sábado, 19 de mayo de 2012

VOCES, RECLAMOS Y ESPERAS DE JUBILADOS 19/05/12






19/05/12 - 01:24

El 23 de julio de 2011 me publicaron una carta contando mi problema. Lamentablemente, hoy debo insistir contando lo mismo. Los docentes que nos jubilamos entre 2002 y 2005 no cobramos la llamada “retribución especial” por la cual aportamos durante todos los años trabajados, y que debían entregarnos al cesar en nuestras funciones. Equivale a seis sueldos brutos del cargo que teníamos en ese momento.
Luego de muchos reclamos los gremios lograron que se cumpliera, pero en diciembre y luego de llenar una planilla en el IPS, nos enviaron un importe que no sabemos bien a qué corresponde, podría ser un sueldo en algunos casos y más o menos en otros. Recibimos la promesa de que cuando terminaran de depositar esos importes a todos, nos llegaría el resto, probablemente después de enero.
Estamos en mayo, aún no recibimos nada más. Otra vez nos engañaron. Somos muchos los que nos encontramos en esta situación. En mi caso tengo 67 años, pero hay gente mucho mayor aún, que no puede esperar. No pedimos que nos regalen nada, sólo queremos que nos den lo que nos corresponde. ¿Las leyes no se hicieron para ser cumplidas?
Marta Funes
soymartafunes@hotmail.com


En marzo de 2008 logré que se presentara en la Comisión de Previsión y Seguridad Social de Diputados, el proyecto de ley 1985 -D- 2007, trámite parlamentario N° 043 (4-5-07), que incluye la exención del Impuesto a las Ganancias sobre las jubilaciones.
Hasta el momento continúa archivado sin haberse tratado, afectando notoriamente los haberes mensuales de 100.000 jubilados. Además, ninguno de los proyectos previsionales conocidos hacen mención alguna a este problema.
No encuentro explicación lógica a semejante demora para liberar a las jubilaciones del Impuesto a las Ganancias, salvo que nuestros representantes piensen que dejar de cobrar estas retenciones a los jubilados puede afectar el multimillonario presupuesto nacional.
Enrique Eckert
ejpeckert@yahoo.com.ar


En el momento más difícil recibí todo el apoyo, por eso es mi reconocimiento. Mi carta es, a pesar del dolor por la pérdida de mi esposo, para agradecer al Hospital Presidente Perón de Avellaneda y al PAMI.
A las áreas de Oncología y Traumatología, donde lo operaron de la cadera aliviando sus dolores. Agradezco al doctor Néstor de Michelis, que lo atendió en todo momento. A las oncólogas Adriana Belistri y Laura Garay, también a la doctora Carolina Castiñeira y al doctor Leandro Fernández, que estuvieron siempre acompañándolo en el momento más difícil de su vida.
Saladina Alvarez de Villaverde
salyal2001@yahoo.com.ar


La Superintendencia de Seguros de Salud afirma que se puede reclamar si una prepaga no aceptara a mayores de 65 años. Esa es una vergonzosa mentira. Basta con entrar al sitio Web de la misma, tildar “beneficiarios” y allí buscar la lista de “Obras Sociales Inscriptas”, para ver que hay un ítem llamado “Obras Sociales para jubilados y pensionados” que contienen a aquellas que se han inscripto en el “Registro de Agentes del Sistema Nacional de Seguros de Salud para la atención médica de Jubilados y Pensionados”.
La ley recientemente sancionada sobre prepagas fue extendida por la Presidenta a todos los agentes, incluyendo a las obras sociales, y en su artículo 11 prohíbe la “admisión adversa” por edad.
Sin embargo, ante mi reclamo ante la Superintendencia de Salud, porque mi obra social no quiso darme continuidad después de jubilado sino en carácter de prepaga, la Superintendencia me respondió que esa obra social no está inscripta en el Registro, por lo que tiene el derecho a negarme la continuidad. Es decir que con el sencillo procedimiento de no inscribirse en el Registro pueden burlar la ley, con la complicidad de la Superintendencia.
Pedro Bollo
fp.bollo@gmail.com


Sobre a las trampas ”cazagiles” mencionadas por varios lectores que viajaron por Entre Rios, les cuento que también en la ruta 11, viniendo de Mar del Plata y cerca de Villa Gesell, en una zona sin cruces ni entradas, hay un cartel que reza “máxima 60”. Yo venía paseando, a 70-80, y cuando lo vi solté el acelerador. Pero fue tarde. Así fue que me llegó una fotomulta de $ 453,67, que se va a llevar un tercio de mi abultada jubilación. ¿A quién quejarse?
José Vicentini
josevicentini@hotmail.com

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