lunes, 6 de julio de 2015

Un superdomingo que el kirchnerismo querrá olvidar



Lunes 06 de julio de 2015 | 01:30



Por  |  Para LA NACION


El superdomingo de los cinco comicios no resultó precisamente memorable para el gobierno nacional. Lo dejó por escrito Cristina Kirchner, quien al caer la noche de la jornada electoral más importante en lo que va del año (medida en cantidad de distritos o de votantes, como se prefiera) se puso a comentar por Twitter la forma en que habían votado.los griegos, sin siquiera mencionar las elecciones argentinas. No es un chiste: la Presidenta cree a veces que lo que ella no nombra no existe.


En nombre del Pueblo y del Gobierno argentino, toda nuestra solidaridad con el valiente Pueblo griego y su Gobierno.




El kirchnerismo, cuya estrategia de presentarse como ganador anticipado de las presidenciales fue fustigada en el discurso celebratorio por Mauricio Macri, perdió fuerte (salió tercero) en la ciudad de Buenos Aires y en Córdoba y sufrió derrotas de distinto tipo en La Pampa y en Corrientes. El resultado en La Rioja todavía estaba en proceso.
No hubo un opositor único que capitalizara las derrotas de los candidatos de Cristina Kirchner, sobre todo porque el macrismo no consiguió con su alianza multipartidaria ganar Córdoba, donde José Manuel de la Sota salió fortalecido. Cabe suponer que una derrota en su distrito habría dejado a De la Sota fuera de concurso.
Quiérase o no, el telón de fondo de las elecciones distritales que animan tantos domingos, en esta ocasión más concentradas que nunca, es la competencia nacional de agosto (PASO) y de octubre (generales), sin perjuicio de que sean razones locales las primeras determinantes de los resultados. En el meduloso reportaje que el candidato a vicepresidente del Frente para la Victoria le dio a Página 12, publicado en la mañana del domingo, Carlos Zannini decía en alusión a lo que se venía: "La oposición trata de nacionalizar una realidad local". Análisis opuesto a lo que voceros oficiales habían expresado sobre las elecciones de Salta y Tierra del Fuego, en las que triunfó el FPV. El gobierno sabía lo que le esperaba y, como lo confirma la simulación tuitera de la Presidenta, advierte que le fue bastante mal. Entre otras cosas, Recalde no dio la sorpresa que según Zannini daría, a menos que se haya querido referir a perder la capital con más énfasis queDaniel Filmus. Es extraño que después de que la propia Cristina Kirchner usufructuó la cadena nacional -como ya lo había hecho sin éxito en RÍo Negro- para hacer campaña a favor de sus candidatos partidarios de Capital, Córdoba y La Pampa ahora sostenga que lo nacional era ajeno a estas elecciones locales (entre paréntesis, que el aprovechamiento proselitista de la cadena no le rinda no la hace menos pecadora).
No hay, tal vez, un impacto político nacional de tipo aritmético, como si las preferencias del electorado fueran una regla de tres simple, pero existen predisposiciones ambientales. Podría decirse, impactos electorales de orden psicológico.
No hay, tal vez, un impacto político nacional de tipo aritmético, como si las preferencias del electorado fueran una regla de tres simple, pero existen predisposiciones ambientales. Podría decirse, impactos electorales de orden psicológico. Con las reglas nacionales Horacio Rodríguez Larreta habría ganado la jefatura de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires en primera vuelta, ya sea porque superó los 45 puntos o porque teniendo más de 40 le sacó muchísimos más de diez puntos al segundo. Pero la Constitución de la ciudad tiene el ballottage francés, con la exigencia de mayoría absoluta y ninguna referencia a la distancia con la segunda fuerza, y eso lleva a seguir votando en la ciudad de Buenos Aires. Por lo menos mientras Lousteau no disponga lo contrario.
Ahora bien, el ballottage que quedó planteado le exigirá al opositor mejor posicionado una alquimia difícil de imaginar. Supone encolumnar fuerzas política antagónicas para la aventura de remontar una diferencia de nada menos que veinte puntos. Cuesta sobre todo imaginar que un voto especulativo, como sería el de los kirchneristas interesados en dañar a Macri, hagan una cruzada homogénea, requisito aritmético necesario pero ni siquiera suficiente para dar vuelta la elección.Lousteau insistió anoche, con buen criterio, en que el ciudadano es soberano. Pero las ausencias de dos líderes de su coalición en la presentación estelar del domingo de la primera vuelta, Lilita Carrió y Ernesto Sanz, no sugieren que detrás de Lousteau hay una robusta fuerza política capaz de ponerse al hombro una campaña tan difícil. Las alianzas cruzadas son más incómodas a medida que se acercan los otros comicios, en los que se supone, todos serán macristas.

En las experiencias internacionales de ballattoge hay algunos casos en los que se revierte el resultado de la primera vuelta, pero sólo en casos en que la brecha original de los dos participantes es menor a dos dígitos.

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