El futuro de la YPF intervenida, un misterio
El gobierno en plena improvisación.
El co-interventor de YPF Julio de Vido, luego de reunirse con los ejecutivos de la francesa Total, viajó a Brasilia para reunirse con la flamante presidente de Petrobras, Maria das Graças Silva Foster, a la que le prometería que el gobierno argentino intervendrá para que la provincia de Neuquén le devuelva la concesión que le rescindiera. No se sabe si De Vido en estas reuniones está comunicando que CFK tiene ya decidido cambiar la política energética. En el caso de Petrobras, sus últimos pasos marcan el comienzo de una retirada de nuestro país. Hace un año le vendió la refinería de San Lorenzo a OIL, la petrolera de Cristóbal López. Ahora a De Vido le tocaría tratar de convencer al socio mayor del Mercosur para que vuelva a explorar en la Argentina. Pero el problema siempre se reduce a lo mismo: a las petroleras hay que darles una señal de precios internacionales, o sea, un precio acorde al mercado. Lo mismo vale para Total, Exxon y las petroleras chinas que, según dicen voceros del gobierno, serían convocadas próximamente.Más preguntas que respuestas
La incógnita -una duda por cierto razonable- es si la intervenida YPF se transformará en una nueva Aerolíneas Argentinas, recargada de innumerables gerencias y cargos con sueldos altísimos para satisfacer a los jóvenes camporistas. En la Casa Rosada, visto justamente el caso Aerolíneas, tratan de dar señales de seriedad y deja trascender que convocarían a Oscar Vicente, ex presidente de Petrobras, y a Roberto Monti, que sucedió en la conducción de YPF a José Estenssoro, fallecido trágicamente en un accidente de avión poco antes de que la petrolera fuera privatizada en 1992 a través del ingreso de Repsol. En ese entonces el barril de petróleo valía 14 dólares y se utilizaron los 12.000 millones de dólares recibidos por la venta para cubrir una parte del enorme déficit fiscal que había en el gobierno de Menem. Da la casualidad que ahora CFK anunció la expropiación e intervención de la petrolera en momentos en que el país se encuentra también frente a un déficit fiscal alarmante, con tarifas de energía muy baratas para casi toda la Capital y el conurbano. En cuanto a la situación financiera de las privatizadas Edenor y Edesur, correrían el riesgo de quedar al borde del quebranto si no les autorizan el aumento de sus tarifas. La realidad es que, con la eliminación de los subsidios, no se aumentaron las tarifas para el 10% afectado y ni que hablar del 90% restante, que no resisten el mínimo aumento porque allí está la masa de votantes del gobierno. También hay que contemplar la situación de Metrogas, que es propiedad de Repsol y British Gas por mitades y que también está quebrada al igual que varias las distribuidoras eléctricas. La intervención a YPF no alcanza entonces para disimular la ausencia de una política energética. Una definición que se vuelve apremiante
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