miércoles, 5 de febrero de 2020

Una forma de hacer periodismo militante y berreta, distorsionar la verdad y transformar a un medio en un panfleto partidario







5 febrero, 2020


Una forma de hacer periodismo militante y berreta, distorsionar la verdad y transformar a un medio en un panfleto partidario






Por Rubén Lasagno



El diario El Patagónico de Chubut, propiedad del multiprocesado, evasor, estafador y lavador de fondos kirchnerista, Cristóbal López y su socio Fabián De Sousa, presenta hoy una nota referida al juez Claudio Bonadío pero de una manera capciosa, absolutamente tendenciosa, para nada objetiva y con clara intención de remarcar que el fallecido fue un juez “vendido”, menemista, un asesino y que se Como si fuera poco, en el mismo título se refiere a Cristina Fernández como “Cristina Kirchner”, otro meta-mensaje aportado por la parte límbica del cerebro de la ex presidente, quien antes renegaba que le dijeran “de Kirchner”, pero luego de fallecido su marido usufructuó el apellido para entronizar el relato y desde entonces las focas aplaudidoras prácticamente han borrado el “Fernández” anteponiéndole el “Kirchner” (sin “de” que denota pertenencia) y de esa manera la obsecuencia militante cumple los preceptos de la jefa espiritual y material; en este caso de Cristóbal López y De Sousa.dedicó a “perseguir” a Cristina Kirchner.


Desde el título arranca el autor de la nota (seguramente dictada desde la oficina del propietario del medio) con una significativa frase descalificadora y al menos, una mentira, dice “De la servilleta de Corach, a la persecución de Cristina Kirchner”.


Lejos de informar sobre la muerte de Bonadío (está en la sección “Policiales”), la nota es de opinión partidaria, supuestamente un Editorial de El Patagónico (es decir la opinión del medio) porque no lleva firma (como correspondería a una columna) y se funda en la crítica ácida a quien fue un juez menemista, pero también kirchnerista (de esto no dice nada) y posteriormente, adoptó un accionar claramente lanzado a combatir la corrupción en la década pasada.

Dos datos en el título: de marcar su “origen menemista” (hecho cierto), el diario recalca desde el inicio que el trabajo de investigación y procesamiento de la ex presidente, no fue un acto de justicia sino una “persecución”. Esta palabra tiene dos connotaciones: “Acción de perseguir a alguien (humano o animal) o “la actuación contra partidarios de una clase, doctrina o religión”. Ésta última y no otra, es la acepción que le da el kirchnerismo a esta palabra para significar que Bonadío se dedicó a “perseguir” a la ex presidente, no para hacer justicia sino con el fin de sacarla del juego político y encarcelarla. Es decir, el título del diario, establece por omisión que antes de esa persecución hay un vacío donde la actual vicepresidente no hizo nada malo; el malo es el juez que se propuso meterla presa.





Como si fuera poco, en el mismo título se refiere a Cristina Fernández como “Cristina Kirchner”, otro meta-mensaje aportado por la parte límbica del cerebro de la ex presidente, quien antes renegaba que le dijeran “de Kirchner”, pero luego de fallecido su marido usufructuó el apellido para entronizar el relato y desde entonces las focas aplaudidoras prácticamente han borrado el “Fernández” anteponiéndole el “Kirchner” (sin “de” que denota pertenencia) y de esa manera la obsecuencia militante cumple los preceptos de la jefa espiritual y material; en este caso de Cristóbal López y De Sousa.




Como no podía ser de otra manera, el artículo refiere a una nota de Sofía Caram (periodista-militante) del diario Página 12 donde resume la actividad judicial de Bonadío con frases como “…Desde su despacho en Comodoro Py llevó adelante en los últimos años su cruzada contra la ex presidenta Cristina Kirchner y el kirchnerismo en general”, como si los hechos de corrupción ocurridos en el país en 12 años hubieran sido un invento.


Pero para denigrar más al muerto, tal como ocurrió con el Fiscal en los días posteriores a la muerte de Nisman, donde Aníbal Fernández lo trató públicamente de prostibulario, delincuente, coimero y cuanto calificativo encontró a mano para ensuciar la imagen pública y profesional de quien investigaba a su jefa política y había sido asesinado, El Patagónico toma un dato de la vida del Juez Claudio Bonadío y luego de un intertítulo tendencioso como llamarle “El Doctor Glock”, haciendo referencia a la marca de la pistola que usualmente llevaba encima el juez y con la cual se defendió de un ataque en el año 2001, escribe textualmente Aficionado a las armas, en 2001 fue abordado en plena calle en la localidad bonaerense de Florida por dos delincuentes, a quienes asesinó de varios tiros con su pistola Glock calibre 40. Tenían 19 y 20 años. Uno de ellos estaba desarmado y el otro fue atacado por la espalda. Por ese episodio la entonces presidenta Cristina Kirchner llegó a llamarlo públicamente el “juez pistolero”.

Algunos datos que el periódico elude: Bonadío no era solo “un aficionado a las armas”, era instructor de tiro. Algo más que un “loquito” con un arma al cinto que le dispara a quien se le ocurre, como intenta presentarlo el diario. El “asesinato” del cual habla El Patagónico fue un acto de defensa legal de un hombre que fue atacado (no “abordado”) por dos sujetos armados quienes hirieron a un amigo suyo y la portación de su arma era absolutamente legal por cuanto los magistrados pueden acreditarla. El hecho de marcar las edades, es un mensaje por elevación para indicar que el juez “mató a dos chicos”, terribles delincuentes pero para el relato, víctimas de todos nosotros según la teoría zafaroniana y para reforzar la idea de que Bonadío actuó desmedida y criminalmente como un “asesino” serial, aclara que “uno estaba desarmado” y al otro lo mató por la espalda. Toda una mentira construida por Don Cristóbal.

La verdad de lo ocurrido dista mucho del relato K aplicado en esta nota de El Patagónico, pues aquel día Bonadío bajó en la casa de un amigo Miguel Angel Patrani, llevando una bolsa de supermercado con dos botellas de vino para un asado que iban a comer. Fue abordado por dos sujetos que dispararon contra Patrani, aunque las pericias posteriores indicaron que pretendían matar al juez, fue precisamente ahí cuando Bonadío extrajo la Glock 40 de sus ropas y disparó contra los dos atacantes. Uno cayó muerto instantáneamente y el otro con cuatro balas en el cuerpo salió corriendo y murió a 150 metros de allí. Nunca les disparó por la espalda como dice el relato, sino de frente y a corta distancia, mientras uno de ellos pretendía dispararle a él, luego de herir al amigo.

La realidad y el relato de Cristóbal López son bastante disímiles, pero estas construcciones que hace El Patagónico, son propias de la máquina de desinformación oficial que hoy es mucho más amplia que en “la década ganada” y solo basta leer los diarios de Santa Cruz para darse cuenta cuál ha sido la mutación de algunos periódicos que alguna vez guardaron cierto prestigio y hoy son solo maquinarias de comunicación del relato oficial.


En síntesis, hay una palabra en la que coincidimos con el artículo pero no es la acepción que es utilizada: “Persecución judicial”. CFK, Cristóbal López, Jaime, Julio De Vido, Lázaro Báez, José López, Baratta, Osuna y decenas de ex funcionarios y empresarios K ciertamente han sido perseguidos (y ojalá lo sean en estos tiempos) por sus delitos cometidos y está bien que así sea. La justicia está para perseguir y encarcelar a los culpables y si Cristina Fernández fue perseguida por Bonadío y otro jueces, por algo será. Y si no la pudieron encarcelar aún, también por algo será. Seguramente hay una sumatoria de pruebas contundentes que la hacen pasible de esa persecución para ponerla tras las rejas.

La “persecución” de la que trata de establecer el relato es inexistente. Esa “persecusión” política o ideológica, es el manto de impunidad detrás del cual se intentan resguardar quienes han delinquido por más de una década y hoy tienen la posibilidad de volver para cerrar sus negocios y (como en el caso de la vicepresidente)

La falacia de la “persecución judicial” es del mismo calibre que la de los “Presos políticos”. Dos acepciones bien definidas cuya aplicación por parte del kirchnerismo y en este caso de un diario de quien produjo el mayor desfalco al país, tiene la clara intencionalidad de generar una victimización inexistente, solo para resguardar a delincuentes comunes de las consecuencias de sus hechos y hacerlos aparecer ante la opinión pública como cuasi héroes y no como los chorros que son.


El ataque post mortem a Claudio Bonadío, no es otra cosa que el corolario de una bajeza más de quienes llegaron recargados por culpa y orden de Mauricio Macri, el eterno favorecedor del kirchnerismo que nos devolvió al populismo y la fantochada política, ayudada desde periodistas y medios cuya único objetivo es desinformar convenientemente a la opinión pública para que nadie o pocos conozcan la verdad, en sintonía con el gobierno nacional que se vende como “popular”, con política “inclusivas”, defensor de los más pobres y congela jubilaciones básicas, aplica un ajuste brutal a la clase trabajadora, les dice que se olviden de un aumento salarial, devaluó 30% al tercer día de gobierno y promulgó una ley que llama “solidaria” cuando en realidad se trata de una aberración jurídica y política que avasalla todo tipo de derechos y le da manos libres al Ejecutivo para sodomizar al pueblo.

Gracias a Dios somos muchos los que aún sabemos distinguir el relato de la realidad y menos aún (pero suficientes) quienes seguimos decididos a expresarlo sacándole la careta a quienes escudados en el poder, potencian la mentira buscando solo venganza e impunidad.

(Agencia OPI Santa Cruz)

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