martes, 11 de junio de 2013

Cristina convoca al conflicto

junio 11, 2013






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Tal como lo adelantamos y en coincidencia con otros analistas, esta semana que acaba de iniciarse abrió en el país un conflicto institucional de difícil predicción, pues podría coincidir con otros problemas generadores de violencia a cargo de inciertos organizadores. La muerte de dos barrabravas ocurrida ayer durante un enfrentamiento con la policía marca una extraña coincidencia con los problemas que hacen al futuro político, por lo que habrá que seguir con especial atención el curso de los acontecimientos, su forma de desarrollarse y cómo fueron originados. Pero el conflicto profundo al que aludimos afectará directamente la estabilidad del gobierno, por la falta de respeto por parte del Poder Ejecutivo al Poder Judicial, que ayer fue agredido verbalmente por Cristina Fernández de Kirchner.

Ni siquiera en los pronunciamientos militares que registran nuestra historia, existieron palabras tan duras como las utilizadas por la Presidente, que llegó, incluso, a aludir a la avanzada edad de uno de los ministros, olvidándose de la experiencia acumulada y la lucidez que conserva el Dr. Carlos Fayt, uno de los hombres más prestigiosos del Derecho en la Argentina. El tono despreciativo utilizado en Río Gallegos al expresar “un ministro centenario”, agregó otro dato significativo a un problema que ya está instalado. Por su parte, Fayt se negó a jubilarse, decisión que quedó fortalecida al conocerse ayer que el plan de Cristina es reemplazarlo por el joven camporista y secretario de Justicia de la Nación, Julián Álvarez.

Este dato adicional al escándalo desatado por la presidente de nuestra ex República, pone de relieve el proyecto ideológico que está empeñada en concretar pese al desprestigio que genera La Cámpora, recientemente derrotada, una vez más, en las elecciones universitarias. La última en la Facultad de Derecho cuyos resultados respaldaron a la rectora de la Casa de altos estudios que se quería reemplazar.

Lo sucedido y lo que ahora está en juego no afectó en lo más mínimo la firme idea que posee Cristina con miras al futuro en todos los órdenes. Su opinión sobre la Suprema Corte y la personalidad de Fayt no sólo fue lanzada al aire durante un discurso político, sino que inmediatamente se reprodujo vía Twitter. De esta manera, no pueden adjudicarse sus palabras a una impronta que permitiría dar marcha atrás con una explicación de circunstancias; por el contrario, demuestran que está dispuesta a ir a fondo en esta nueva crisis que parece tejida a los empujones por lo desprolija. Cada cosa tiene su importancia y ahora vamos a abordar el difícil terreno de la estabilidad institucional que tanto nos preocupa a los argentinos.

Como se sabe, la jueza electoral María Romilda Servini de Cubría debe producir un fallo respecto de la ley de Reforma Judicial que recibió sentencia de inconstitucionalidad por parte de varios jueces de primera instancia que dieron cauce a las respectivas presentaciones efectuadas por quienes se sintieron afectados por el nuevo ordenamiento legal. La jueza había viajado al exterior mientras crecían las tensiones y su alejamiento admitió diversas interpretaciones. Una de ellas dice que al iniciar sus cortas vacaciones la magistrada ya tenía una idea acabada acerca del conflicto que llegaba a ella como si fuera un cuello de botella por su especial condición de autoridad electoral. Simultánea y concurrentemente, otras presentaciones llegaban a la Corte mediante la institución del “per saltum”, con lo cual existen, de hecho, dos instancias, cualquiera sea la resolución de la doctora Servini de Cubría, de quien se espera en el ámbito judicial que dé curso a las apelaciones y ratifique la inconstitucionalidad de la ley, parcial o totalmente; si optara por esto último, se considera que lo hará con particular referencia a la composición del Consejo de la Magistratura.

Como coinciden todos los comentarios, los jueces consideran que si los nombramientos -y juzgamientos- de los jueces dependerán del voto popular, la vigencia de esa norma pondrá automáticamente a los jueces y a los ciudadanos que deban ir a los estrados judiciales en clara dependencia del poder político de turno. Como se hace cada vez más (o desean hacerlo) evidente, Cristina W. Fernández de Kirchner se inclina abiertamente por un poder absoluto y excluyente, lo que explica su comportamiento social y político, un tema que demuestra cada vez con más claridad que posee un contenido psicológico de gran peso. La presidente se siente perseguida por quienes disienten con sus actos y pensamiento, situación que por obvias razones reúne componentes de alta peligrosidad. También, obviamente, el conflicto nacido tiempo atrás ha recibido un nuevo impulso que tiene a este miércoles como una fecha tope, habida cuenta que al día siguiente vencen los plazos para la inscripción de listas y candidatos y entre ellos a quienes deberían ser postulados al Consejo de la Magistratura tal como lo dispone la nueva ley.

De todos modos, la reacción de Cristina en su provincia de adopción, donde dio los segundos pasos políticos -los primeros fueron como simpatizante de los Montoneros, en La Plata- parece atada a la información reservada que le habrán proporcionado, sobre el contenido del fallo de la jueza Servini de Cubría pero, sobre todo, el de la Corte, instancia final a la que recurriría el Ejecutivo en apelación. Todo esto debería suceder de aquí al miércoles. El presidente de la Corte, Dr. Ricardo Lorenzetti, ya anunció que el poder que representa se expedirá “inmediatamente” una vez que él y los ministros tengan los expedientes en sus manos, pero podría suceder que el tema sea elevado al cierre del plazo del miércoles o poco después. Si ocurriera esto último, es factible que el Ejecutivo considere que se cerraron las posibilidades de una impugnación legal e intente bloquearle el camino a una sentencia adversa, generándose así un choque de poderes. La simpleza del argumento resulta insólita y denota, digamos, algo así como un toque de infantilismo.

Dejamos a nuestros lectores que mediten acerca del problema que se instalará en el escenario político, con todas sus variables y consecuencias posibles. Entre ellas, una parálisis institucional y posiblemente un intento por utilizar la fuerza y nombrar -ya en una hipótesis de máxima, planteada por la falta de límites del kirchnerismo- una nueva Corte Suprema en medio de un escándalo mayúsculo con la obvia repercusión internacional. Pero esto tiene un agregado de contenido sísmico. El kirchnerismo o cristinismo, como se prefiera, ya registra una oposición interna que será más que significativa, factor que también incidirá en este escenario, donde corresponde señalar una eventualidad: la Casa Rosada no lograría reunir la fuerza suficiente para lograr su objetivo que comenzaría a cubrirse por una espesa y pegajosa nube que nos hablaría de resistencias, peligrosas divisiones y una situación que nos llevaría a los enfrentamientos y disidencias del siglo XIX. Para volver al presente hay que recordar que cuarenta diputados del Frente para la Victoria estuvieron a punto de constituir un bloque propio, separado y con un nombre distintivo. Nació, con reservas, un principio de disgregación que puede hacerse incontenible y le restaría a Cristina cualquier posibilidad en el Congreso para apoyar proyectos y obtener apoyos.

Existen otros problemas graves que carecen de solución. El campo iniciará mañana el primer paro de este año, después de 16 meses en que se cansó de solicitar a la Presidente una reunión para buscar soluciones a su declinante situación económica pese a los rindes de las cosechas y la producción cárnea y de otros productos. Esto se debe a la particularidad que posee la actividad agropecuaria, pero esconde otro aspecto de la cuestión que se muestra permanente: la reducción del área de siembra y la progresiva desaparición de los planteles ganaderos, que ya perdieron más de 12 millones de cabezas. La descapitalización es progresiva porque aumentan los costos, los precios están congelados y el Estado se queda con el 45 por ciento del resultado de la comercialización. Ayer, el presidente de la Sociedad Rural Argentina, Luis Etchevere, después de una reunión con el titular de la Federación Agraria Argentina, Eduardo Buzzi, y los representantes del movimiento confederado, anunció el paro del que se habla desde hace varias semanas, sin que el gobierno demostrara el menor interés por interiorizarse de esta cuestión vital para el funcionamiento del Estado. No se embarcarán granos y los barcos tendrán que esperar en los puertos donde se encuentren.

Podemos abundar con otros ejemplos de los componentes del retroceso económico, de la tentación de las provincias cuyanas por llevar una porción de su comercio hacia el Pacífico, mediante un acuerdo unilateral con Chile, y de otras cuestiones que afligen a todos. Por ejemplo, la idea de utilizar a La Cámpora como una fuerza de ocupación y el nombramiento de sus integrantes más o menos presentables en los principales puestos de responsabilidad, un asunto, que como lo dijimos hace mucho, conlleva peligros y adversidades que dibujan un escenario de fácil percepción pues se nos vino encima.


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