sábado, 14 de septiembre de 2013

Las presiones de Moreno para llevar a Cristina a un acto contra Massa en Tigre





13.09.2013

En respuesta a un acto que Massa hará en Lomas de Zamora, el Gobierno quiere que la Presidenta vaya a su territorio bajo el disfraz de un acto de gestión. Pero como no hay inauguraciones a la vista, Moreno presiona a los empresarios con frenarle los permisos de importación.

 El secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, tiene por estas horas una insólita tarea para satisfacer a Cristina Kirchner. El funcionario es el encargado de conseguir una “inauguración” en Tigre para que el Gobierno pueda justificar la realización de un acto contra Sergio Masa.

Desde que el intendente de Tigre se lanzó a la competencia electoral, el kirchnerismo lo ha desafiado con la realización de varios actos en su territorio y en los de sus aliados. El último fue ayer en la sede del FPV de la Avenida Cazón y lo encabezaron los diputados Kunkel, Conti, Raimundo y Gdansky.

Pero esa misma actitud de parte de Massa alteró los ánimos en el Gobierno. El próximo jueves el tigrense participará de un acto en Lomas de Zamora, invitado por el rector de la Universidad local, Diego Molea.

Molea fue un antiguo aliado de Martín Insaurralde y enemigo de Gabriel Mariotto en la interna política de la casa de estudios. Pero las diferencias hacia adentro del kirchnerismo y la alianza del intendente con La Cámpora, terminaron alejando al rector, que se acercó a Darío Giustozzi.

Sin embargo, el cierre de listas apartó a Molea de Giustozzi, presuntamente por una promesa incumplida de parte del alcalde de Almirante Brown de ubicarlo en un lugar expectante en la boleta de diputados de la Tercera Sección. Ahora, el académico dejará sellado su pase activo al Frente Renovador a través de su vínculo con Massa.

El anuncio de la presencia de Massa en Lomas no cayó para nada bien en el kirchnerismo, que enseguida se puso a armar el contraataque y ya planea una visita de Cristina a Tigre. Pero todavía hay problemas a solucionar.

En la Casa Rosada saben que no es conveniente llevar a la mandataria a un acto partidario, teniendo en cuenta que las actividades del FPV en Tigre han sido un fracaso en términos de concurrencia. En el acto de ayer, por ejemplo, aseguran que no había más de setenta personas escuchando a Kunkel.

Por esa razón, Cristina decidió que la visita esté enmarcada un “acto de gestión”, el eufemismo que el kirchnerismo usa para su campaña. Pero en este caso también hay problemas de organización.

Sucede que Moreno prometió que conseguiría una inauguración para justificar el acto y por ahora no aparece ningún empresario con novedades para ofrecer. En otras palabras, ningún empresario está dispuesto a abrirle sus puertas al Gobierno, ya sea porque verdaderamente no tienen qué inaugurar o para no quedar mal parado con el intendente de Tigre.

Frente a esto, Moreno echó mano a sus habituales prácticas y empezó a presionar a los empresarios para que abran alguna nueva línea de producción. De esa forma, evitaría el ridículo de inaugurar algo que ya estaba funcionando, aunque no sería la primera vez que sucede.

El método de presión que está utilizando el funcionario es el de las Declaraciones Juradas Anticipadas de Importancia (DJAI). Se trata de un permiso que necesitan los empresarios para poder ingresar al país insumos o maquinaria.

El método de otorgamiento de las DJAI ha generado innumerables quejas de los importadores, que sostienen que Moreno las maneja con absoluta discreción y otorga las autorizaciones como un sistema de premios y castigos. Incluso, el secretario de Comercio fue denunciado ante la Justicia por este motivo.

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