25 enero, 2020
¡NO SE OLVIDEN DE LAS MAFIAS!
Por Rubén Lasagno
Hace 23 años un grupo mafioso forjado en plena era militar y reformulado (con mayor poder) durante el gobierno peronista de Carlos Menem, asesinaba de dos tiros en la cabeza, típico procedimiento narco-mafioso en los ajustes de cuenta, a José Luis Cabezas, el fotógrafo de la revista Noticias, quien había perseguido con su objetivo de largo alcance al hombre más escurridizo del poder en los últimos 30 años: Alfredo Yabrán.
El fotoreportero fue asesinado en la cava de General Madariaga con las manos esposadas y dos disparos en la cabeza, dentro de su auto un Ford Fiesta incendiado, en el cual se hallaron los restos de Cabeza calcinados, como corresponde a los mensajes que el narco mundo envía en los ajustes de cuenta.
La trascendencia del crimen no fue tanto por la figura del fotógrafo, sino por la del autor ideológico, una persona estrechamente ligada al poder político y judicial de entonces, con fuertes ramificaciones con la mafia policial de la provincia de Buenos Aires, cuando el entonces Gobernador Eduardo Duhalde, tras conocerse el asesinato, no dudó en señalar que “le habían tirado un cadáver” a su gobierno y su alter ego Carlos Menem también se vio tocado, al punto que el crimen le obligó a cambiar el gabinete, perdieron las elecciones de medio tiempo y finalmente en el ´89 le costó la presidencia (entre otros temas de alto impacto, como el económico, claro). Esto fue prueba suficiente para saber de dónde provenía el “pase de factura” y qué dedos se habían pisado con poner el foco el el jefe de la banda. Pocos años después a Duhalde “le volvieron a tirar dos cadáveres” (Kosteki y Santillán) y con ese gran pasivo moral, el ex bañero se tuvo que llamar a silencio por un tiempo, hasta que incursionó trayendo de la mano en el 2003 a Néstor Kirchner y hoy es el gurú armador espiritual y copartícipe político del binomio Fernández-Fernández. Esto indica claramente que en Argentina, nada se pierde, todo se transforma, hasta las mafias.
Volviendo al tema que nos ocupa, el lema de “No se olviden de Cabezas” se transformó en un paradigma de protesta que hizo propio la prensa libre y desde entonces se ha vivido como un ataque directo del poder (en todas sus manifestaciones) contra el trabajador de prensa (periodistas o fotógrafos) los cuales pretenden ejercer su labor con plena libertad, aún cuando su trabajo roce, implique o complique a una personalidad que, como Yabrán, cultivaba el perfil bajo, un elemento sustancial para la mafia, cuando se trata de preservar de la exposición pública a los principales operadores de los delitos que la “Omertá” produce.
Aquella mafia de Yabrán no terminó con la voladura de su cabeza en un campo de Entre Ríos tiempo después. El mecanismo siguió, con otros nombres y manejando la misma estructura. Sin embargo, respondiendo al código interno, el que se creía era un “empresario” exitoso, resumía solo la figura de un testaferro el cual, al quedar expuesto, tuvo que desaparecer para evitar un mal mayor, el cual podría arrasar con el último vástago de su familia.
Si nos disponemos a comparar las situaciones, el caso de Cabezas y el del Fiscal Nisman son bastante parecidos, siendo diametralmente distintos en su concepción. Ambos casos se unen en dos puntos fundamentales: tocaron, molestaron y se interpusieron en un nervio irreconciliable del poder y la mafia los sacó de circulación. Uno puso en evidencia al capo mafia que manejaba los sórdidos negocios de los gobiernos corruptos, el otro denunció la corrupción mafiosa de un gobierno con capacidades intactas de daño en ese momento.
En ambos casos (Menem/Duhalde/Cristina Fernández) el poder político se encontraba pleno de impunidad en su accionar, con una justicia totalmente sometida y una sociedad limitada a observar y no involucrarse firmemente para terminar con las mafias estructurales de la Argentina, persistentes hasta nuestros días.
A 23 años de Cabezas y a 5 de Nisman la única diferencia que podemos notar entre ambos es que en el caso del fotógrafo los autores materiales fueron apresados. Gustavo Prellezo, ex policía, fue condenado a prisión perpetua pero en el 2010 fue beneficiado con prisión domiciliaria por cuestiones de salud. Miguel Retana, condenado,murió en 2001. Sergio Camaratta, ex policía de Pinamar, condenado a prisión perpetua, murió el 3 de abril de 2015. Aníbal Luna, ex policía de Pinamar, fue condenado a prisión perpetua. Gregorio Ríos, jefe de custodia de Yabrán condenado a 27 años de prisión, fue beneficiado con domiciliaria. José Luis Auge, condenado, fue liberado en 2004. Sergio Gustavo González, condenado a prisión perpetua, fue liberado hacia febrero de 2006 por reducción de pena a 20 años. Horacio Anselmo Braga fue condenado a 18 años de prisión y liberado el 25 de enero de 2007. Alberto Gómez, (a) “la Liebre”, ex comisario de Pinamar, condenado por haber liberado la zona del crimen.
Sin embargo en el crimen de Cabezas, la investigación llegó hasta ahí. Solo fueron entregados por las mafias, los autores materiales. Los intelectuales, quienes decidieron su muerte y enviaron a los sicarios bonaerense, nunca se conocieron ni se conocerán, aunque siguen vivos y seguramente ocupado lugares de poder. Tal como actúa la mafia, el escopetazo de Yabrán fue una condición necesaria para hacerle creer a la sociedad que con su muerte, se ponía punto final al problema. Pero Yabrán no se suicidó (¿Se suicidó?) porque quería y estaba “desesperado” por las fotos que Cabezas le tomó en la playa, como intentaron representar en los medios tras la voluminosa frase “sacarme una foto es como pegarse un tiro en la cabeza”. La muerte de Yabrán fue un hecho necesario para tapar las consecuencias y el efecto dominó de cualquier investigación seria que se iniciara. Menem y Duhalde sabían todo y fundamentalmente, cómo debían administrar el silencio.
Con Nisman la cosa fue aún peor. El gobierno de entonces hurgó denodadamente en la impunidad y logró que a través de 5 años, aún no se sepa cómo asesinaron al Fiscal. Y si hay paradojas posibles en este país con instituciones de baja intensidad y una sociedad apática e indolente, los sospechosos del magnicidio, volvieron para gobernar por cuatro años más. Si quisiéramos agregar otro enigma más manejado por las mafias, podríamos recordar el atentado a la embajada de Israel, el de la AMIA y la muerte de Carlitos Menem. Coincidencia o no, siempre estos megadelitos se cometieron durante un gobierno peronista.
Concluyendo, creo que más que “No se olviden de Cabezas” o “Todos somos Nisman” es pertinente no olvidarse de las mafias. José Luis Cabezas como Nisman son la consecuencia. Mañana habrá otros y otros más y seguiremos agregando frases emocionales a los carteles por reclamos de justicia o buscaremos palabras emblemáticas para definir la libertad que debemos tener en democracia, pero nada será tan útil como involucrarnos socialmente y hacer tronar el escarmiento sobre los grupos mafiosos, corriendo con el voto popular a todo aquel que se sospeche de pertenecer a alguno de ellos.
Las mismas mafias reconvertidas hoy, en vez e ir con una bala para silenciar a un periodista, inventan el “Tribunal Ético del Lawfare” para poner bajo la lupa extorsiva del poder el trabajo del periodismo y los jueces tras convenir que fueron perseguidos estos años como una suerte de complot para meter presos a quienes son delincuentes comunes que se robaron todo un país por 12 años y existen tantas pruebas de ello, que hace inaplicable la mínima sospecha de inocencia.
Por este motivo, la evocación del asesinato de Cabezas en manos de las mafias, no debe ser un hecho recordatorio (simplemente), sino una advertencia flagrante para quienes han mutado la piel, pero siguen siendo los mismos mafiosos que eliminan a sus enemigos utilizando distintas modalidades para asesinar la verdad, cuando alguien ofende “Grandfather”, una figura recreada por Francis Ford Cóppola pero aplicable cien por cien a la Argentina contemporánea.
(Agencia OPI Santa Cruz)
Hola espectadores, soy Nelson y estoy a punto de compartir mi testimonio aquí, mi madre me presentó a Great Baba Ogbogo cuando descubrió que no podía embarazar a mi esposa después de 3 años de nuestro matrimonio. Entonces, estos trajeron muchos problemas a mi matrimonio y me llevaron al divorcio. ella dijo, él es Altamente espiritual y puede hacer que mi esposa regrese a mí con alegría y podamos tener hijos juntos. Al principio, no dudé hasta que lo contacté y luego me lancé hechizos poderosos e hice que mi esposa volviera a mí después de hacer lo que me pidieron y lo que necesitaba. Ahora, también estamos felices con niños encantadores. Desde el día en que Great BaBa Ogbogo trabajó para mí y resolvió mis problemas. Hice un fuerte voto de que mientras viva, continuaré testificando sobre la bondad de sus grandes obras, y para aquellos que enfrentan dificultades de relación y matrimoniales, deben contactarlo rápidamente y convertirse en un feliz testificador como yo. Dejo caer su contacto aquí, correo electrónico: greatbabaogbogotemple@gmail.com, o su número de WhatsApp. +447440557868 ...
ResponderEliminarHizo que mi ex esposa volviera a mí con alegría
Me curó de un hombre impotente a un hombre de verdad.