lunes, 4 de marzo de 2013

DONDE HAY POCA JUSTICIA ES UN PELIGRO TENER RAZÓN Francisco de Quevedo




By  Rodolfo Patricio Florido

En el actual contexto político da miedo pensar que el Gobierno cargue sobre el Corte Suprema de Justicia de la Nación, de la que siempre se jactaron hasta que esta no los acompañó en sus ejecuciones políticas. Juan Luis Vives el filósofo español dijo… “Desterrada la justicia que es vínculo de las sociedades humanas, muere también la libertad que está unida a ella y vive por ella”.

La sociedad argentina en su conjunto, incluidos obviamente los votantes del cristikirchnerismo deberían reflexionar profundamente sobre lo que está comenzando a suceder. Todos… deberían pensar. Porque lo que parece ser hoy una acción orientada a favorecer un sector, puede ser mañana una acción en sentido contrario para destruirlo. Los Oyarbide, funcionales para tapar lo propio y exaltar lo ajeno, no son buenos nunca para nadie.

La Justicia, con sus más y sus menos, compuesta por hombres de esta, nuestra Argentina, es el único y último recurso donde los ciudadanos comunes deben tener siquiera la expectativa de alcanzar justicia cuando el Estado, confundido como una herramienta de Poder del Gobierno, avanza sobre el patrimonio y la libertad de los ciudadanos, buscando transformar la opinión en un delito aunque cubriendo las formas por hacer transitar al ciudadano entre las falsas acusaciones, las estigmatizaciones, las descalificaciones y las investigaciones direccionadas para acallarlo.

Conformar el Consejo de la Magistratura -máximo orden de control del sistema Judicial- con un resultado electoral transitorio, integrado por cualquiera que no sepa de Derecho (y no soy abogado) es tan absurdo como conformar una comisión de evaluación médico profesional con arquitectos, psicólogos o politólogos. Esto no es democratizar la Justicia. Esto es buscar, para este o para cualquier otro gobierno, que la Justicia sea un elemento de control autoritario dibujado a la satisfacción del poder de turno.

Porque, seamos además realistas, quizás incluso en un proceso electoral realizado en estos tiempos, podría devenir que el Consejo de la Magistratura quede integrado mayoritariamente por candidatos de los partidos opositores y esto es en sí mismo tan malo como si quedaran integrados por el oficialismo.

En otras palabras, la manipulación de la justicia no es buena ni mala dependiendo de quien la manipule. En cualquier caso es un recorte brutal de la libertad republicana y puede además suponer que se transforme la búsqueda de la justicia en el uso de la Justicia para castigar a los políticamente díscolos. Hitler, Stalin, Mussolini y Chávez saben de esto.

Lo cierto y concreto es que la Presidente definió su nuevo y más reciente enemigo. La Justicia. Ese enemigo que ha osado tener opiniones y dictámenes que no la satisfacen. La mayor democratización de la Justicia sería implementar el Juicio por Jurado en lo Penal y en lo Económico. Pero de eso ni una palabra. No vaya a ser que un jurado integrado por ciudadanos sorteados tenga más sentido común que una política manipulada.

Como tantas otras cosas el Juicio por Jurado ya está incorporado en la Constitución, pero nada han hecho para implementarlo. Solo algunos intentos provinciales menores y para delitos penales menores. No vaya a ser que la ciudadanía descubra un nuevo poder propio y amenace el negocio político y jurídico de las convivencias ocasionales o los choques transitorios.

Eso, sería democratizar la Justicia. No hacer elecciones para que Luis D’Elía, Aldo Rico, Esteche o Moyano se incorporen al Consejo de la Magistratura. Todo el mundo lleva décadas reorientando sus Democracias Representativas hacia esquemas de Democracias Participativas. En nuestro país, solo se la declama. No se la practica. Listas Sabanas, fueros, manipulaciones, exenciones impositivas, auto fijación de salarios, etc., muestran que la clase política no legisla contra sus propios privilegios. Ni el oficialismo, ni la oposición cuando es oficialismo.

El otro anuncio de la Presidente Cristina da miedo. En la expresión teórica de agilizar los juicios quiere crear nuevas Cámaras de Casación que no harán otra cosa que extender los procesos, creando si una suerte de nuevos tribunales intermedios entre las Cámaras Federales y la Corte Suprema de Justicia para obtener fallos que los conformen antes de llegar a la Corte Suprema.

Como las Cámaras actuales no le dan garantía de obediencia debida, quieren crear una nueva estructura para moldearla a su antojo, mientras esperan que la naturaleza deje a Carmen Argibay (enferma) y a Carlos Fayt (muy anciano) sin sus cargos y ahora si, colocar dos Jueces de matriz cristinista pura, más oficialista que el mismo Zaffaroni. Alejandra Gils Carbó podría ser una, Canicoba Corral (que ya absolvió a los Kirchner y a Boudou) podría ser otro y, dado que total las formas ya se han perdido, porque no Norberto Oyarbide (es una broma, pero nunca se sabe, al fin y al cabo es un Juez Federal que es una broma de mal gusto).

Mientras tanto, algunas redes sociales reaccionaron más rápido que varios de los partidos de oposición, iniciando una convocatoria a una marcha en apoyo a la Justicia para el 18 de abril. Ricardo Alfonsín, más lento que de costumbre, solo dijo que quería estudiar el tema y evaluarlo para después expresarse. Es increíble la ingenuidad del hijo de Alfonsín. Aún busca las razones que expliquen porque se encuentra frente a un pelotón de fusilamiento.
Como dijimos al principio… “Desterrada la justicia que es vínculo de las sociedades humanas, muere también la libertad que está unida a ella y vive por ella”.

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