18 / 01 / 2014
MUCHA AGENDA PERO NADA DE FOTOS NI APARICIONES PÚBLICAS
El intento persistente de Cristina Kirchner por mostrarse híper activa a través de sus voceros contrasta con la real ausencia de su figura en eventos sociales y políticos en las últimas semanas. Nadie sabe por qué la mandataria pasó de golpe y porrazo de un extremo al otro: de saturar con su presencia —incluso en las redes sociales— a mostrarse virtualmente invisible.
La jefa de Estado pareciera entender que esa
actitud conspira contra su propia gestión e intenta mostrarse como la dueña de
las decisiones que se toman en el seño del gobierno. Así lo hace trascender a
través de voceros como Oscar Parrilli, Jorge Capitanich y Alfredo
Scoccimarro.
Por caso, ayer viernes Cristina hizo
trascender que se reunió con el jefe de Gabinete de Ministros y el titular de
Seguridad de la Nación, Sergio Berni. Fue en momentos en los que tomó una de las
más polémicas decisiones de su mandato: transferir el control y lucha del
narcotráfico al área de Seguridad.
Independientemente de esto último,
sorprendió que no existan fotografías del encuentro oficial entre la presidenta
y sus ministros. Es lo mismo que ocurre desde hace semanas y que llamó la
atención incluso de la prestigiosa cadena británica BBC.
Muchos se preguntan entonces: si Cristina
está al mando del barco, ¿por qué no hay fotos de su labor como capitana? Peor
aún: ¿Por qué no existen detalles de los encuentros con sus
funcionarios?
Ayer mismo, la mandataria se habría reunido
con Débora Giorgi, Diego Bossio, Ricardo Echegaray, Axel Kicillof, Juan Carlos
Fábrega, Capitanich y Berni, entre otros funcionarios. No obstante, no se sabe
de qué habló con ellos ni cuál fue la tónica de esas reuniones. ¿Realmente se
juntó con ellos o se trató de una pueril exageración para mostrarla
activa?
Como sea, Cristina pasó del detalle
constante al misterio total de sus
actividades.
Qué ocurre con la presidenta es un total
misterio. Se sabe que esta semana se descompensó cuando fue a visitar a su madre
Ofelia Wilhem al sanatorio Otamendi. El dato fue confirmado a este medio por
fuentes de ese nosocomio, las cuales revelaron que estuvo alojada en la
habitación 410 y permaneció allí una extensas 9
horas.
También trascendió que la suspensión de la
cumbre del Mercosur que debía comenzar el 31 de este mes, fue por pedido de
Cristina, quien no se siente aún preparada para aparecer en público. Para
justificar esta nueva cancelación, los cancilleres adujeron “cuestiones de
agenda”. Eso sí, no dieron mayores
explicaciones.
Basado en supuestas fuentes oficiales,
diario Perfil asegura que la jefa de Estado está cansada, que quedó muy
asustada luego de la operación de octubre, cuando le drenaron un hematoma
craneal, y que prefiere evitar las situaciones de estrés estando más distante
que lo normal de las funciones cotidianas.
Sea como fuere, la ausencia de Cristina deja
un peligroso vacío de poder, que no saben llenar sus funcionarios, todos
peleados entre sí. La postal de esa falta de coordinación puede observarse en
las contradicciones en las que incurren a la hora de tener que comunicar meras
acciones de gobierno.
Mientras tanto, todos esperan a ver qué
ocurrirá el 1º de marzo, cuando la presidenta deba inaugurar las sesiones
ordinarias en el Congreso Nacional. Hay quienes anticipan que delegará esa
función en algún funcionario de confianza; otros juran que la propia Cristina
hablará frente a los legisladores
vernáculos.
Poco importa ello, aún falta mucho para
marzo y la Argentina debe resolver antes cuestiones fundamentales como la
escalada del dólar, la inflación, la inseguridad y muchos otros. Ello en un
año donde los referentes de la oposición empiezan a mover sus fichas de cara a
2015.
Un escenario que muestra completa
desorientación, pero más aún incertidumbre creciente. En ese contexto, Cristina
debería mirar qué hace la oposición a su alrededor y recordar el célebre dogma
de Ralph Waldo Emerson: “Todo poder humano se forma con paciencia y de
tiempo”.
Christian Sanz


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