Miércoles 11 de Septiembre de 2013
| La Presidenta ya habría amenazado a Carlos Zannini si la derrota es por márgenes mayores a lo esperado. Pero persiste el misterio. |
Las versiones no vienen de sectores interesados en “interrumpir” el final del
gobierno de Cristina Kirchner, en línea con lo que denunció
Luis D’Elía y, ahora, Elisa Carrió, sino que
trascendieron de la propia JP, hegemonizada hoy por La Cámpora y diversos
sectores juveniles que abrevan en el kirchnerismo.
Hay distintas variables en análisis para el interregno que se abrirá después de las elecciones de octubre, cuando nadie duda que Sergio Massa aventajará a Martín Insaurralde por más de 10 puntos. El “baldazo de agua fría” de las PASO, no sólo en la provincia de Buenos Aires sino en gran parte del país, fue preparando el terreno para que los monjes negros de Balcarce 50 elaboraran distintos planes de “salida decorosa” de Cristina o “transición ordenada” hacia el nuevo heredero del aparato peronista, sea Sergio Massa o bien Daniel Scioli.
Según pudo saber NOVA, una de las posibilidades en carpeta sería “fogonear” una eventual enfermedad de la Presidenta que la obligue a dejar el cargo de manera anticipada, por más descabellada que suene. Derrotada en las urnas, sin el apoyo de los gobernadores ni el PJ, y con todo el Poder Judicial en contra, en el propio peronismo no le ven mucho futuro a CFK. Por eso en su equipo no descartan presentar un agravamiento en su salud como una excusa para resguardar su figura.
Es que en Balcarce 50 y Olivos temen que la brecha de octubre sea superior a los 10 puntos. Insaurralde está en su peor momento, y Massa no hace más que sumar, no sólo en intención de voto sino en actores de peso de la política y el establishment que peregrinan cotidianamente a Tigre.
La amenaza es que con el resultado electoral puesto la situación se vuelva “inmanejable”, según palabras dichas en la JP, y termine arrastrando a todos. Tampoco descartan un escenario de violencia con saqueos de supermercados incluidos. Los hubo el año pasado, cuando la estabilidad política era mayor a la actual. ¿Por qué no podría pasar con un peronismo en ebullición?
En esa línea, descartados Amado Boudou y Beatriz Rojkés de Alperovich para suceder a Cristina por los múltiples escándalos en torno a sus figuras, quedaría el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, que debería convocar a una Asamblea Legislativa. “Pero no saben si aguanta”, blanqueó una fuente. Exagerada, descabellada, la especie circula hoy entre los grupos del poder.
Pero hay más. La Presidenta repetiría ante los más íntimos que si el resultado de octubre es catastrófico, “se va”. El dilema es que no saben si se trata de una simple amenaza, una chanza, por otro lado típicas en el manejo del poder, o si lo dice en serio. Después de todo, recuerdan algunos, Néstor Kirchner ya le había ofrecido renunciar tras la derrota por la 125 a manos de Julio Cobos.
Esas fuentes tienen un antecedente. Aseguran que, antes del frenético cierre de listas, Cristina amenazó a Scioli con renunciar si éste se unía a Massa. Como se sabe, el ex motonauta tenía todo listo para acordar con el tigrense, pero a último momento pesó más la palabra presidencial. La advertencia habría sido clara: si el FpV obtenía menos del 20 por ciento en las PASO, la Presidenta renunciaba y “le dejaba todo el quilombo” al gobernador, en palabras de un imprudente “garganta profunda” del peronismo.
“No hubo promesas de nada, solo amenazas”, aseguró un referente del peronismo, con estricto pedido de reserva. Eso mismo dicen que es lo que Cristina repitió ahora ante Carlos Zannini, su hombre de máxima confianza. Si el saldo electoral de octubre termina siendo demasiado apremiante para los dos años que quedan, la Presidenta no descarta una salida anticipada.
Las encuestas tampoco ayudan. Ante la pregunta por Massa o Insaurralde, el electorado bonaerense no duda. Pero eso no es todo: según algunas mediciones que manejan en Olivos, si hoy se votara para presidente, el tigrense le ganaría incluso a Scioli.
Estos datos son los que motivan el permanente drenaje de personeros a las distintas filas de Massa, que no hace más que sentarse y esperar para negociar. A la inversa, por lo contrario, no se registra ningún movimiento.
Quien le puso nombre y palabras a esta lectura fue Sergio Berenzstein, de Poliarquía. El analista evaluó que, si CFK no modifica pronto su estilo y hace alguna concesión a los gobernadores del peronismo, "no tiene idea del infierno que le espera, un panorama de pesadilla".
El director de la prestigiosa encuestadora indicó que a la Presidenta podría esperarle un futuro “similar” al de Isabel Perón, Carlos Menem o Fernando de La Rua, mandatarios abandonados por sus partidos y que no pueden salir de sus casas o caminar por la calle sin que los insulten. Eso si Cristina persistiera en seguir como hasta ahora, esto es, con un gobierno cerrado. Pero todavía está a tiempo.
Para Poliarquía, hoy ya se duplicó la diferencia que Massa le había sacado a Insaurralde en agosto, y la brecha sigue ampliándose. Es decir que, del 10 por ciento actual, podría pasar a un en 12 o 14 por ciento, tal como calculan en la Rosada. Los monjes negros no se equivocan.
Hay distintas variables en análisis para el interregno que se abrirá después de las elecciones de octubre, cuando nadie duda que Sergio Massa aventajará a Martín Insaurralde por más de 10 puntos. El “baldazo de agua fría” de las PASO, no sólo en la provincia de Buenos Aires sino en gran parte del país, fue preparando el terreno para que los monjes negros de Balcarce 50 elaboraran distintos planes de “salida decorosa” de Cristina o “transición ordenada” hacia el nuevo heredero del aparato peronista, sea Sergio Massa o bien Daniel Scioli.
Según pudo saber NOVA, una de las posibilidades en carpeta sería “fogonear” una eventual enfermedad de la Presidenta que la obligue a dejar el cargo de manera anticipada, por más descabellada que suene. Derrotada en las urnas, sin el apoyo de los gobernadores ni el PJ, y con todo el Poder Judicial en contra, en el propio peronismo no le ven mucho futuro a CFK. Por eso en su equipo no descartan presentar un agravamiento en su salud como una excusa para resguardar su figura.
Es que en Balcarce 50 y Olivos temen que la brecha de octubre sea superior a los 10 puntos. Insaurralde está en su peor momento, y Massa no hace más que sumar, no sólo en intención de voto sino en actores de peso de la política y el establishment que peregrinan cotidianamente a Tigre.
La amenaza es que con el resultado electoral puesto la situación se vuelva “inmanejable”, según palabras dichas en la JP, y termine arrastrando a todos. Tampoco descartan un escenario de violencia con saqueos de supermercados incluidos. Los hubo el año pasado, cuando la estabilidad política era mayor a la actual. ¿Por qué no podría pasar con un peronismo en ebullición?
En esa línea, descartados Amado Boudou y Beatriz Rojkés de Alperovich para suceder a Cristina por los múltiples escándalos en torno a sus figuras, quedaría el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, que debería convocar a una Asamblea Legislativa. “Pero no saben si aguanta”, blanqueó una fuente. Exagerada, descabellada, la especie circula hoy entre los grupos del poder.
Pero hay más. La Presidenta repetiría ante los más íntimos que si el resultado de octubre es catastrófico, “se va”. El dilema es que no saben si se trata de una simple amenaza, una chanza, por otro lado típicas en el manejo del poder, o si lo dice en serio. Después de todo, recuerdan algunos, Néstor Kirchner ya le había ofrecido renunciar tras la derrota por la 125 a manos de Julio Cobos.
Esas fuentes tienen un antecedente. Aseguran que, antes del frenético cierre de listas, Cristina amenazó a Scioli con renunciar si éste se unía a Massa. Como se sabe, el ex motonauta tenía todo listo para acordar con el tigrense, pero a último momento pesó más la palabra presidencial. La advertencia habría sido clara: si el FpV obtenía menos del 20 por ciento en las PASO, la Presidenta renunciaba y “le dejaba todo el quilombo” al gobernador, en palabras de un imprudente “garganta profunda” del peronismo.
“No hubo promesas de nada, solo amenazas”, aseguró un referente del peronismo, con estricto pedido de reserva. Eso mismo dicen que es lo que Cristina repitió ahora ante Carlos Zannini, su hombre de máxima confianza. Si el saldo electoral de octubre termina siendo demasiado apremiante para los dos años que quedan, la Presidenta no descarta una salida anticipada.
Las encuestas tampoco ayudan. Ante la pregunta por Massa o Insaurralde, el electorado bonaerense no duda. Pero eso no es todo: según algunas mediciones que manejan en Olivos, si hoy se votara para presidente, el tigrense le ganaría incluso a Scioli.
Estos datos son los que motivan el permanente drenaje de personeros a las distintas filas de Massa, que no hace más que sentarse y esperar para negociar. A la inversa, por lo contrario, no se registra ningún movimiento.
Quien le puso nombre y palabras a esta lectura fue Sergio Berenzstein, de Poliarquía. El analista evaluó que, si CFK no modifica pronto su estilo y hace alguna concesión a los gobernadores del peronismo, "no tiene idea del infierno que le espera, un panorama de pesadilla".
El director de la prestigiosa encuestadora indicó que a la Presidenta podría esperarle un futuro “similar” al de Isabel Perón, Carlos Menem o Fernando de La Rua, mandatarios abandonados por sus partidos y que no pueden salir de sus casas o caminar por la calle sin que los insulten. Eso si Cristina persistiera en seguir como hasta ahora, esto es, con un gobierno cerrado. Pero todavía está a tiempo.
Para Poliarquía, hoy ya se duplicó la diferencia que Massa le había sacado a Insaurralde en agosto, y la brecha sigue ampliándose. Es decir que, del 10 por ciento actual, podría pasar a un en 12 o 14 por ciento, tal como calculan en la Rosada. Los monjes negros no se equivocan.

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