Miércoles 01 de enero de 2014
Por Rosendo Fraga | Para LA NACION
El balance político del año finalizado muestra que la elección del papa argentino no sólo es el hecho más relevante del primer trimestre, sino de todo el año. Es un hecho de características religiosas, de gran trascendencia por tratarse del primer papa no europeo desde los inicios de la cristiandad y el primer jefe de la Iglesia Católica que es latinoamericano. Todo ello le da un significado que trasciende por mucho a la Argentina. Pero su elección, inevitablemente tiene consecuencias políticas en su país natal.
Se trata de una figura de la Iglesia argentina que había tenido posiciones diferentes al kirchnerismo. La existencia de un papa argentino ha potenciado el rol político de la Iglesia en la Argentina y ello se ha hecho evidente con su planteo contra el avance de la droga. En el último mes del año, la Comisión de Pastoral Social convocó a las fuerzas políticas a firmar un compromiso de acción contra esta amenaza y lo firmaron todas las fuerzas opositoras, desde el Pro hasta Pino Solanas, pasando por la UCR, el peronismo disidente y el socialismo.
El gobernador Daniel Scioli no asistió al acto de la firma como sí lo hicieron Sergio Massa, Mauricio Macri, Hermes Binner, Ernesto Sanz y Solanas, entre otros. Pero adhirió al documento. Fue la única figura del oficialismo que lo hizo. Este hecho puso en evidencia que por ahora la Iglesia es el único actor con capacidad de unificar la oposición en una emergencia y además muestra que las diferencias entre la Iglesia y el kirchnerismo se mantienen, pese a la elección de un papa argentino.
Massa sería la figura que sabría representar poco tiempo después esta voluntad de cambio
El encadenamiento de los tres impulsó el vuelco de la opinión independiente en contra del Gobierno a poco tiempo de las elecciones legislativas y su anticipo que fueron las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO). El reclamo contra el Gobierno no se centró en lo económico como suele suceder, sino en lo político. Massa sería la figura que sabría representar poco tiempo después esta voluntad de cambio.
Mientras tanto, la Presidenta embistió contra la Justicia a través de la llamada reforma judicial, buscando tomar su control, dado que el campo de batalla con el Grupo Clarín, que se desarrollaba a través de la ley de medios, se había trasladado a éste ámbito.
En el tercer trimestre del año, el hecho político central fueron las PASO realizadas el 11 de agosto, en un ciclo electoral que se proyectaba a las legislativas del 27 de octubre. En ambas elecciones, el oficialismo quedó por debajo de un tercio de los votos, perdió en los grandes distritos e incluso en otros chicos, donde históricamente no había perdido nunca.
Pero el efecto derrota fue marcado por el resultado en la provincia de Buenos Aires, que tiene casi 40% de los votos del país, donde en las primarias se impuso por 5 puntos la lista encabezada por Massa y luego esta diferencia se incrementó a 12, oportunidad en la que ganó en 20 de los 24 municipios del gran Buenos Aires.
El Gobierno desconoció la derrota, argumentando que seguía siendo la primera minoría y que, sumados sus aliados, mantenía el control del Congreso en el período 2013-2015, aunque hubiera perdido algunas bancas. La noche de las PASO, la Presidenta dijo "esto ya nos pasó en 2009 y nos recuperamos" y la de las legislativas, ordenó a sus dirigentes festejar como victoria el resultado, cuando ya había delegado funciones en el vicepresidente Amado Boudou por su enfermedad, que la tuvo fuera del ejercicio del directo del poder hasta entrado noviembre.
El Gobierno responde
ignorando los problemas, como lo hizo la misma Presidenta bailando al
conmemorarse los 30 años de democracia en medio de los saqueos.
En el último trimestre del año, el hecho central fue la crisis social que irrumpió en diciembre. La Presidenta retomó en noviembre el poder con limitaciones, reorganizando su gabinete, ratificando la decisión de "profundizar el modelo" con la designación del nuevo ministro de Economía (Kicillof) y con un nuevo jefe de Gabinete (Capitanich) cuya imagen se desgastó rápidamente. En la primera quincena del mes tuvo lugar la huelga policial más extendida de la historia argentina y, al mismo tiempo, la ola de saqueos que dejó heridos y muertos.
En la segunda quincena, la puja salarial que desataron los aumentos policiales y el malestar por los continuados cortes de electricidad, junto con uno de los máximos históricos de temperatura, crearon una crisis social, que comenzó a impactar sobre la economía y que puede generar consecuencias políticas. El Gobierno responde ignorando los problemas, como lo hizo la misma Presidenta bailando al conmemorarse los 30 años de democracia en medio de los saqueos y ejerciendo el poder en plenitud, al lograr ya con el Senado en su nueva conformación el acuerdo para el ascenso del controvertido jefe del Ejército.
No hay comentarios:
Publicar un comentario