viernes, 31 de mayo de 2019

Voces, reclamos y esperas de jubilados

Clarín


31/05/2019 - 19:49



Voces, reclamos y esperas de jubilados





El señor Christian Javier Darío Gómez (DNI. 24.208.048) tuvo un accidente de tránsito el 28 de abril de 2017, dándose a la fuga la persona que lo atropelló, no pudiendo identificar la patente del vehículo. Quedó internado en el Hospital Vélez Sarsfield, y los médicos tuvieron que hacerle una amputación bajo rodilla de la pierna derecha. El 31 de mayo de 2018 fueron aprobados los papeles en el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación (Expediente: 1672148), asegurándole que dentro de los 4 meses siguientes tendría su prótesis.

Al momento de escribir esta carta no tuvo resultado positivos. La única respuesta que tiene del Gobierno es que está en licitación. Tiene 43 años, hace dos años que está sin trabajar, sin pensión, sin prótesis, y ningún apoyo del Estado.

Ignacio Torres

jtorres@fibertel.com.ar




Tengo Omint y renuncié al PAMI en septiembre 2018. Omint me aumenta más de lo permitido por el Gobierno y por edad. Cuando reclamé, me dijeron tener la razón y que “todas lo hacen”. Terminé haciendo el reclamo en la Superintendencia de Servicios de Salud en agosto de 2018. Pero permiten que la prepaga devuelva sin ajuste y en cómodas cuotas. Omint me debe unos $ 72.000 (sin ajustar) y deben reducirme la cuota mensual unos $ 4.000. Esto es por los aumentos mencionados, y por no descontarme el 10.5% de IVA por mi renuncia a PAMI. Y, cuando se acuerdan, me devuelven $ 17.40 de la obra social, que debiera ser más. 

Todos los meses aguardo la factura de Omint con ansiolíticos, ya que cobran lo que desean. Dicen que todas las prepagas lo hacen, pero no a todos. De ser así, ¿qué control hay de la facturación a nuestros policías que también tienen prepaga? ¿Horacio Santilli y la ministra Bullrich lo saben?

Elena Guerra
e-guerra@usa.net




Desprecio es lo que ciertos profesionales sienten por sus clientes. Hace muchos años se decía que la “puntualidad es el privilegio de los Reyes”, por lo que deducimos que los de ahora son plebeyos o campesinos. Debido a los altos costos de la medicina, ésta se socializó. Hoy es muy difícil encontrar a un ciudadano que no esté amparado por una obra social o una medicina prepaga. ¿Les pagan poco? Entonces habrán renunciado a atender a ese tipo de pacientes. Pero no. Es que “más vale pájaro en mano que cien volando”. Es poco, pero sumados hacen un buen “toquito” como para “pichulear”. Pero de ahí que los profesionales de la medicina tengan desprecio por los pacientes, hay un gran trecho.

Usualmente, no se trata de visitas protocolares ni familiares, se concurre por una dolencia. Entonces comienza la peregrinación: “Necesito un turno para el cardiólogo”. “Está de vacaciones”. “¿Quién lo reemplaza por el PAMI?”. “Nadie”. “Pero el médico de guardia me dijo que lo viera, ya que el electro no dio bien”. “¿Qué quiere que haga? No hay nadie. Venga en dos semanas que vuelve el médico”. La pobre empleada que cobra a mansalva sin dar factura, no es la culpable. Nos sube la presión y nos aguantamos el dolor. Si morimos, el PAMI y la ANSeS más contentos. ¿Y si nos rebelamos? Sí, sólo las fotos, porque los médicos no están. Y la AFIP qué dice: “No se vaya sin su factura”. Sí, la de dulce de leche.

Andrés Beaver
beaverandres@yahoo.com.ar




Señor Emilio Basavilbaso, hace unos días recibí de esa institución una carta ofreciéndome un préstamo por doscientos mil pesos. Tengo 80 años y he trabajado más de 40 con aportes. Pero cuando me jubilé, en 2005, por un nefasto decreto de Néstor Kirchner, me podaron el haber que me correspondía. No necesito un préstamo. Necesito que me paguen lo que la Justicia me reconoció.

Hace más de un año que tengo sentencia firme por mi reclamo, y sigo esperando. Tal vez la ANSeS espera que me muera para quedarse con mi esfuerzo de tantos años? Espero que no.

Roque Soria
roquedealberdi@gmail.com




Dado que se ha probado que los descuentos que se hacen a los trabajadores son depositados en una cuenta de carácter privado, soñamos con lo que se podría hacer con ese dinero. Se ha estimado que si pudiésemos recuperar lo que se despilfarró, estaríamos con un haber mínimo mucho más alto. Al hacer memoria, recordamos que en una oportunidad se les quiso “cortar” a los políticos la jubilación de privilegio. Eso fue a la Justicia y adujeron, “derechos adquiridos”.

Hoy, con las pruebas que tenemos a mano, nos preguntamos, ¿y los derechos adquiridos y constitucionales de los ahorros privados? Es evidente que en esos momentos no se tomaban en cuenta ciertos criterios con los que ahora contamos. Es la confesión de que esos dineros son de los actuales y futuros jubilados. Entonces seguimos sin comprender que los políticos de turno, sigan manejando los fondos como si fueran propios. Eso de invertir en cosas que a la vista son para perder, que vengan de Rentas Generales o sea de los impuestos. Todo lo que provenga de los fondos de la ANSeS, son extracciones ilegales.

Pensar que los jubilados podríamos atendernos de primera y en geriátricos y no pocilgas a las que tenemos que recurrir hoy. ¡Qué nos importa a nosotros los parámetros que se toman para aumentarnos, si son nuestros recursos, nuestros ahorros! Estamos más allá de los avatares de la recaudación fiscal, más allá de los aumentos y las oscilaciones comerciales. Por algo hemos ahorrado.

Martha Neffa

neffa.m@yahoo.com

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