03/02/2014|
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Alerta: Las reservas 2014 se acercan a las de 2001
La subestimación por la economía comenzó con el
ignorante Néstor Kirchner, quien se enredó tanto en los problemas que él
mismo provocaba, que la salud no toleró tanto desquicio. El 'viento de
cola', apenas un golpe de suerte, lo salvó pero los acontecimientos
presentes se remontan a aquel individuo cuya gestión (en especial la
corrupción) será motivo de graves investigaciones futuras. Cristina
Fernández de Kirchner nunca fue ni más lúcida ni mejor dirigente
político que su marido.
Cuando estaba por perder, él se murió, a la
sociedad la invadió una suerte de lástima por la viuda al comando y la
volvió a votar. Gravísimo error por el que la sociedad argentina no
merece compasión ante su crisis venidera. La soberbia de Cristina fue
proporcional a su incompetencia para elegir colaboradores. Así como
Kirchner eligió, en su momento, a Felisa Miceli; Cristina eligió a Amado
Boudou, a Hernán Lorenzino y ahora a Axel Kicillof: un disparate. En
definitiva, desde 2005 que la Argentina carece de política económica y
eso es gravísimo.
Se desperdiciaron oportunidades y la crisis cambiaria,
producto de la crisis fiscal, es responsabilidad única de la
Administración Cristina. Las reservas del BCRA ya están apenas 22% por
arriba de las de 2001 advierte el Instituto para el Desarrollo Económico
y Social. Massot & Monteverde ya advirtió que no habrá recuperación
de reservas en marzo/abril, y Urgente24 lo difundió el sábado 01/02.
Ahora es el turno de lo que presentó Idesa:
"(...)
La estrategia de las autoridades para superar la restricción externa
fue acelerar la devaluación del tipo de cambio oficial. Esto permitiría
licuar costos laborales y, por esa vía, mejorar la rentabilidad de los
sectores exportadores. Además, la licuación beneficia las finanzas
públicas ya que reduce, en términos reales, salarios y jubilaciones.
Pero el éxito de esta estrategia depende decisivamente de que salarios y
jubilaciones no se actualicen al mismo ritmo de la devaluación y la
inflación. (...)"
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Idesa). Las
reservas del Banco Central duplican en términos nominales el nivel del
2001, pero ajustadas por inflación de precios en las importaciones
apenas superan el nivel que había cuando cayó la convertibilidad. El
agravante es que el coeficiente de importaciones (porcentaje de
importaciones en relación al PBI) prácticamente duplica al que
prevalecía en el 2001. Esto indica que la crisis de divisas que sufre el
país es severa lo que evidencia la necesidad de cambios de estrategia.
El 1er. mes del 2014 mostró una aceleración en la caída de las
reservas internacionales a pesar de la fuerte devaluación del dólar
oficial. Durante enero se aplicó una devaluación del 23%, cuando
en todo el año pasado la devaluación fue de 33%. Las reservas, por su
parte, cayeron en aproximadamente U$S 2.000 millones sólo en 1 mes.
Comparados con los U$S 12.000 millones que cayeron en todo el 2013, el
1er. mes del año 2014 muestra que el ritmo al que caen las reservas del
Banco Central se duplicó.
En un país con un mercado cambiario único y libre, el nivel de
reservas en el Banco Central tiene poca entidad porque las importaciones
se pagan con las divisas que obtienen los exportadores quienes las
transan libremente en el mercado de cambios. Pero cuando el mercado
cambiario está fuertemente intervenido, como ocurre en la Argentina, las
reservas del Banco Central pasan a ser una variable de alta relevancia,
ya que de ellas dependen las posibilidades de sostener las
importaciones que son esenciales para mantener el nivel de actividad
productiva.
Para evaluar la suficiencia de las reservas actuales resulta
pertinente analizar la información oficial. Según datos del Banco
Central y el Ministerio de Economía, entre los años 2001 y 2014 se
observa que:
· Las reservas pasaron de U$S 15.232 millones a U$S 28.250 millones.
· Los precios de las importaciones argentinas se incrementaron en un 52%.
· Esto significa que las reservas, ajustadas por inflación
de importaciones, equivalen en términos reales a U$S 18.600 millones a
precios del 2001.
Estos datos muestran que el poder de compra de los U$S
28.000 millones actuales de reservas es apenas un 22% superior al que
tenían los U$S 15.000 millones del año 2001.
A esto se agrega, como agravante, que en la actualidad el
coeficiente de importaciones es mucho mayor. En el año 2001, las
importaciones representaban apenas un 8% del Producto Bruto Interno
(PBI) mientras que actualmente representan cerca del 15% del PBI.
Dicho en otras palabras, la economía es mucho más dependiente de
las importaciones que en el año 2001, con un nivel de reservas reales (o
sea, ajustadas por inflación de importaciones) bastante similar. Las
evidencias son contundentes de que nuevamente se está, como muchas veces
ocurrió en la historia argentina, frente a un “cuello de botella” que se manifiesta en escasez de divisas.
Aunque el contexto externo es inéditamente favorable, las malas
políticas internas llevaron a que la “restricción externa” vuelva a
poner límites a las posibilidades de crecimiento.
La estrategia de las autoridades para superar la
restricción externa fue acelerar la devaluación del tipo de cambio
oficial. Esto permitiría licuar costos laborales y, por esa vía, mejorar
la rentabilidad de los sectores exportadores. Además, la licuación
beneficia las finanzas públicas ya que reduce, en términos reales,
salarios y jubilaciones.
Pero el éxito de esta estrategia depende decisivamente de
que salarios y jubilaciones no se actualicen al mismo ritmo de la
devaluación y la inflación. Se trataría de reeditar el “modelo productivo” de los años 2003 - 2008 cuyo base principal fue la profunda licuación de salarios reales y gasto público que produjo la mega-devaluación del año 2002.
En esta estrategia resulta central que el Ministerio de Trabajo
presione sobre la negociación colectiva para que los salarios se
deterioren respecto al crecimiento del dólar y los precios. Esta es la
única manera de reeditar el “modelo” tal como se aplicó desde
al año 2003 y que perduró en su dinamismo hasta que los salarios reales
recuperaron el nivel que tenían antes de la crisis del año 2002.
Las visibles muestras de impericia del equipo económico
pueden llevar a la confusión de que la solución para la crítica
situación actual dependen de un cambio de ministro. Muy por el contrario, la crisis cambiaria actual es intrínseca a un “modelo”
cuya bases son devaluación y salarios reales bajos lo que resulta
política y socialmente muy resistido. Por eso el tema relevante no es el
cambio de personas sino el cambio de modelo.

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