jueves, 13 de junio de 2019

Pichetto vice

Infobae


12 de junio de 2019




Pichetto vice: ampliando consensos para fortalecer la República


(Diego Medina)






Por Jorge Enríquez



La decisión de Mauricio Macri de invitar a Miguel Ángel Pichetto a ser su compañero de fórmula lo vuelve a exhibir como un estadista que sabe leer las grandes tendencias de la Argentina y el mundo. La disyuntiva ahora ya no ofrece la menor duda: de un lado, el chavismo, la decadencia, la corrupción sistemática y la impunidad que postula Eugenio Zaffaroni; del otro, una democracia republicana, con Estado de derecho, división de poderes, inserción en el mundo democrático, desarrollo económico y equidad social.


El origen partidario no nos debe ocultar la realidad de los hechos actuales: hay un vasto sector del peronismo que comparte los valores profundos de Cambiemos. Habrá matices, por cierto, pero habremos evitado el salto al vacío y podremos construir sobre bases sólidas, en el marco del consenso y el respeto recíproco. El arte del acuerdo, proclamado por el presidente Macri desde su primer discurso, alcanza hoy un hito histórico.


Pichetto ha sido justicialista toda su vida. Yo estuve casi siempre en veredas opuestas, pero eso no me impidió dialogar con él de manera civilizada y constructiva. Defendió desde la Cámara de Diputados y desde el Senado las posiciones de su partido. Lo hizo lealmente y sin caer jamás en los agravios personales. En el acierto o el error, aportó argumentos, ideas y se manifestó disponible para el consenso.


Desde la llegada de Macri a la presidencia, fue clave en el Senado para conseguir acuerdos sustanciales que permitieron la sanción de leyes de crucial importancia para el país. Sin abandonar su filiación política —todo lo contrario: a partir de ella— se suma ahora a un desafío trascendente: mantener a la Argentina dentro del campo democrático, dejar definitivamente atrás cualquier retorno del populismo autoritario y sentar las bases de una Argentina moderna, con grandes objetivos comunes, que no viva constantemente atada a inútiles rencillas del pasado.



La incorporación de Pichetto es, asimismo, la señal inequívoca de que Cambiemos quiere pararse sobre bases más amplias. Hay que generar nuevas mayorías que pavimenten el camino del desarrollo, con una inteligente integración a la región y al mundo.


La grieta peronismo-antiperonismo es anacrónica. La gran mayoría de los ciudadanos que irán a votar este año no tiene idea de esos antagonismos que nos mantuvieron en un estado de eterna adolescencia por décadas. No está asfixiada por la ideología ni por viejas querellas. Quiere un país con oportunidades, en el que el esfuerzo personal permita cada día tener una mejor calidad de vida. Un país sin odios, en el que la diversidad de opiniones y de pertenencias sea entendida como una riqueza, no como una patología.


El camino no es fácil, porque persisten los ecos de monumentales extravíos, como la pretensión de suprimir el Poder Judicial, que no es otra cosa que clamar por una dictadura. Sin dudas muchos votantes de Cambiemos podrán decir de buena fe que mantienen diferencias con Pichetto, pero saben también que sin una coalición muy amplia, como la que reclamaba la reciente Convención de la Unión Cívica Radical, el riesgo de regreso al autoritarismo no era menor.


Se trata, en suma, de un acto de patriotismo y coraje de Mauricio Macri. A la reagrupación del kirchnerismo había que responder con decisiones inteligentes, que privilegiaran el interés nacional, con un mensaje claro tanto para los argentinos como para quienes nos miran desde todo el mundo. El mensaje, que ya percibieron hoy los mercados, es este: el proceso de cambio de la Argentina es irreversible y se profundizará en los próximos años.


El autor es diputado nacional por CABA (Cambiemos- PRO).

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