miércoles, 1 de mayo de 2013

DEMOCRACIA PARA EL ROBO NACIONAL Y POPULAR



Correo de lectores

Por Luis Razzolini

 Después de casi 30 años de democracia, creo que deberíamos plantearnos las siguientes preguntas.
a)      ¿Cuales fueron los beneficios que nos trajo estas 3 décadas de la tan declamada democracia?

b)      ¿Nos sirve este sistema tal como funciona hoy?

c)      ¿Existe una verdadera participación ciudadana? ¿O bien los mismos son convocados cada dos años para votar  y luego olvidados hasta otra elección?

d)      ¿Asegura la democracia el respeto de los gobernantes por las normas constitucionales?

   Buscando dar una respuesta a la primera pregunta, trataré de enumerar algunas de las tantas cosas que perdimos, o de aquellas en las que experimentamos un franco retroceso.

1)      En el sector ganadero: Argentina que era un país conocido en el mundo por la calidad de sus carnes, pasó de ocupar el primer lugar como exportador de Sudamérica, al cuarto lugar, después de Brasil, Uruguay e incluso Paraguay, gracias a las políticas equivocadas que este último gobierno aplicó al sector.

2)      En energía: En 1988 Argentina alcanzó el autoabastecimiento en materia de energía. Durante la década de los 90 se redujeron las reservas por las crecientes exportaciones derivadas de producir más de lo que se podía refinar. Y hoy el país es importador neto de combustibles, electricidad y gas. Este colapso energético que hoy sufre nuestra nación le fue advertido al gobierno actual con suficiente antelación sin que se tomaran medidas para evitarlo.

3)      Educación: En un artículo publicado en el diario La Nación del domingo 26 de Agosto del 2012, titulado “Emergencia educativa”, se hacía referencia a un informe internacional, según el cual Argentina ocupa el puesto 58 sobre un total de 65 países, y está séptima entre los de la región. ¡Y pensar que en un tiempo supimos estar entre los primeros del mundo!

4)      Defensa: Creo que se podría decir sin ambigüedades, que hoy no existen FFAA en nuestro país después de 30 años de estigmatización, desguase y persecución de sus cuadros, en especial a aquellos que nos defendieron del flagelo del terrorismo. Y lo peor de todo es que tampoco tenemos ciudadanos instruidos en el manejo de las armas y destrezas militares (reservistas), desde que fuera abolido el servicio militar obligatorio en 1994.

5)      Ferrocarriles: Salvo el sistema ferroviario interurbano, del cual la tragedia de Once nos demostró que operaba en pésimas condiciones de mantenimiento, el resto fue destruido, las vías fueron robadas, los talleres en los que se fabricaban vagones cerrados etc.

6)      Industria Aeronáutica: Argentina fue unas de las pioneras en este rubro, a tal punto que fue unas de las primeras en construir un avión Jet, el Pulqui I y luego su sucesor el Pulqui II. En 1995 fue concesionada por el presidente Menem a la Lockheed, en cumplimiento de la orden recibida de que nuestro país debía ser agrícola ganadero y solo debía producir materias primas.

   Y así podría seguir dando muchos ejemplos que demuestran la involución o retroceso que sufrió nuestro país desde la vuelta a la democracia

   Respondiendo a la segunda pregunta: ¿Nos sirve este sistema tal como funciona hoy?
   Diría que no por las siguientes razones:

1)      En  referencia al manejo de los fondos públicos, demostró ser muy permeable a las manipulaciones de las leyes que rigen para limitar el uso de los mismos. De manera que los administradores, llámese presidente, gobernador, intendente etc. Lo usan con una discrecionalidad que asombra, desde financiarse la propia campaña política, o la manipulación de esos fondos de tal, o cual manera, para quedarse con gran parte de los mismos, generando así una constante casi matemática del enriquecimiento de todos aquellos a quienes la ciudadanía les ha confiado las arcas del Estado Nacional, Provincial o Municipal. (Entran pobres y salen inmensamente ricos)

   Los organismo de control, que en todos los casos debería estar en manos de la oposición, no son eficaces por que normalmente están vinculados al gobernante por amiguismo o partidismo, y si a eso se suma que estos dirigentes buscan manejar la justicia, entonces la impunidad está asegurada y el dinero de los ciudadanos va a parar en el bolsillo de los gobernantes que ve burlada su buena fe.

    Sobre la tercera pregunta: ¿Existe una verdadera participación popular?

   También mi opinión sobre este punto es negativa. Si bien es sabido que el pueblo no delibera ni gobierna sino por medio de sus representantes. La realidad es que después del acto eleccionario el pueblo es un convidado de piedra sin ninguna participación. Los concejales, diputados y senadores responden a la corporación política de acuerdo a las conveniencias de la coyuntura, ¿el bien común? ¡Un verso!

   Los gobernadores de las provincias, en acto de sumisión indigna, no reclaman de la Nación una coparticipación  que sea más equitativa, permitiéndole quedarse con el 72 % de lo recaudado y repartiendo solo el 28 % entre todas las provincias, nunca este porcentaje fue tan pobre como lo es en la actualidad, lo que hace que en la realidad desaparezca el federalismo y los gobernadores se transformen en un apéndice del gobierno nacional, del que aceptan todo tipo de imposición pensando que su obsecuencia será bien mirada por el presidente y a lo mejor recibe una porción más grande de la torta

    Quizás debería plantearse un sistema que sea más directo, elegir representantes por barrios y conformar así agrupaciones barriales, que elijan a su vez un delegado y  un suplente por cada agrupación, quienes conformarían mesas directivas por sectores, con llegada a las más altas jerarquías, que estos representares puedan ser removidos por quienes los eligieron cuando consideren que no cumplen con los requerimientos que se le hacen los habitantes de su barrio, sin plazos de tiempo.

   La cuarta y última: ¿Asegura la democracia el respeto de los gobernantes por las normas constitucionales?

   Mi respuesta también es negativa. En mis 66 años de vida he visto como cada gobierno que llega pretende modificar las normas vigentes. En primer lugar la constitución buscando su reelección.  El número de ministros de la Corte Suprema de Justicia incorporando a ella amigos que le aseguren impunidad. Lo mismo sucede con  el Consejo de la Magistratura, buscando la mayoría para tener en su poder una  herramienta para disciplinar a los jueces que no fallen de acuerdo a su conveniencia. Intervenir en los Organismos autónomos como el Banco Central, Defensoría del Pueblo de la Nación, trabando o recortando sus facultades, entorpeciendo su funcionamiento, modificando la carta Orgánica como sucedió con el Central, para tener mayor margen para financiarse con dineros de las reservas, manipular otros como el ANSES, que reflejen los datos mentirosos sobre la inflación etc.

   La pregunta que me hago es:¿ No habrá llegado el momento de revisar profundamente este sistema y buscarle los antídotos mas eficaces contra estos tipos de vicios que hoy presenta?

Luis Razzolini

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