiento ilícito que pesaba contra Néstor y Cristina.
Y ni hablar de las operetas contra los enemigos del modelo, como aquella que en 2005 le hicieron a Enrique Olivera. Una denuncia falsa sobre cuentas suizas inexistentes. Ergo… ¿de qué corno habla Alberto?
Más adelante, el presidente habló de “construir consensos para un nuevo diseño del Sistema de Inteligencia Nacional”. Otro punto flaco del kirchnerismo, que utilizó los recursos del espionaje vernáculo a efectos de aleccionar a periodistas, empresarios y referentes de la política opositores al kirchnerismo. Quien escribe estas líneas ha sido una víctima de ese perversos sistema.
Ni hablar del hecho de que hoy en día el gobierno está haciendo un desastre dentro de la AFI, tal cual revelaron a este portal varias fuentes, en “off” y en “on” the record.
“Que el campo crezca es uno de nuestros objetivos. Nos hemos ocupado de mejorar las condiciones para que los productores del campo tengan un más fácil acceso al crédito. Hemos cuidado que el precio de los combustibles no los afecte tampoco. Una divisa estabilizada ayuda mucho a la hora de comprar insumos”, sostuvo el jefe de Estado.
Y allí olvidó que está a punto de subir las retenciones a la soja, lo cual no es una gran ayuda para el agro.
Luego llegó lo más divertido. Fue cuando Alberto dijo: "Somos un gobierno de científicos, no de CEOs". ¿A quién se refería, a Daniel Scioli, a Santiago Cafiero, a Kicillof, a Cristina… a él mismo? Realmente cuesta encontrar un científico en el gabinete del presidente.
En otro orden de cosas, el mandatario dijo que no habrá nunca más un endeudamiento insostenible", algo que merece celebrarse ciertamente. Aunque no es un buen augurio el recuerdo los empréstitos que tomó el kirchnerismo por parte de Hugo Chávez hace poco más de diez años, a una tasa del 15%.
Sí se adhiere a la proclama que siguió a ese comentario, sobre la toma de deuda: “Debemos saber lo que pasó, quienes permitieron que ello suceda y quienes se beneficiaron con esas prácticas. Necesitamos no hacernos los distraídos ante lo ocurrido porque el riesgo que acarrea tal distracción es la concreción de un daño inmenso que deberían soportar varias generaciones de argentinos”. Totalmente de acuerdo.
Sin embargo, Alberto volvió a pifiarla en la siguiente frase: “Que los precios dejen de crecer en la Argentina es una responsabilidad de todos. Este Gobierno se va a poner al frente de la lucha contra la inflación usando todas las herramientas legales con las que cuenta”.
Error… no se usan herramientas legales para bajar la inflación, sino monetarias. En principio, para controlarla solo basta dejar de emitir billetes. Simple.
Siguiente punto, también objetable: "Encontramos un Estado debilitado donde casi desaparecieron los instrumentos de regulación. Ha habido problemas recurrentes con el mantenimiento de la infraestructura y el patrimonio del Estado”.
El debilitamiento de los controles del Estado comenzaron con Menem, siguieron con los Kirchner —que hasta tuvieron el tupé de “politizar” el Consejo de la Magistratura— y se mantuvieron con el macrismo, que si bien no hizo nada para empeorar la situación, tampoco la mejoró. Baste el ejemplo de la Oficina Anticorrupción en manos de Laura Alonso.
Y ahora mismo, solo por dar un caso, se ha desmantelado la auditoría interna del Ministerio de Seguridad de la Nación, tal cual reveló Tribuna de Periodistas.
Sigue Alberto: "Soportamos un nivel de inflación récord de 53,8% durante 2019”. ¿Olvidó el presidente que el kirchnerismo fue el que llevó a la inflación a niveles insostenibles que, para colmo, desactivó el INDEC?
Después, en un giro discursivo, el presidente dijo que “la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado y violento no es un show mediático, sino un compromiso estructural, sustentable y permanente para mi Gobierno, que apunte a las raíces profundas de la impunidad”.
Curioso comentario viniendo de aquel que nombró al mayor narcotraficante argentino como interventor en Río Turbio, Aníbal Fernández. Sin mencionar que el kirchnerismo es el que ha desmantelado todos los controles contra las drogas en su momento. Con la frutilla del postre: la campaña de Cristina en 2007 fue financiada con fondos de narcos como Ibar Pérez Corradi y otros.
¡Ah! Y una cosa más: el gobierno de Alberto disolvió la Subsecretaría de Lucha contra el Narcotráfico apenas llegado al poder.
Posteriormente, llegó el turno de la tercera edad: “Las decisiones que tomamos desde nuestra asunción han beneficiado al 85 % de los jubilados, pensionados”. Falso, solo basta mirar el siguiente cuadro:
Casi promediando, el mandatario sostuvo que se está “poniendo en valor a los medios públicos garantizando a partir de ellos, contenidos de calidad y pluralidad de ideas para llegar de forma igualitaria a todas y todos. Estos también serán la punta de lanza en la épica educativa que hemos encarado en materia de contenidos”.
Los antecedentes de Paka Paka, 678 y demás, no dan demasiada esperanza de que la pluralidad declamada se haga carne finalmente.
Sí ha sido esperanzador lo que Alberto dijo sobre el atentado a la AMIA: “Ordenaré a la Agencia Federal de Investigaciones desclasificar los testimonios secretos brindados por agentes de inteligencia en los juicios en los que fuera investigado el hecho y la responsabilidad de funcionarios del Estado en el encubrimiento del mismo. Lo mismo haremos con toda documentación reservada que exista en el organismo sobre el tema”. Ojalá que esta vez no ocurra como con Néstor y Cristina en 2003, que luego de viajar a EEUU vinieron “chipeados” con el discurso oficial impuesto por ese país e Israel.
Finalmente, Alberto contó que dentro de los próximos diez días presentará “un Proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo que legalice el aborto en el tiempo inicial del embarazo y permita a las mujeres acceder al sistema de salud cuando toman la decisión de abortar”.
Se prevé que, aunque en Diputados no tendrá mayor problema, le será complicado que salga la ley en el Senado. No cuenta con la mayoría necesaria.
Dicho sea de paso, ¿olvidó el jefe de Estado que Néstor se pronunció en 2004 en contra del aborto y que él apoyó esa decisión?
Está claro que Alberto no podría ser jamás presidente en un país cuyos ciudadanos tuvieran buena memoria. Solo en Argenzuela...
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