miércoles, 29 de mayo de 2019

Un paro sin pena ni gloria

Clarín


29/05/2019 - 21:40




Un paro sin pena ni gloria

Ya pasó: la CGT sabía que tenía que hacerlo y el Gobierno sabía que no tenía cómo pararlo.



Los jefes de la CGT dieron una conferencia de prensa
durante el paro de este miércoles. Foto Emmanuel Fernández



Ricardo Roa
                                   Del editor al lector


Pocos paros tan raros y a la vez tan previsibles como éste. La CGT lo hizo con resignación, poco más, poco menos porque tenía que hacerlo. Y el Gobierno lo aceptó con la misma resignación, poco más, poco menos porque no tenía cómo frenarlo. Y porque tampoco ganaba con intentar frenarlo.

Hubo una novedad y hay que reconocerlo: la supervalla que instaló la ministra Bullrich en el Puente Pueyrredón. Había sido usada en el G20. Traída por los chinos como parte del enorme dispositivo para proteger a Xi Jinping terminó donada a la Argentina. La muralla china también se desplegó en el Congreso cuando Macri inauguró las sesiones ordinarias. El de ahora fue su debut sindical.

Y hubo unas cuantas cosas de cajón. La misma Bullrich diciendo que la gente está “harta de los paros” y otro ministro, Dujovne, poniéndole costo al paro. Los dirigentes de la CGT celebrando el altísimo acatamiento que es siempre altísimo cuando para el transporte y Moyano, que hace rato dejó la CGT, adelantándose a la CGT en los medios para facturar como propia la protesta.

¿Y qué hizo y dijo el ministro de Trabajo, que finalmente es la cara gremial del Gobierno? Sica hizo nada: ninguna gestión para evitar el paro. Hace unos días se reunió con la CGT y ni siquiera mencionó la huelga. Tal vez la explicación esté en lo que dice ahora: “El paro tiene más que ver con alguna posición política de dirigentes de cara al cierre de listas que con una manifestación genuina”.

Sica buscó martillar sobre la relación de Moyano y de jefes de la CGT con Cristina y su candidato delegado, Alberto Fernández. El paro y la amenaza de Moyano de más paros contra Macri le calza justo a la estrategia del Gobierno, que tiene su cálculo piantavotos y sabe cuánto lo ayuda Moyano a recoger votos.

No sólo Moyano: fue la sexta huelga nacional contra Macri, que ya tiene un promedio de una cada seis meses. Cinco de la CGT y una de la CTA. Por ahora menos que De la Rúa, que sufrió ocho: una cada 92 días. El récord siguen siendo los 13 paros generales contra Alfonsín. Ninguno a Cristina Kirchner en su primera presidencia. Sin comentarios.

Con este paro, nada cambia salvo la estadística. Hay una cultura que lleva a la CGT a resolver paros aunque no resuelvan nada. La crisis económica y social da motivos de sobra pero cuando le preguntaban a los dirigentes por qué paraban repetían generalidades y la cantinela de las obras sociales.

El reclamo es por la montaña de reintegros inmovilizados en el Fondo de Redistribución de las Obras Sociales. El Gobierno prometió empezar a pagarlos y transfirió $ 8.000 millones. Los pagos siguen demorados.

Hay más cosas detrás del paro. Son las movidas que giran alrededor de otras movidas: las del peronismo en modo electoral. La principal es Alberto Fernández en la fórmula con Cristina, que atrajo a un grupo de grandes gremios que estaban con Lavagna.

Daer, de Sanidad, es uno de los que tiene la llave para negociar con Alberto y ha empezado a usarla. La contracara de esa alegría es la desventura de los dirigentes que tienen la llave de Cristina, como Moyano o los jefes de Smata y Bancarios o de las CTA. Un grupo minoritario como el de Barrionuevo y Acuña permanecen con Lavagna y Massa y otro está con Cambiemos, aunque no se muestra.


Pero aunque nadie quiera mostrarse con ellos, lo cierto es que pocas cosas han sobrevivido intactas en el peronismo como la estructura sindical.

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