sábado, 22 de junio de 2013

DIOS Y EL DIABLO


Por Jorge D'Amario Cane



“El hombre nace libre, responsable y sin excusas.” Jean Paul Sartre (1905-1980), filósofo y escritor francés.

Con la entronización del Papa Francisco, Dios ha bajado a la tierra; pero también estaba en la tierra, inesperadamente, el Diablo, vestido de mujer dominando el Poder en la Argentina con la pretensión absoluta de apoderarse de la vida, de los bienes y de la esperanza de todos los argentinos.

El Diablo, se dio el gusto de apoderarse de muchos argentinos a los cuales les ha confiscado el pensamiento y el poder de decisión. Por ello, culturizados o simples seres humanos pertenecientes al pueblo más humilde, les ha comprado con monedas la voluntad, la dignidad y la libertad. Todos ellos han terminado rendidos a la soberbia, a la burla, a la voz y a las decisiones del Diablo, encarnado en una mujer que se dice exitosa porque como el gato con el ratón, juega con todos los ingenuos y los que aún, por ese poder de atracción que supone la mujer, se dejan arrastrar hacia el abismo.

El mal nos está envolviendo a los habitantes de nuestro país. Una parte demasiado importante de ciudadanos de este pueblo, han terminado arrodillándose ante la simple aparición de mandinga en una tribuna, que se enternece con los que sufren para dominarlos, vomitando palabrotas con los que aún tienen dudas y vociferando como desequilibrada cuando destila su veneno a aquellos que no han permitido, hasta ahora, ser dominados como cobardes ante sus embistes virulentos, sus amenazas solapadas y sus constantes agresiones verbales.

Pero, es evidente que, entre su grupo de adeptos, hay un núcleo de cómplices directos que acompaña todas las voluptuosas artimañas de este siniestro personaje que aún persiste en su obra macabra para destruir a los argentinos y arrastrarlos al precipicio junto a sus bienes y a sus familias. La perdición y el terror están al final del camino, al que nos lleva el Diablo con rumbo directo y definitivo hacia el desastre.

Ella ha vaciado el corazón y la razón de nuestra gente. Ha delimitado claramente cuáles serán los pasos a seguir para terminar su obra de exterminio. Al hablar de Patria no habla de la Argentina: habla del Infierno en que está convirtiendo, lenta pero inexorablemente, al país y a su gente. Los incautos se quemarán primero, los que dudan sufrirán el doble pero terminarán en el fuego de la locura.

La endiablada señora ha conseguido dividir a la sociedad: los que están sujetos a ella y los que la enfrentan; los que utilizan las más perversas metodologías para abusar de los que no nos amilanamos por los gritos del diablo, las amenazas de sus cómplices y los que nos negamos a sus designios malditos. Nosotros somos y seremos los que, frente a estas embestidas, seguiremos soportando, tolerando y manteniendo la esperanza viva de un mañana mejor, pese a todo.

Los cómplices necesarios que este Gobierno tiene, comienzan por los legisladores que votan cualquier cosa que venga desde el Poder Ejecutivo, a libro cerrado.

Y cuando acuerdan discutir algunos proyectos de ley, se arman de un laberinto jurídico para poder aprobar las leyes remitidas por el Diablo y nacidas de su mentalidad primitiva y desequilibrada, llenas de odio y ansias de venganza.

Este gobierno, en manos de Mandinga, ha protagonizado cantidades industriales de violaciones a la Constitución, a la vida republicana, y ha puesto en peligro -y lo hace cada día-, a la democracia que tanto nos ha costado conseguir.

Como un elemento más de saturación, por estos días, se ha sabido algo más respecto de la muerte repentina del ex presidente Néstor Kirchner, que quedaron sin respuesta lógica por aquellos días. Se supone que la profunda herida que mostró en su cara no fue producto de una caída contra una mesita de luz, en su dormitorio, que parece ser una mentira como la del “pajarito” de Nicolás Maduro.

Hay una denuncia en los Tribunales Federales que habla de un posible balazo de parte de alguien cercano a su figura. Mientras tanto, el Dr. Raúl Vizcaíno, médico que atendió al ex mandatario, minutos después de su muerte, dijo claramente que se trataba de un balazo, lo que sólo pudo reafirmar, mediante un texto remitido por Internet, porque estaba siendo perseguido. Debió huir del país porque estaba amenazado. ¿Quién lo perseguía? ¿Qué intereses se ponían en peligro diciendo la verdad?

Mientras tanto, en medio de este zafarrancho, está la gente, está el argentino de a pie, que no consigue salir de sus deudas, que no puede casi pagar sus impuestos o no come para hacerlo, están los que sueñan con una Argentina mejor que no será en este siglo, seguramente. Están los niños que esperan que alguien mejore su calidad de vida y la de sus padres que se encuentran en un cuello de botella donde cuando no falta el pan falta la leche, que todos los días tienen en su casa una carta intimidatoria sobre deudas que no pueden cancelar y muchos otros, con el peligro de irse a la calle a causa de los impresionantes impuestos que se pagan en este país, empobrecido y vapuleado por este desgobierno y compañía.

El gobierno de Kristina Kirchner, encabezando a un montón de forajidos, cuenta en su haber con una cantidad de epítetos malignos -según la Lengua Castellana- que lo identifican a lo largo y a lo ancho de este mundo: rencoroso, vengativo, resentido, sanguinario, ratero, cleptómano, saqueador, timador, bandido, atracador, maleante, usurero, estafador, embustero, engañoso, farsante, mendaz, calumniador, cuentista, fulero, tramposo, agresor, criminal, transgresor, ladrón, bandido, forajido, pandillero, criminal, cuatrero, facineroso, maleante, merodeador, pistolero, agraviante, injurioso, irrespetuoso, ofensivo, ultrajante, oprobioso, indocto, selvático, cavernario. Con estas condiciones que lo destacan, este gobierno no tiene futuro como tampoco lo tiene la Nación.

La oscura señora, ha puesto en práctica la peligrosa actitud del descarte de la sociedad argentina, incluyendo en ese marco a los antikirchneristas, a los peronistas auténticos, a los trabajadores, a las Fuerzas Armadas, a los Gendarmes, a los gobernadores no adeptos a su gobierno y a otros adeptos a medias o denominados “dudosos” con su régimen de oprobio, a los jubilados a los que premia su esfuerzo en la vida con un sueldo que no gana ni un cartonero por mes y a otros sectores no adeptos ubicados entre la clase media del último escalón, pobres y desprotegidos que viven en los barrios y lugares miserables, donde no tienen agua potable, ni médicos, ni pavimentos, ni luces, ni alimentos sino basurales y la orilla de los ríos y arroyos contaminados como los habitantes de las orillas del Riachuelo en Buenos Aires.

Los protegidos de este marco de descarte, figuran en otra nomenclatura que es la de protegidos y acomodados, muchos de los cuales, son los aplaudidores profesionales de los discursos de la endiablada señora por Cadena Nacional.

Luego, en primera fila tiene a la Cámpora, integrada por jóvenes cómplices ignorantes mantenidos por su endiablada Jefa que tiene a su hijo como Jefecito de un grupo saturado de vagos a los que se les paga un suculento dinero extraído del bolsillo y el esfuerzo de todos los argentinos.

Seguidos a un cuerpo de distancia, están los siervos más destacados, a quienes nombra en los cargos públicos más importantes, como lo hizo con Axel Kicillof. También figuran en ese encuadre de protección tan particular creado endiabladamente por la Jefa, los amigos de los amigos, casi todos predispuestos a llenarse los bolsillos, vaciando las arcas de la República. Todos amigos, todos simpáticos, todos corruptos. Y todos en libertad.

Por ser un año electoral, la presidenta, espantada, volvió a hacer lo que hace siempre, antes de cualquier elección : se apresuró a otorgar aumentos de limosna a todos aquellos que reciben planes sociales porque son, evidentemente, los que le votan en las elecciones, los que no preguntan ni cuestionan, porque son los vasallos que se hincan de rodillas y ruegan a la endiablada mujer que no se muera nunca y les siga matando el hambre con la migajas que generosamente les arroja desde su trono infernal. Ellos la seguirán aplaudiendo y votándola.

Entre los aumentos no esperados por razones electorales y la deuda infinita del Banco Central que sigue haciendo emisión monetaria, la inflación seguirá trepando haciendo que los miserables aumentos otorgados a los activos y pasivos, sean una migaja imposible de digerir.

En Argentina no habrá cambios significativos mientras esté este grupo de impresentables manejando los destinos de la Patria. Seguiremos teniendo inflación, seguiremos viendo cómo los precios viajan a la estratosfera y los sueldos quedan achatados en el subsuelo, en tanto la endiablada señora sigue parloteando como una cotorra por la Cadena Nacional, tratando de justificar lo injustificable: que tenga a un pueblo hambreado en un puño y un cuarto del país gobernado como ella quiere mediante los planes sociales de hambre que son propios de gobiernos de pacotilla y de países del tercer mundo.

De la pobreza a la desaparición, sólo resta poco tiempo.

Mientras tanto somos muchos los argentinos que esperamos, sin esperanzas, el turno para marcharnos sin retorno por el corredor de la muerte.

La caída del bienestar del pueblo argentino es inédita. Nunca se ha vivido de esta forma tan despreciable y devaluada. Tampoco se recuerda haber tenido un gobierno tan inepto con una presidenta también inepta rodeada de un grupo de facinerosos en puestos de responsabilidad.

(Cualquiera es un Señor, cualquiera es un ladrón según Discépolo) La mayoría de los funcionarios públicos de este gobierno esclavista, están procesados por actos de corrupción, pero todavía hay pocos presos. Y lo más curioso es que el gobierno se queja de la justicia porque no actúa “como ella quiere”, porque es lenta. Pero desde Cristina hacia abajo, que se alegren de que la Justicia sea lenta, de lo contrario, ya estarían todos presos por corruptos.

Mientras el tiempo pasa, Boudou sigue en su puesto, inamovible, De Vido, Moreno, Kicillof, y el resto de la banda continúa su fastuosa vida, sin que a nadie se le ocurra reaccionar, con una incapacidad tan grande que demuestra que el pueblo está hipnotizado mientras todo transcurre con una impunidad que avergüenza hasta al más audaz. Ninguno, por dignidad, se ha suicidado. Ninguno fue expulsado por corrupto del como los hizo Dilma Rousseff.

La única realidad de esta insipiente dictadura en ciernes es que antes, a los funcionarios ladrones los mandaban a Villa Devoto. Hoy, en cambio, los premian con algún Ministerio o con una entrada triunfal en la Casa de Gobierno.

Y, además, no se ponen colorados.

Que Dios se apiade de las buenas personas de la Argentina, aunque el diablo se restriegue las manos…
Jorge D’Amario Cané
Director de Radiomercosur.com

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