domingo, 16 de junio de 2019

DE NO CREER

LA NACION


15 de junio de 2019 



El "círculo rojo" se enamoró de Pichetto


Carlos M. Reymundo Roberts
                          LA NACION


En 1992, Francis Fukuyama anunció "el fin de la Historia". Hablaba del fin del mundo bipolar: la democracia liberal se había terminado imponiendo a las sociedades cerradas de inspiración marxista. Se la considera una teoría fallida, y al pobre Fuku desde entonces lo hacen puré. Pero la Argentina acaba de rescatarlo. El fin de los tiempos o el fin de la política tal como la conocíamos está teniendo lugar acá, entre nosotros. Con Pichetto como vice de Macri mueren el Pro puro, Alternativa Federal, el gorilismo del "círculo rojo", la infalibilidad de Marcos Peña y Durán Barba y, sobre todo, el halo de prestidigitadora que tenía Cristina desde que le pidió prestado el apellido a Alberto para conformar la fórmula en la que ella será presidenta y vice. Ahora, el mago es Macri. El Gato sacó un conejo de la galera.

Es muy interesante lo que está pasando. Muy. La necesidad tiene cara de herejías terribles, inconfesables. Para ganarle al peronismo, Macri convoca a un peronista. Cristina llama a Alberto. Alberto llama a Massa, o en realidad Massa, el Massa residual que pasó de pelear por el premio mayor a intentar retener Tigre, se inclina ante Alberto. Urtubey cierra con Lavagna, que comparte la fórmula porque no hay más remedio: él quisiera ir solo. Y Kicillof hace buches para digerir a Magario, y Magario para digerir a Kicillof, porque esta alquimia entre un rincón marxistoide de la UBA y el fascismo profundo de La Matanza desafía los preceptos de la física y la química. En todos los casos, la debilidad muta en fortaleza o, al menos, en una apariencia de fortaleza. La noticia es que los políticos están haciendo política. Murió la ideología. Urgente: marche un bombero a apagar el fuego del infierno en el que recluyeron a Fuku.

La necesidad hace que Fernández-Fernández se saquen una foto con Hugo Moyano-Baradel. Bueno, no sé si es necesidad o extravagancia. Moyano-Baradel. Todo lo que se me ocurre decir es políticamente incorrecto. No sé si entrarles por el lado de la ética o de la estética. Lo impresionante es que Cristina no le está haciendo asco a nada. En cualquier momento la vemos leyendo Cristinamente.

Yo creo que la clave para entender estos tiempos no la tiene ningún dirigente, ningún intelectual, ningún estratega. Tampoco el pensador posmoderno Aníbal Fernández. La tiene Martín Migoya, CEO y cofundador de Globant, uno de los unicornios tecnológicos que, además de ganar mucha plata, intuyen hacia dónde va el mundo. Migoya dice que sus mejores empleados son los que aprenden rápido y... también desaprenden rápido. Desaprender: de eso se trata. En un mundo que fluye y cambia a velocidades inusitadas, lo nuevo se vuelve viejo y lo vintage es furor. ¿Querés entender la conformación de las fórmulas presidenciales que están desfilando por la alfombra roja? ¡Desaprendé! ¿Querés entender que el Gobierno lanza un programa que se llama "Ahora 12"? Desaprendé. ¿Gradualismo? Qué corno es eso. ¿Pichetto dando clases de peronismo a Macri y su gabinete? ¿Marcos Peña llamando a los aliados para vender los beneficios de abandonar el propurismo? ¿Lilita pejotista? Desaprendé. ¿Massa vuelve a las filas kirchneristas? No, en este caso no desaprendas nada. Es lo que sabías. Ventajita. Ventajititita.

No hay que mirar hacia atrás, sino hacia el futuro. El pasado siempre fue una fuente de aprendizaje, pero hoy distorsiona. El pasado atrasa. Dujovne no dice que la inflación de los primeros cinco meses del año fue altísima (19%, cifra a la que la mayoría de los países tardan 19 años en llegar), sino que para las elecciones va a ser más baja. ¿Dólar? El problema era que subía y ahora hay que prestarle atención porque está bajando demasiado. El riesgo país también cae y en cualquier momento deja de ser un riesgo. Sí, el pasado atrasa. Melconian, que supo ser un buen amigo de Macri, esta semana dijo que no hay que descartar un default. Pichetto ocultaba todo lo que conocía sobre las trapisondas de Cristina y de buenas a primeras hasta podría pasar a conducir un programa en TV que se llamara Carpetazos. A Lavagna y Urtubey quizá se les fue la mano con eso de mirar hacia adelante: su agrupación se llama Consenso 2030. ¿2030? ¿Será un error de tipeo? Parece muy lejano. Cuando se alcance el consenso, Lavagna estará cerca de los 90 años.

Para comprender la realidad del peronismo no sé hacia dónde hay que mirar: si a Disco de Vinilo Gioja o a Spotify Uñac. No sé si está en una instancia estelar, con cinco candidatos sobre seis en las tres principales fórmulas, o si la dispersión habla de un proceso inexorable de desmantelamiento. No sé si el viejo PJ desaparece o si hoy es una cadena de franquicias. Cristina lo maltrata por izquierda y Macri lo asimila por derecha. Ni buenos ni malos, dijo Borges: interminables. Un amigo que estuvo anteanoche en una mesa recontra gorila, en la que había más apellidos que personas, me contó que al final brindaron por Pichetto.

Desaprender. La clave está ahí. Josecito López, al que acaban de darle seis años de cárcel por su excursión nocturna a un convento, era un experto en el arte del pillaje y ahora se da cuenta de que todo lo que sabía no le sirvió para nada.

Fukuyama-Migoya: esa es la fórmula que tenemos que votar.



Por
Carlos M. Reymundo Roberts



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