29/04/202
Las falacias tuiteras de Alberto sobre los presos
Nada de esto fue un error
Respecto de la presunta “campaña mediática”, es el típico caballito de batalla del kirchnerismo cuando intenta desligarse de sus propios “mocos”. Ellos se mandan las cagadas, pero la culpa siempre es de los periodistas que las dan a conocer.
Prosigue Alberto: “La Argentina, como todo el mundo, enfrenta una pandemia de enormes proporciones. El riesgo de contagio se potencia en los lugares de mucha concentración humana por lo que las cárceles se convierten en un ámbito propicio para la expansión de la enfermedad”.
El argumento no es válido, toda vez que se ha demostrado que los casos de coronavirus en prisiones federales argentinas se cuentan con los dedos de una mano.
Avanza el jefe de Estado: “Organizaciones internacionales como la Organización de Naciones Unidas o la Comisión Interamericana de Derechos Humanos han formulado recomendaciones para evitar que el hacinamiento en las cárceles ponga en riesgo la vida de los reclusos”.
Ídem anterior: está demostrado que en las cárceles federales argentinas no hay hacinamiento. Hoy en día el sistema cuenta con 119 plazas disponibles cuando hace un año la sobrepoblación era del 12,2 por ciento. Entonces sí se acumulaban los fallos sobre las condiciones de detención.
Avanza el presidente: “En el mundo, muchos gobiernos han dispuesto libertades tratando de minimizar ese riesgo. Algunos han conmutado penas, otros han indultado condenas y otros han dejado el tema en manos de la Justicia”.
Es cierto, los ejemplos más concretos son EEUU, Francia e Italia. El tema es que esos países tienen un sistema de control inquebrantable. En la Argentina, ello no es así. Por caso, el propio Sergio Berni, ministro de Seguridad bonaerense, advirtió que la pretensión del control domiciliario de presos en el país “es un verso”. Nuevamente, hay que detenerse en la reiteración del término “indulto”. ¿Hay algo que aún no sepamos y se haya negociado con los reos?
Prosigue Alberto: “Formulo estas aclaraciones tan solo ante la malintencionada campaña que se ha desatado en redes y medios de comunicación induciendo a hacer creer a la ciudadanía que el Gobierno prepara una salida masiva de gente detenida en virtud de procesos penales”.
Ninguna campaña malintencionada: el mismísimo secretario de Derechos Humanos de la Nación, Horacio Pietragalla, ha pedido formalmente la liberación de corruptos de la talla de Luis D’Elía y Ricardo Jaime. Es sintomático que, luego de avanzar en tal sentido, nadie le haya pedido la renuncia.
Más allá de los tuits del presidente, diversos referentes K salieron a minimizar la cuestión. Uno de ellos fue el mega procesado Fernando Esteche, quien aseguró que las eventuales liberaciones beneficiarían solo a reos que cometieron delitos menores. Incluso provocó en su cuenta de Twitter, desafiando a que alguien le mencione a algún violador que hubiera sido liberado y enviado a su casa.
¿Habrá leído el líder de Quebracho el caso de Pedro Olmos, el violador de Burzaco que fue liberado y que vive a metros de la nena a la que violó? Por si fuera poco, en Cipoletti beneficiaron a una peligrosa mujer narco llamada Ruth Montecino.
Los referidos, ¿le parecerán delitos menores a Esteche? Habrá que preguntarle.
Finalmente, merece recordarse aquella vieja frase de Alberto Fernández, en 2012, cuando el concepto de impunidad parecía mucho más claro en su cabeza, en el marco del femicidio de Wanda Taddei.
“Siempre la impunidad produce desazón. La misma desazón que genera ver salir de la cárcel a Eduardo Vázquez a 10 días de su condena por femicidio”, dijo entonces el hoy presidente. Está claro que debería releer sus propios tuits.
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