lunes, 20 de enero de 2014

DIOS DIRÁ








20 de Enero del año 2014 - 1220


Uno de mis amigos con quien me encontré casualmente ayer, Domingo, comentando mi último artículo titulado "Muerto en vida",  tuvo la sinceridad de decirme por qué ellos me rechazan y me aíslan. Lo que dijo me ayudó a resolver este enigma que me tiene perplejo desde hace años. ¿Si somos todos católicos, todos argentinos de la verdadera Argentina , cómo es que ni siquiera responden a mis reiteradas invitaciones a unirnos para combatir la tiranía e instaurar una Autoridad justa? 

Este amigo me dijo, más o menos lo siguiente: "Nosotros, no sólo los del grupo al que yo pertenezco sino de otras procedencias, cuando hablamos de vos, todos coincidimos en sostener que tu prédica es negativa porque es *horizontalista*. Es decir, tu diagnóstico de la situación es correcto pero no das ninguna esperanza. El resultado es que causás desaliento y una tentación de bajar los brazos". 

"- ¿Qué querés decir con eso de "horizontalista"? - le pregunté. 

"Quiere decir que vos excluís la posibilidad de una intervención divina que nos rescate. Nosotros estamos tratando de ser los precursores de esa intervención. Si el mismo Jesucristo quiso tener un Precursor en San Juan Bautista, ¿cómo puede excluirlo el "salvador de la Patria" que vos preconizás?" 

Me quedé atónito. Acusarme de ignorar el poder infinito de Dios para intervenir en la Historia es algo que no esperaba, tan notoriamente injusta y falsa me parecía la acusación. 

Le respondí que obviamente me había expresado muy mal en mis artículos de "La botella al mar" porque si hay algo que está claro, es que digo a todo momento que sin la ayuda de Dios, por la mediación omnipotente de María Santísima, nada podemos contra la tiranía. Pero agregué que también decía continuamente que es necesario hacer lo que la buena razón indica para recuperar la Patria y eso es lo que estoy proponiendo desde hace 15 años sin resultado alguno. "A Dios rogando y con el mazo dando", reza el antiguo refrán español. 

No se lo dije en ese momento, pero la idea de que o Dios salva la situación o no vale la pena hace otra cosa que "acciones precursoras" (de dudosa capacidad precursora, dicho sea de paso), es casi como decir que Dios tiene la culpa de lo que nos pasa, porque no interviene de inmediato, y a solas, con su omnipotencia infinita. 

Sin embargo me quedé con la duda. "¿Será que no me he explicado bien?". Y hoy a la mañana recorrí algunos artículos de los 1219 que llevo escritos en "La botella al mar" desde el 25 de Agosto del 2000 en que la inicié. Y para mi gran alivio encontré que no sólo fui claro, sino clarísimo y hasta repetitivo en ambas ideas, o sea, que es necesario unirse y organizarse con un programa mínimo capaz de convocar a muchos, lo cual pondrá en evidencia a los nuevos dirigentes de la Política que podrían formar un gobierno justo, y también dije cien veces que es tal la fuerza de nuestros enemigos y tal la pequeñez de las nuestras, que sin una ayuda excepcional de Nuestra Señora de Luján, Patrona de la Argentina, nunca podríamos prevalecer.   

Como prueba de esto, remito al paciente lector a los siguientes artículos que, obviamente mi buen amigo no leyó o leyó muy por encima, sin darles importancia (sólo cito ocho entre mucho otros, para no abusar): Nro. 564, 15/3/2004, "Manifiesto por una Argentina justa y feliz". Nro. 711, 29/3/2006, "Seis tesis argentinas".  Nro.823.22/11/2007. "Cuadro de situación y plan de acción". Nro. 883. 24/11/2008. "La Argentina no se salva sin un gobierno de personas confiables con principios verdaderos". Nro. 904. 27/4/2009 "Invitación a formar la Asociación Patriótica ". Nro. 907. 2/6/2009 "Filosofía de la Asociación Patriótica ". Nro. 908. 11/6/2009 "Ha quedado fundada la Asociación Patriótica ". Nr. 1107. 24/5/2012. "Un programa mínimo de salvación nacional". 

Si mi amigo lee esos artículos no puede repetir su acusación gratuita sin una dosis muy grande de mala fe, que espero no tenga. 

Es cierto que mi propuesta parece casi una utopía. No lo es. Es apenas el primer paso para embestir contra un coloso. Sin embargo, creo que lo que sí es utópico es creer que el coloso caerá sin dar ese paso o dedicándose a promover buenas causas que no desafían su poder, sino en una medida muy acotada y tan anodina, que ni siquiera conseguirán eso poco que se proponen, como la experiencia lo prueba. 

La verdad es que mis amigos no quieren formar ese grupo unido inicial porque, como también me dijo mi amigo, temen que si la tiranía lo percibiera como un peligro real para su poder, aunque fuera remoto, acabaría con nosotros. 

Obviamente ese es el riesgo, pero por el contrario, si ese grupo no existiera, ¿cual sería el punto de reunión para los buenos que hay en todo el país y que ni ellos ni yo conocemos? Con sólo darse a conocer la existencia de ese grupo, estoy seguro de que muchos acudirían a sumarse a sus filas y si hoy faltan dirigentes auténticos, sólo la formación de ese grupo puede ponerlos en evidencia. 

Por lo tanto, el peligro de no hacer esto es que terminemos bajo una tiranía comunista por falta de argentinos de bien que alerten contra ese peligro y convoquen a la resistencia que exige el art. 36 de la Constitución Nacional (versión 1994). 

Sé que este artículo no cambiará en nada el preconcepto que se han formado mis amigos. Sin embargo, al mismo tiempo creo que servirá para poner más en evidencia cuán reprochable e infundado es su rechazo contra la “La botella al mar”. Dios dirá. 

Cosme Beccar Varela 

La presente nota del Dr. Cosme Beccar Varela, es publicada en La Misère Porc, por gentileza de su autor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario